Por qué los países árabes decidieron hace 50 años usar el "arma del petróleo" y cómo construyeron así sus inmensas fortunas

Ahora que el largo conflicto entre israelíes y palestinos se ha reactivado tras los ataques perpetrados por Hamás el pasado 7 de octubre y el mundo teme un posible contagio al resto de Oriente Medio, se cumplen cincuenta años de la llamada Crisis del petróleo.

Se cumplen cincuenta años de la llamada Crisis del petróleo, una convulsión energética que sentó las bases de la prosperidad de las monarquías petroleras de la región y amenazó con llevar a colapso a Estados Unidos.

Una de las muchas guerras que han enfrentado a Israel con sus vecinos árabes desde la fundación del Estado judío en 1948 fue el desencadenante.

Después de que Estados Unidos decidiera apoyar con armamento a Israel en la guerra del Yom Kipur, que enfrentó a Israel con Egipto y Siria, los países árabes exportadores de petróleo, liderados por Arabia Saudita, decidieron imponer un embargo petrolero sobre Washington y sus aliados que disparó los precios del crudo y estremeció las economías estadounidense y mundial.

¿Cómo se llegó a ese punto?

Aunque Sadat no logró los objetivos que se había planteado al atacar a Israel, mostró a sus dirigentes que podía representar una verdadera amenaza militar, lo que incentivó un proceso de negociaciones patrocinado por Washington que cristalizó en los históricos acuerdos de Camp David de 1978, por los que Israel devolvió a Egipto la Península del Sinaí.

Bannerman cree que "los Acuerdos de Camp David nunca hubieran sido posibles sin el cambio en la política de Estados Unidos” que forzó la experiencia del embargo.

A cambio de la devolución del Sinaí, Egipto se convirtió en el primer país árabe en reconocer al Estado judio, una decisión que convirtió a Sadat en una figura impopular en gran parte del mundo árabe pero por la que empezó a ser visto como un gran pacifista en Occidente y que favoreció su plan de acercamiento a Washington en detrimento de la URSS.

Nixon dimitió escasos cinco meses después de levantarse el embargo, en medio del escándalo del Watergate, convirtiéndose en el único presidente de Estados Unidos en la historia en renunciar al cargo.

Y el rey Fáisal fue asesinado por un sobrino suyo que le disparó en una recepción real en Riad. El magnicida había vivido durante algún tiempo en Estados Unidos, lo que alimentó sospechas nunca confirmadas de una posible implicación de la CIA.

Qué consecuencias tuvo la Crisis del petróleo a largo plazo

La era del petróleo barato se terminó para siempre y su precio se convirtió desde entonces en uno de los más fiables indicadores de la estabilidad en Oriente Medio.

Cada vez que la región sufría convulsiones, como la Revolución iraní de 1979 o la Guerra del Golfo de 1991, el crudo se disparaba y la economía mundial se resentía..

Tras el embargo, la OPEP, que hasta entonces había jugado un modesto papel en el mercado energético mundial, sumó nuevos miembros y comenzó a actuar como un agresivo y poderoso cartel cuyas reuniones, en las que se fijan los volúmenes de producción petrolera de sus miembros, eran seguidas con la máxima atención en los países occidentales.

Y muchos países en vías de desarrollo, entre ellos algunos latinoamericanos, decidieron apostar por las exportaciones petroleras y sus ingresos como el medio para suplir su retraso histórico.

En Estados Unidos, donde la industria automovilística se había acostumbrado a producir carros pesados y con un alto consumo de combustible, el público empezó a reclamar modelos más eficientes, una tendencia que se extendió a Europa y otros lugares del mundo. El planeta se llenó de autos más pequeños y económicos.

La constatación de los peligros de la excesiva dependencia en los países árabes también incentivó la inversión e investigación en la búsqueda de fuentes de energía alternativas al petróleo.

El desarrollo de la tecnología de fractura hidráulica ha permitido a Estados Unidos reducir sostenidamente sus importaciones de crudo desde 2005. En 2020, ya importaba menos petróleo del que exportaba.

Pero quizá la región del mundo que se transformó más profundamente fue Medio Oriente.

Especialmente el Golfo Pérsico, donde el encarecimiento del petróleo y las nacionalizaciones llevadas a cabo en la década de 1960 y 1970 convirtió a las monarquías petroleras de la zona (Kuwait, Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos) en receptoras de ingentes ingresos en divisas con las que engrosaron su vasta riqueza actual y cimentaron la prosperidad de la que disfrutan hoy.

Desde entonces Estados Unidos mantuvo una política cordial hacia Arabia Saudita que, hasta muy recientemente, actuó como freno en la OPEP a los planes de recortes de producción que hubieran encarecido el crudo.

La amistad Washington-Riad tambien es hija del embargo del 73. “Todos los presidentes estadounidenses han cortejado a los sauditas, principalmente para asegurar el flujo continuado de petróleo”, afirma Riedel.

Riad afianzó un rol de gran potencia islámica que hasta entonces no había tenido y con el tiempo se erigió en el gran rival del Irán de los ayatolás.

Con el dinero del petróleo mejoró las condiciones de vida de su población, desarrolló sus infraestructuras, fortaleció su ejército y promovió en otros países el wahabismo, la visión conservadora del islam que predomina en Arabia Saudita.

Cincuenta años después, aunque el cambio climático empuja al mundo a abandonar su adicción al petróleo, no se atisba el final de la bonanza para quienes lo producen, cuyas bases se sentaron en la década de 1970, y acontecimientos como la guerra de Ucrania han reafirmado su vigencia empujando de nuevo al alza los precios del crudo.

Hoy, la petrolera saudí Aramco es la segunda compañía más valiosa del mundo solo por detrás de Apple y este año anunció un beneficio récord de US$161.000 millones.

 

Fuente: bbc.com