►Giro macabro en Caballito: pericias acorralan a la policía que mató a su ex pareja

La Justicia desestimó la legítima defensa tras hallar pruebas de una escena del crimen montada. Chats reveladores y pericias forenses complican a la agente federal acusada de asesinar al padre de sus hijas.

Lectura exprés

  • ¿Qué sucedió? Una oficial de la Policía Federal mató a su ex pareja y simuló una legítima defensa que fue desmentida por la investigación.
  • ¿Quiénes son los protagonistas? La acusada es Cintia Cecilia Maidana (policía) y la víctima es Rodolfo Benítez (su ex marido).
  • ¿Cuándo ocurrió? El hecho tuvo lugar la madrugada del 12 de noviembre.
  • ¿Dónde fue? En un departamento de la calle Cachimayo al 1200, barrio de Caballito.
  • ¿Cómo se produjo? La mujer disparó tres veces contra la víctima y luego alteró la escena plantando un arma y borrando pruebas.
  • ¿Por qué es importante? El caso dio un giro de 180 grados: de investigarse como violencia de género contra ella, pasó a ser un homicidio agravado premeditado.
  • ¿Qué consecuencias hay? Maidana enfrenta una imputación por homicidio agravado por el vínculo y uso de arma, con pena de prisión perpetua.

De víctima a victimaria: la caída de la coartada perfecta

Lo que comenzó como un aparente caso de legítima defensa en un contexto de violencia de género ha dado un vuelco dramático en las últimas horas. La fiscalía a cargo de la doctora Mónica Cuñarro ha reunido evidencia contundente que señala a Cintia Cecilia Maidana, agente de la Policía Federal Argentina, no como una mujer que se defendió de un ataque, sino como la autora de un crimen planificado y una posterior puesta en escena para encubrirlo.

El hecho, ocurrido el pasado 12 de noviembre en un departamento del barrio porteño de Caballito, terminó con la vida de Rodolfo Benítez, ex pareja de Maidana y padre de sus dos hijas. La versión inicial de la oficial indicaba que Benítez había violado una restricción perimetral vigente, ingresando violentamente al domicilio, lo que la obligó a disparar. Sin embargo, las pericias criminalísticas y tecnológicas han desmoronado este relato punto por punto.

La "previa" del crimen: los chats incriminatorios

Una de las pruebas más sólidas que impulsó el cambio de carátula son los registros de WhatsApp recuperados, a pesar de que la acusada intentó destruir su teléfono. La investigación reveló una conversación clave mantenida con una niñera, agendada como "Sofi", apenas una hora antes del asesinato.

A las 02:15 de la madrugada, Maidana contactó a la mujer para pedirle un favor desesperado: que mintiera si la llamaban. En los mensajes, la oficial instruía a la niñera para que dijera que ella debía haber ido a cuidar a las niñas esa noche pero no pudo asistir. El objetivo de esta maniobra era justificar por qué estaba sola y "vulnerable" ante la supuesta irrupción de Benítez.

"Necesito que digas que hoy las ibas a cuidar pero no pudiste ir... tengo un quilombo con Rodolfo", escribió Maidana. Este intento de fabricar testigos antes de que se produjera el hecho demuestra, para la fiscalía, una clara premeditación y actos preparatorios para montar una coartada de violencia de género.

Forensica del engaño: un cuerpo movido y un cuchillo plantado

El análisis de la escena del crimen, ubicado en la calle Cachimayo, fue determinante. Los peritos de la Policía Federal y de la Justicia encontraron inconsistencias físicas imposibles de ignorar:

  • El cuchillo "fantasma": Se halló un cuchillo en la cintura de la víctima, supuestamente el arma con la que amenazó a Maidana. Sin embargo, los análisis de huellas dactilares revelaron que Benítez nunca lo tocó. No había rastros suyos en el mango ni en la hoja.
  • Manipulación del cadáver: Las manchas de sangre (patrones hemáticos) indicaron que el cuerpo fue rotado post mortem. Se detectaron marcas de arrastre y un patrón de goteo que sugiere que el cuerpo fue movido deliberadamente para "plantarle" el arma blanca en la espalda baja.
  • Disparos de ejecución: Benítez recibió tres impactos de bala: uno en el pecho, uno en el abdomen y un tercero, descrito como un "tiro de remate", cuando ya se encontraba inerte en el suelo.

