Una investigación periodística ha revelado los detalles de 36 vuelos que el diputado nacional José Luis Espert realizó entre 2019 y 2021 utilizando los servicios de la empresa de taxis aéreos de Federico "Fred" Machado.
El empresario se encuentra actualmente detenido en Estados Unidos, enfrentando graves acusaciones por narcotráfico, lavado de dinero y fraude. Aunque Espert sostiene que solo fue un cliente que pagó por un servicio, los registros de vuelo, que confirman que compartió al menos cinco de esos viajes con el propio Machado, han desatado una fuerte controversia política y plantean serios interrogantes sobre su criterio y sus vínculos.
Una Conexión Aérea Bajo Sospecha
Entre los años 2019 y 2021, en el marco de sus campañas presidenciales y legislativas, el entonces candidato y ahora diputado nacional, José Luis Espert, utilizó recurrentemente los servicios de una empresa de aviación privada para sus traslados. Una investigación ha puesto la lupa sobre esos viajes, revelando que un total de 36 vuelos fueron realizados en aeronaves pertenecientes a la flota de South Aviation, cuyo propietario era Federico “Fred” Machado. Hoy, Machado no es un empresario más: se encuentra detenido en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos, acusado de liderar una megaorganización criminal transnacional.
Las acusaciones que pesan sobre Machado en la justicia estadounidense son de extrema gravedad e incluyen narcotráfico, lavado de activos, contrabando de oro y diamantes, y fraude monetario. Según las autoridades norteamericanas, Machado utilizaba su empresa de aviación como fachada para mover drogas, dinero y otros bienes ilícitos entre Argentina y Estados Unidos.
Los Vuelos Compartidos y la Defensa de Espert
Si bien la cifra total de vuelos asciende a 36, el foco de la controversia se ha centrado en los documentos y manifiestos de vuelo que prueban que Espert compartió cabina con el propio Federico Machado en al menos cinco de esas ocasiones. Estos viajes, realizados a destinos como Viedma, La Pampa y Mendoza, sugieren una cercanía que excede la de un simple cliente con el dueño de una compañía.
Frente a las revelaciones, la defensa de José Luis Espert ha sido tajante. El diputado afirma que su espacio político contrató "de buena fe" un servicio de taxi aéreo a una empresa que operaba legalmente en el país y que pagó por cada uno de los vuelos. "Yo contraté a una empresa de taxi aéreo, pagué con cheques de mi cuenta y presenté las facturas. No soy amigo de Machado, no tengo nada que ver con él", ha declarado públicamente. Espert sostiene que no tenía la obligación de investigar los antecedentes del dueño de la compañía y enmarca la denuncia en una "operación política" para dañar su imagen.
Implicancias Políticas y Preguntas Sin Respuesta
Más allá de las explicaciones del legislador, el caso ha generado un profundo impacto político. Desde diversos sectores se cuestiona la falta de diligencia y el criterio del equipo de Espert al contratar de manera sistemática a una empresa cuyo titular terminó siendo un presunto líder narco. La repetición de los vuelos y, en especial, los viajes compartidos con Machado, alimentan las sospechas sobre la naturaleza del vínculo.
El escándalo no solo afecta la figura de Espert, quien ha construido su carrera política sobre un discurso de transparencia y lucha contra "las mafias", sino que también arroja sombras sobre el financiamiento de las campañas políticas en Argentina. Mientras la justicia investiga los alcances de la organización de Machado, la opinión pública se pregunta cómo un candidato que aspiraba a la presidencia pudo tener un vínculo tan frecuente con un personaje de semejante calibre, un interrogante que, por ahora, los descargos del diputado no logran disipar por completo.