El Gobierno de la Ciudad celebra la recuperación de más de 500 inmuebles tomados mediante una nueva estrategia administrativa. Hoteles en Constitución y edificios en Belgrano vuelven a sus dueños tras años de usurpación y violencia
Lectura exprés
- ¿Qué sucedió?
La Ciudad de Buenos Aires logró recuperar 512 propiedades que estaban usurpadas ilegalmente. - ¿Quiénes son los protagonistas?
El Gobierno porteño (Ministerio de Seguridad), propietarios afectados y grupos de "okupas" desalojados. - ¿Cuándo ocurrió?
El balance se presentó a finales de noviembre de 2025, tras meses de operativos continuos. - ¿Dónde fue?
Puntos críticos como el barrio de Constitución, Belgrano (el "Elefante Blanco") y Parque Patricios. - ¿Cómo se produjo?
Utilizando herramientas administrativas (clausuras por riesgo edilicio) para acelerar tiempos, evitando la lenta vía civil. - ¿Por qué es importante?
Marca un cambio de paradigma: se tratan las tomas no solo como crisis habitacional, sino como delitos vinculados a mafias y narcomenudeo. - ¿Qué consecuencias hay?
Devolución de inmuebles a dueños legítimos y desarticulación de "búnkers" de droga y prostitución.
"Operación Okupas": Golpe al negocio de la usurpación en la Ciudad
Después de décadas de un sistema de ocupación que parecía intocable en la Ciudad de Buenos Aires, el Gobierno porteño ha presentado un balance contundente: 512 propiedades han sido devueltas a sus legítimos dueños. Bajo la premisa de "el fin de un negocio", las autoridades han desplegado una estrategia que combina la acción policial con herramientas administrativas para desarticular lo que denuncian como verdaderas mafias organizadas.
El informe, revelado por el programa GPS, expone una realidad cruda: muchos de estos inmuebles no eran simples refugios para personas en situación de calle, sino centros operativos para el delito. "Una cosa es la vulnerabilidad social y otra muy distinta son las mafias que 'tumberizan' casas para vender droga", explicaron fuentes oficiales durante las recorridas por los edificios recuperados.
La estrategia: Clausurar el riesgo para frenar el delito
Históricamente, los propietarios de inmuebles usurpados quedaban atrapados en laberintos judiciales civiles que podían demorar más de 10 años. Los usurpadores presentaban contratos de alquiler falsos, alegando "buena fe", lo que paralizaba los desalojos. Ante esto, la Ciudad cambió el enfoque: utilizar el riesgo edilicio y la falta de habilitación como causal de desalojo inmediato.
Los inspectores documentan daños estructurales graves —paredes demolidas, conexiones eléctricas precarias, riesgo de derrumbe— que convierten a estos lugares en trampas mortales. "Al advertir el peligro inminente de colapso, se procede a la clausura administrativa para proteger la vida, lo que obliga al desalojo", detallan desde la Fiscalía. Esta vía ha demostrado ser mucho más ágil y efectiva que la tradicional.
Constitución: El infierno del "Hotel Sol y Luna"
Uno de los casos más emblemáticos es el del Hotel Sol y Luna, ubicado en la calle Brasil, en pleno corazón de Constitución. Tomado durante cinco años, el lugar se había convertido en un foco de violencia extrema, narcotráfico y explotación sexual. "A partir de las 6 de la tarde esto era un descontrol: tiros, puñaladas y venta de drogas", relatan los vecinos.
Germán, el propietario del hotel, pudo ingresar por primera vez tras el desalojo y se encontró con un escenario devastador: "Está detonado. De ser un hotel operativo pasó a ser una ruina. Rompieron todo". Dentro de las 26 habitaciones, los ocupantes habían demolido paredes para unificar espacios, e incluso habían instalado cocinas precarias dentro de los baños, generando un riesgo sanitario y estructural crítico.
Belgrano y el "Elefante Blanco"
La operación no se limita al sur de la ciudad. En el barrio de Belgrano, sobre la calle Olazábal, se logró recuperar un edificio conocido como el "Elefante Blanco". Esta estructura de 14 pisos, abandonada y en construcción desde hace 50 años, estaba ocupada por más de 40 adultos y 10 menores.
Aunque algunos ocupantes alegaban llevar décadas viviendo allí y haber pagado alquileres a supuestos gestores, la precariedad era absoluta. Al igual que en Constitución, el desalojo reveló condiciones de vida infrahumanas, pero necesarias de erradicar para evitar una tragedia mayor y devolver la tranquilidad a los vecinos de la zona.
La "amiga" candidata: La estafa de la confianza
El informe también destacó casos particulares que ilustran la impunidad con la que operan ciertos usurpadores. En Parque Patricios, una propietaria relató entre lágrimas cómo su departamento a estrenar fue destruido por una supuesta amiga, excandidata a diputada, a quien se lo había prestado de buena fe.
- El daño: Muebles rotos, suciedad extrema y botellas de alcohol por doquier.
- La excusa: La ocupante vivió gratis durante un año y, al irse, dejó la propiedad en ruinas.
- La lección: "Me enseñaron que la palabra vale, pero aquí solo hubo maldad", lamentó la dueña.
Con 512 propiedades recuperadas y tapiadas para evitar reingresos, el mensaje de la gestión es claro: se acabó la tolerancia con la usurpación sistematizada. Mientras la crisis habitacional sigue siendo un desafío pendiente que requiere soluciones de fondo, la recuperación del espacio público y la propiedad privada avanza como política de estado para frenar la degradación de los barrios porteños.
