Francesco Spagnesi está con detención domiciliaria acusado de traficar drogas. Ahora se le suma un cargo por participar de fiestas sexuales siendo VIH positivo.
El sacerdote Francesco Spagnesi, ex párroco de una de las iglesias más importantes de la Toscana, sumó este miércoles una nueva acusación en su contra después de ser arrestado por narcotráfico: la justicia de Italia lo investiga por "lesiones muy graves" dado que participaba de fiestas sexuales sin haber informado al resto de los asistentes que es portador del VIH.
Spagnesi, de 40 años, lleva una semana en arresto domiciliario junto a su pareja y cómplice, Alessio Regina, también de 40, por tráfico internacional de drogas que consumían en bacanales de entre 20 y 30 participantes. Ambos hombres están recluidos en Prato, con el religioso ya apartado de su puesto de párroco en la iglesia Anunciación de Castellina, informó el sitio ABC de España.
Además, el ex párroco -que estuvo 12 años al frente de la iglesia Anunciación de Castellina- está acusado de malversación de fondos por supuestamente apropiarse de € 200.000 (alrededor de US$ 234.000) que eran aportes de los fieles y de la Curia en Italia.
Parte de ese dinero se usó para comprar cocaína y alcohol en Italia, y para importar desde Holanda miles de dosis de Gamma-butirolactona (GBL), conocida en Europa como "la droga de las violaciones" por cómo inmoviliza a quienes la consumen.
Fuentes de la Fiscalía de Prato informaron que el mismísimo Spagnesi confirmó que existieron las fiestas de sexo y drogas, y que mantuvo relaciones con participantes aún sabiendo que seropositivo porque siempre usó protección.
Sin embargo, de las 15 personas que ya declararon ante la justicia por este caso algunas desmintieron al sacerdote diciendo que no usó protección, y dos asistentes informaron que también son portadores VIH.
La Policía informó a medios italianos que las bacanales de Spagnesi y su cómplice ocurrían cada "siete o 10 días". Mientras tanto, el ahora ex párroco le pedía dinero directo a los feligreses con la excusa de "ayudar a familias en dificultades".
El obispo de Prato, Giovanni Nerbini, se hizo cargo de la posible malversación de fondos de la Curia por parte de Spagnesi al ver que el sacerdote había retirado € 40.000 de la cuenta bancaria de la parroquia en dos meses, y que había usado la tarjeta de crédito para pagos de hasta € 75.000.