La suba de precios mostró una desaceleración frente a los meses previos; la mayor alza fue para las tarifas; los alimentos subieron 3,5% y fueron el rubro que menos aumentó; baja del valor de la carne por la sequía; “es un buen paso, pero tenemos que seguir haciendo esfuerzos”, dijo Massa.
Mientras el Gobierno acumula acuerdos de precios con diferentes sectores, en medio de una calma relativa de los dólares “libres” y con una ralentización de los valores de los alimentos, la inflación se desaceleró -aun a niveles muy altos en la comparación con países con una macroeconomía estable- frente a los picos de este año y marcó un 4,9% en noviembre. La del anteúltimo mes del año fue la variación mensual más baja desde febrero pasado, según el Indec.
Con ese avance, la suba de los precios acumula 85,3% en lo que va del año y en doce meses alcanza un 92,4% de aumento. La inflación núcleo, que no toma en cuenta regulados ni estacionales, fue de 4,8%, mientras que el capítulo de Alimentos y bebidas -el que más peso tiene en el IPC y el más sensible para el bolsillo de los más pobres- tuvo un incremento de 3,5%. Fue el rubro con menores alzas por caídas de precios de algunas verduras y varios cortes de carne.
El IPC de diciembre, que se conocerá en enero, ratificará que el tercer año de gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner terminará con la inflación más alta en más de 30 años, duplicando la del último año de Mauricio Macri.
“Consolida el sendero a la baja, es un buen paso, pero todavía tenemos que seguir haciendo esfuerzos para bajarla más”, dijo el ministro de Economía, Sergio Massa, a LA NACION una vez conocido el número.
La mayor suba del mes de noviembre fue para el rubro Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (8,7%), por el impacto de la segmentación de tarifas en todo el país, y por el aumento del agua en el Gran Buenos Aires. Le siguieron luego Comunicación (6,4%) –capítulo sobre el que incidió principalmente la suba de los servicios de telefonía e internet– y Bebidas alcohólicas y tabaco (6,3%), cuyo mayor impacto se dio por el aumento de los cigarrillos.
El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que congrega el Banco Central (BCRA) había estimado que la mediana de las estimaciones ubicó en 6,1% mensual para noviembre. Se trató del mismo valor que el promedio de las proyecciones de los mejores pronosticadores. Para fin de año, los especialistas privados prevén un alza de precios de 99,7%.
Durante esta semana, el ministro de Economía fue cerrando acuerdos de senderos de precios con la mira en marzo con empresas alimenticias y supermercados, fabricantes de celulares, insumos difundidos y el calzado. En los últimos días, la Secretaría de Comercio comenzó además negociaciones con los laboratorios, que se cierra hoy. La idea del tigrense es que no haya aumentos promedio superiores al 4% mensual hasta marzo próximo. A cambio, ofrece a las empresas acceso a divisas para poder acceder a insumos importados y un seguro de cambio frente a una posible devaluación.
“El desafío de bajar la inflación tiene como responsabilidad primaria que nosotros tengamos la capacidad de ordenar las metas fiscales, la política monetaria, que tengamos un régimen de acumulación de reservas serio y sólido, y que podamos darles esos instrumentos de planificación económica para cada una de las compañías”, había dicho Massa a los empresarios de insumos difundidos. Economía viene de lograr un acuerdo a nivel técnico con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por las metas del tercer trimestre, lo que aseguró un desembolso de dólares a fin de año.
“Es importante haber podido establecer un acuerdo o un sendero de precios que ya establecimos en combustibles y avanzar ahora en aluminio y cartón o en lo que representan el cloro y el vidrio para los envases, el plástico o los químicos. Nos da la posibilidad de que todas las empresas que participan en los procesos productivos en la Argentina tengan previsibilidad”, agregó el martes. Ayer, además, cerró un convenio con los fabricantes de calzado.
Para Massa, la desaceleración, aun en estos altos niveles de inflación, es una pequeña victoria política. El ministro había señalado que esperaba que el IPC del mes pasado arrancara con cinco y prometió que en abril de 2023 la suba de precios arrancará con un tres. Será una prueba de fuego sin anclas nominales claras (suben tarifas, el dólar y los salarios), más allá del acuerdo con el FMI. El contexto de renovación de la deuda en pesos y de las reservas es además complejo.
