Una serie de cortes de luz 'sugestivos' marcó el caótico cierre de listas de Fuerza Patria en Buenos Aires, concediendo una prórroga de 38 horas para un acuerdo que, mediado por Sergio Massa y observado por Cristina Kirchner, dejó a Axel Kicillof desafiando liderazgos y a intendentes desanimados, exponiendo las profundas heridas que anticipan futuras batallas electorales
El cierre de listas del peronismo en la provincia de Buenos Aires se ha convertido en un capítulo emblemático de la política argentina, revelando las profundas grietas y las tácticas más audaces del oficialismo. Lo que en un principio fue una jornada límite, culminó en una extensión de 38 horas para la presentación de candidaturas de Fuerza Patria, el sello electoral del Partido Justicialista, bajo el controvertido argumento de dos "cortes de luz" altamente "sugestivos" que afectaron la sede del Partido en La Plata. Esta prórroga forzada, que desató la furia del presidente Javier Milei y de la oposición, es calificada por críticos como una "trampa inaceptable" o una "picardía" que desnudó la desesperación por lograr acuerdos internos.
La Batalla por el Control Interno: Cristina, Kicillof y Massa
Detrás de esta maniobra se gestó una cruenta batalla por el poder interno, que dejó a las claras quiénes son los verdaderos ganadores y perdedores de esta pulseada, y que no es más que un preámbulo de las futuras disputas por las listas nacionales que cerrarán el 17 de agosto. Los tres grandes protagonistas de esta saga política fueron la vicepresidenta de la Nación (M.C.) Cristina Fernández de Kirchner, quien, desde las sombras, intentó ejercer su rol de articuladora y contener la fragmentación; el gobernador Axel Kicillof, quien con audacia demostró su capacidad para desafiar el liderazgo centralizado y hacer valer su peso territorial; y el ministro de Economía, Sergio Massa, quien ofició de mediador clave para evitar una ruptura catastrófica en el último minuto.

Inicialmente, las versiones sobre la distribución de cargos para las listas de diputados provinciales indicaban un equilibrio forzado: 11 lugares para Kicillof y el universo de intendentes afines, 11 para el sector de La Cámpora, y 7 para el massismo. Sin embargo, el resultado final, fruto de intensas negociaciones que se extendieron más allá de los plazos reglamentarios, mostró una inclinación marcada: el cristinismo puro se quedó con 15 cargos, el axelismo con 9, y el massismo con apenas 5. Este desequilibrio dejó un sabor amargo en intendentes que habían apostado por un mayor protagonismo de Kicillof, evidenciando una victoria táctica del ala más dura del kirchnerismo, a pesar de las resistencias iniciales.
Las Victorias de Kicillof y la Intervención de Cristina
Pese al reparto de cargos, Axel Kicillof logró imponer su visión en decisiones estructurales que modificarán sustancialmente el mapa electoral bonaerense. Entre sus victorias se destacan la eliminación de las PASO provinciales, el desdoblamiento de las elecciones de los municipios para desengancharlas del calendario nacional y, de manera crucial, el freno a las reelecciones indefinidas de los intendentes, una medida que genera fuerte impacto en el poder local. Además, el gobernador logró posicionar a sus alfiles en las cabezas de lista de dos secciones electorales estratégicas para su proyecto político.
Por su parte, Cristina Kirchner, aunque cedió el emblemático puesto de candidata a diputada provincial por la codiciada Tercera Sección Electoral, se aseguró que el cristinismo puro encabezara otras cinco secciones, demostrando que su influencia sigue siendo determinante. La ex vicepresidenta también intervino directamente para contener a los intendentes que amenazaban con rebelarse, transmitiendo un criterio que se volvió innegociable: "no puede haber testimoniales" en las listas, un mensaje claro sobre el compromiso y la necesidad de competir efectivamente. Un caso concreto de estas movidas de ajedrez fue la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, quien asumirá su banca en la lista de la Tercera Sección, dejando su lugar al frente del municipio a Eva Mieri.

El Epílogo de la Contienda Bonaerense y la Lucha por la Nación
El artículo concluye con una advertencia contundente que resuena en todo el arco político: esta compleja y "traumática" negociación en la provincia de Buenos Aires no es más que el "bosquejo de la próxima pelea" que se librará por las listas de diputados nacionales. Las tensiones internas, los acuerdos logrados a última hora y las heridas abiertas anticipan un escenario político peronista cargado de futuras disputas, con implicaciones directas para la unidad del espacio y su capacidad de competir en las elecciones generales. La ciudadanía, por su parte, observa con escepticismo estas maniobras, mientras la clase política se juega su futuro entre cortes de luz y negociaciones de último momento.