Tecnología desconectada y pedidos de auxilio tardíos

La conducta de Maidana tras los disparos refuerza la hipótesis del encubrimiento. La investigación constató que la cámara de seguridad interna del departamento había sido desconectada y su tarjeta de memoria extraída manualmente, eliminando cualquier registro visual del momento del ataque.

Además, el pedido de auxilio oficial a sus superiores de la Policía Federal se realizó recién dos horas después del crimen, utilizando el celular de su hija de 8 años. Envió las palabras "Auxilio" y "Ayuda" a las 5 de la mañana, cuando Benítez ya llevaba tiempo fallecido. Este lapso de tiempo, según los investigadores, fue utilizado para limpiar la escena y acomodar el cuerpo.

La realidad de la perimetral

Si bien existía una orden de restricción perimetral vigente, los testimonios y pruebas acreditaron que era una medida formal que no se cumplía en la práctica, con el consentimiento de ambas partes. Benítez tenía llaves del departamento, entraba y salía con libertad y se encargaba del cuidado de sus hijas de 4 y 6 años regularmente.

Los vecinos del edificio declararon no haber escuchado gritos ni discusiones previas a los disparos, contradiciendo la versión de una irrupción violenta y una pelea a los gritos. Lo único que rompió el silencio de la noche fueron las detonaciones.

Situación procesal: Homicidio agravado

Con este cúmulo de pruebas, la fiscal Mónica Cuñarro ha solicitado una nueva indagatoria. La carátula ha mutado de un posible exceso en la legítima defensa a homicidio doblemente agravado: por el vínculo (eran ex pareja) y por el uso de arma de fuego. De ser hallada culpable bajo esta calificación, Cintia Maidana enfrenta la pena máxima del código penal argentino: prisión perpetua.

El caso se perfila como emblemático, no solo por involucrar a una funcionaria de las fuerzas de seguridad, sino por el uso cínico de los mecanismos de protección contra la violencia de género para encubrir un asesinato a sangre fría.

 

informe desarrollado desde Fuente/Canal: A24com  
►Giro macabro en Caballito: pericias acorralan a la policía que mató a su ex pareja

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Lectura exprés

  • ¿Qué sucedió? Una oficial de la Policía Federal mató a su ex pareja y simuló una legítima defensa que fue desmentida por la investigación.
  • ¿Quiénes son los protagonistas? La acusada es Cintia Cecilia Maidana (policía) y la víctima es Rodolfo Benítez (su ex marido).
  • ¿Cuándo ocurrió? El hecho tuvo lugar la madrugada del 12 de noviembre.
  • ¿Dónde fue? En un departamento de la calle Cachimayo al 1200, barrio de Caballito.
  • ¿Cómo se produjo? La mujer disparó tres veces contra la víctima y luego alteró la escena plantando un arma y borrando pruebas.
  • ¿Por qué es importante? El caso dio un giro de 180 grados: de investigarse como violencia de género contra ella, pasó a ser un homicidio agravado premeditado.
  • ¿Qué consecuencias hay? Maidana enfrenta una imputación por homicidio agravado por el vínculo y uso de arma, con pena de prisión perpetua.

De víctima a victimaria: la caída de la coartada perfecta

Lo que comenzó como un aparente caso de legítima defensa en un contexto de violencia de género ha dado un vuelco dramático en las últimas horas. La fiscalía a cargo de la doctora Mónica Cuñarro ha reunido evidencia contundente que señala a Cintia Cecilia Maidana, agente de la Policía Federal Argentina, no como una mujer que se defendió de un ataque, sino como la autora de un crimen planificado y una posterior puesta en escena para encubrirlo.

El hecho, ocurrido el pasado 12 de noviembre en un departamento del barrio porteño de Caballito, terminó con la vida de Rodolfo Benítez, ex pareja de Maidana y padre de sus dos hijas. La versión inicial de la oficial indicaba que Benítez había violado una restricción perimetral vigente, ingresando violentamente al domicilio, lo que la obligó a disparar. Sin embargo, las pericias criminalísticas y tecnológicas han desmoronado este relato punto por punto.