Mientras tanto, el Gobierno ayer adelantó que habrá dos bonos para reforzar los ingresos de cara a fin de año luego de doce meses récord de subas de precios y licuación salarial. Los salarios privados en blanco caen en lo que va del año 1,3%, mientras que derrapan 1,5% en doce meses. Pero “los de abajo” son los que están peor. Para los trabajadores informales, la licuación inflacionaria es más profunda. Según la consultora privada Idesa, en lo que va de 2022, sus sueldos retroceden 9,8%, mientras que en el último año caen 4,4%. En los cincuenta y siete meses que transcurrieron entre enero de 2018 y septiembre de 2022, según el Iaraf, los trabajadores privados formales perdieron el equivalente a 7,7 sueldos; los públicos, 9,6 salarios y los informales, 12,5 sueldos. Estos últimos perdieron un año completo.
El desafío además es electoral para Massa. Lo mencionó frente a los empresarios del llamado círculo rojo. Para que el Frente de Todos sea competitivo en 2023, la inflación debe bajar. Eso habilitaría además a Massa a ser el candidato ungido por la vicepresidenta Cristina Kirchner, pese a que el tigrense se baja permanentemente de la pelea. El presupuesto 2023 elaborado por el equipo del ministro proyectó un alza de precios de 60% para este año; los privados, casi 100%.
La opinión de los especialistas
“Tal como se descontaba, el dato de inflación reflejó una desaceleración en noviembre, alcanzando el registro más bajo desde febrero y una baja de casi 2 puntos respecto al promedio de los últimos 4 meses”, dijo la economista de LCG Melisa Sala. “La canasta de alimentos subió 3,5% mensual en noviembre. El relevamiento de precios de los alimentos de LCG también había mostrado una desaceleración importante, cerrando apenas por encima del 3% mensual”, agregó.
“En su primer mes de vigencia, el programa de Precios Justos podrá haber tenido incidencia en la desaceleración, pero hay que tener presente también que su implementación coincidió con una caída del precio de la carne, un 30% del índice de alimentos, a partir de la creciente liquidación de cabezas a causa de la sequía. Es de esperar que este efecto se revierta en los próximos meses, pasando de un exceso de oferta a un exceso de demanda con incidencia directa en precios”, dijo.
“Para diciembre esperamos una nueva aceleración explicada por cuestiones estacionales. Pero será necesario un registro del 8% mensual para alcanzar una inflación anual de tres dígitos, algo que no vemos como probable. Creemos que 2023 terminará cerrando en torno a 97% anual, pero será solo una cuestión marginal”, cerró la experta.
“Fue un dato bueno. Se sospechaba que podría estar abajo de 6%, pero no que iba a empezar con cuatro. Es una sorpresa favorable en términos de desaceleración y baja de la inflación, porque, además, se dio con un IPC core (inflación núcleo) que perforó el 5%”, afirmó a este medio Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra.
“En cuestiones puntuales, la carne viene ayudando; viene bastante planchada. En GBA, por caso, creció menos de un 1% y estoy hablando de todo el rubro, carnes y derivados. Fue importante en la baja de alimentos”, agregó el experto.
“La inflación en la Argentina bajó al 4,9% en noviembre desde el 6,3% de octubre. Para cumplir con la meta del 95% interanual del presupuesto, en diciembre la inflación mensual debería ser de 5,3%”, afirmó Nadin Argañaraz, del Iaraf.
Aclaración del Indec
“En el mes a mes siempre se observan discrepancias en la medición de la inflación porque existen diferencias en los relevamientos, dependiendo del momento en que se relevan los precios o de la periodicidad en que se toman esas muestras (en el caso de los servicios, por ejemplo, hay que analizar si se toman los precios desde el momento que entran en vigencia o desde la emisión de una factura)”, contestó el Indec ante las consultas por el dato de inflación.
“Por esa razón es recomendable tomar en cuenta series más largas para observar cómo se compensan esas diferencias mes a mes, tal como se puede ver en estos dos gráficos de IPC-GBA versus mediciones de consultoras; y nivel general del IPC Nacional versus rangos máximos y mínimos del REM. Por ejemplo: cuando se analiza la inflación acumulada no se observan diferencias significativas entre el Indec y las consultoras (la más alta está en el orden del 88% y la más baja en 83%, contra un 85,3% de IPC GBA)”, aclaró el organismo que conduce Marco Lavagna.