Muchos de los problemas que nos aquejan como región no son nuevos. Algunos salen a la luz con la pandemia o se agravan, pero eran preexistentes. Sabemos que no se habían cumplido los objetivos de desarrollo sostenible 2020 que habían comprometido los Estados y después de la pandemia hemos visto como esto ha empeorado. Queremos propiciar un cambio de paradigma.
Hay futuro y esperanza porque las sociedades civiles de América Latina y el Caribe, en nuestra diversidad, en nuestra interracialidad e intergeneracionalidad buscamos tener una voz común.
Elevamos nuestra voz para exigir a los gobiernos este cambio de paradigma que debe basarse en el fuerte trípode de: 1. Más y mejor democracia participativa con más respeto a los derechos humanos; 2. Más igualdad; 3. Armonía con la naturaleza.
Democracia Participativa:
Las actuales democracias en América Latina y el Caribe están siendo deficitarias. Hay un alejamiento de las democracias representativas de las necesidades y prioridades de la ciudadania. Necesitamos que se acepte y promueva una mayor participación ciudadana y se garantice su eficacia.
Los mecanismos de participación ciudadana han sido bloqueados, boicoteados, maniatados o bastardeados por las propias instituciones de la república y de la democracia representativa en la mayoría de los países. Los poderes legislativos al reglamentar mecanismos de participación directa los han hecho inviables. Las audiencias públicas no son vinculantes y son un mero trámite en la mayoría de los casos. No se escuchan las voces de la ciudadanía ni siquiera en los casos gravísimos de flagrante violación a los derechos humanos más básicos. Necesitamos más instancias de participación real. Necesitamos Poderes Judiciales independientes como última garantía del Estado de Derecho, garantía que hoy en general no se cumple.
Promovemos la presentación de Informes Voluntarios por parte de los países en relación a sus compromisos asumidos pero también reivindicamos y exigimos la ratificación de los tratados vinculantes y el cumplimiento con los mecanismos vinculantes de Naciones Unidas.
Por eso es tan importante el Acuerdo de Escazú que entró en vigencia el 22 de abril, que es un logro de la participación ciudadana de América Latina y el Caribe. Necesitamos que todos los países lo ratifiquen y Argentina, que ya lo hizo, puede liderar ese proceso.
Otros tratados cuya necesidad de ratificación y plena vigencia queremos subrayar en nuestra región son la Convención Interamericana sobre derechos de las Personas Adultas Mayores y los Convenios de la OIT 169 (del Pueblos originarios) y 190 (de violencia y acoso laboral).
Más Igualdad:
Creemos que es imprescindible garantizar la liberación de las patentes de las vacunas y el ingreso ciudadano mínimo en todos los países, fortalecer los sistemas públicos de salud y los sistemas de educación pública y generar políticas públicas para acabar con la brecha tecnológica. Los jóvenes nos piden tomar especialmente en consideración estos puntos, puesto que con la pandemia las desigualdades se hacen más graves y evidentes.
Es imprescindible la reforma de los sistemas impositivos en el sentido de avanzar a esquemas menos regresivos y de mayor progresividad. Además no queremos más evasión y elusión impositiva.
Para acabar con las asimetrías es fundamental replantear la deuda externa y los mecanismos de eterno endeudamiento. Lo hemos padecido dolorosamente y en forma reiterada en varios países; en el caso argentino es flagrante el ejemplo durante el gobierno anterior. Pero también queremos subrayar en estos procesos de endeudamiento cíclico y fraudulento la responsabilidad del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de otros organismos internacionales que deberían cumplir con los marcos internacionales en materia de derechos humanos. Debe haber un mecanismo de transparencia que permita la fiscalización de la deuda soberana por parte de la sociedad civil.
Armonía con la Naturaleza:
Se han generado ciudades invivibles mientras se han arrasado con los habitat naturales de los pueblos originarios y se han desalojado a quienes vivían en la ruralidad. Porque han deforestado, porque van contaminando las aguas con cianuro producto de la megaminería o de los agrotóxicos, porque van rompiendo el equilibrio con la Naturaleza… Se va obligando a la concentración invivible en las grandes urbes.
Es hora de pensar el eje de armonía con la Naturaleza. No queremos más extractivismo.
Creemos que hace falta soberanía alimentaria. Hay que acabar con el modelo agro ganadero industrial. No queremos más agrotóxicos en la región. Basta de transgénicos. Basta de pesca ilegal. Basta de megaminería con cianuro. Basta de especulación inmobiliaria y de extractivismo urbano. Basta de combustibles fósiles. Es posible evolucionar en armonía con la Naturaleza.
Tenemos esperanzas y creemos que hay un futuro posible. Porque hay jóvenes y adolescentes involucrados y formando parte de esta masa crítica de diversidades. Creemos en la fuerza de las mujeres que hemos inundado con nuestra marea verde toda América Latina y el Caribe, logrando que avancen los Estados laicos, la consagración de los derechos sexuales y reproductivos y diciéndole NO a la violencia de género.
María José Libertino es presidenta de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos, profesora titular de Principios de Derecho Constitucional y Derechos Humanos de la UBA y Doctora en Derecho.