La "previa" del crimen: los chats incriminatorios

Una de las pruebas más sólidas que impulsó el cambio de carátula son los registros de WhatsApp recuperados, a pesar de que la acusada intentó destruir su teléfono. La investigación reveló una conversación clave mantenida con una niñera, agendada como "Sofi", apenas una hora antes del asesinato.

A las 02:15 de la madrugada, Maidana contactó a la mujer para pedirle un favor desesperado: que mintiera si la llamaban. En los mensajes, la oficial instruía a la niñera para que dijera que ella debía haber ido a cuidar a las niñas esa noche pero no pudo asistir. El objetivo de esta maniobra era justificar por qué estaba sola y "vulnerable" ante la supuesta irrupción de Benítez.

"Necesito que digas que hoy las ibas a cuidar pero no pudiste ir... tengo un quilombo con Rodolfo", escribió Maidana. Este intento de fabricar testigos antes de que se produjera el hecho demuestra, para la fiscalía, una clara premeditación y actos preparatorios para montar una coartada de violencia de género.

Forensica del engaño: un cuerpo movido y un cuchillo plantado

El análisis de la escena del crimen, ubicado en la calle Cachimayo, fue determinante. Los peritos de la Policía Federal y de la Justicia encontraron inconsistencias físicas imposibles de ignorar:

  • El cuchillo "fantasma": Se halló un cuchillo en la cintura de la víctima, supuestamente el arma con la que amenazó a Maidana. Sin embargo, los análisis de huellas dactilares revelaron que Benítez nunca lo tocó. No había rastros suyos en el mango ni en la hoja.
  • Manipulación del cadáver: Las manchas de sangre (patrones hemáticos) indicaron que el cuerpo fue rotado post mortem. Se detectaron marcas de arrastre y un patrón de goteo que sugiere que el cuerpo fue movido deliberadamente para "plantarle" el arma blanca en la espalda baja.
  • Disparos de ejecución: Benítez recibió tres impactos de bala: uno en el pecho, uno en el abdomen y un tercero, descrito como un "tiro de remate", cuando ya se encontraba inerte en el suelo.

Tecnología desconectada y pedidos de auxilio tardíos

La conducta de Maidana tras los disparos refuerza la hipótesis del encubrimiento. La investigación constató que la cámara de seguridad interna del departamento había sido desconectada y su tarjeta de memoria extraída manualmente, eliminando cualquier registro visual del momento del ataque.

Además, el pedido de auxilio oficial a sus superiores de la Policía Federal se realizó recién dos horas después del crimen, utilizando el celular de su hija de 8 años. Envió las palabras "Auxilio" y "Ayuda" a las 5 de la mañana, cuando Benítez ya llevaba tiempo fallecido. Este lapso de tiempo, según los investigadores, fue utilizado para limpiar la escena y acomodar el cuerpo.

La realidad de la perimetral

Si bien existía una orden de restricción perimetral vigente, los testimonios y pruebas acreditaron que era una medida formal que no se cumplía en la práctica, con el consentimiento de ambas partes. Benítez tenía llaves del departamento, entraba y salía con libertad y se encargaba del cuidado de sus hijas de 4 y 6 años regularmente.

Los vecinos del edificio declararon no haber escuchado gritos ni discusiones previas a los disparos, contradiciendo la versión de una irrupción violenta y una pelea a los gritos. Lo único que rompió el silencio de la noche fueron las detonaciones.

Situación procesal: Homicidio agravado

Con este cúmulo de pruebas, la fiscal Mónica Cuñarro ha solicitado una nueva indagatoria. La carátula ha mutado de un posible exceso en la legítima defensa a homicidio doblemente agravado: por el vínculo (eran ex pareja) y por el uso de arma de fuego. De ser hallada culpable bajo esta calificación, Cintia Maidana enfrenta la pena máxima del código penal argentino: prisión perpetua.

El caso se perfila como emblemático, no solo por involucrar a una funcionaria de las fuerzas de seguridad, sino por el uso cínico de los mecanismos de protección contra la violencia de género para encubrir un asesinato a sangre fría.

 

informe desarrollado desde Fuente/Canal: A24com