Para los expertos ya estamos en la segunda ola de coronavirus: qué medidas hay que tomar para minimizar el impacto

Con los casos en alza, advierten que nos encontramos en un sendero que se bifurca. Y que se debe elegir qué camino seguir.

“El aumento de casos en el AMBA, aunque sea lento, es sostenido en el tiempo y no hay ningún evento ni cambio de comportamiento que pudiera explicarlo. La conclusión más plausible es que estamos en la segunda ola de coronavirus”. Si los datos epidemiológicos son contundentes, Rodrigo Quiroga se pone categórico.

Son estos: “Comparando los últimos 7 días con el escenario 20 días atrás, estamos viendo un aumento del 48% en los nuevos casos de Covid del área metropolitana”. Quiroga mira la pandemia desde Córdoba. Es químico, investigador del Conicet-UNC y se especializa en Biología Molecular y Bioinformática.

Este viernes, los casos de coronavirus se dispararon, con la mayor cifra desde el 14 de enero: 12.936 en todo el país. Este sábado, como suele ocurrir durante los fines de semana, el Ministerio de Salud de la Nación informó una leve baja: 10.338 positivos.

La segunda ola, remarcó Quiroga, no es un escenario futuro sino actual, pero estamos a tiempo de reencauzarla. Este diagnóstico fue compartido por otros dos expertos que hablaron con Clarín: Javier Farina, médico infectólogo de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y un seguidor meticuloso de las curvas de la pandemia, y Diego Pereyra, coordinador médico de la Unidad de Terapia Intensiva del Sanatorio Güemes, uno de los dos centros de salud privados porteños que (con el Hospital Italiano) más pacientes de Covid recibieron en este largo año.

Para Pereyra, a tal punto estamos en la segunda ola, que esperan la mayor tensión (el pico) para dentro de unas cuatro o cinco semanas. No lo dice él sino un sistema predictor que usan en el Güemes, donación del ingeniero Fredi Vivas, emprendedor de la empresa Rockindata.

“El algoritmo, en base a lo que aprendió de las curvas de todo el año y de las distintas restricciones implementadas que nosotros le vamos informando, espera para fines de abril o comienzos de mayo una situación parecida a junio o julio del año pasado, cuando tuvimos el pico de ingresos”, advirtió Pereyra.

La radiografía que compartieron los tres expertos tiene un par de elementos centrales. El primero son las cifras de las últimas semanas, que suben despacio pero sostenidamente desde inicios de marzo, y que quedaron bien resumidas este jueves cuando se reportaron, para CABA, casi 1.400 nuevos infectados, y para la provincia de Buenos Aires, más de 3.700.

Hay quienes en lugar de “segunda ola” prefieren decirle “tercera”, considerando la curva abrupta un par de semanas después de las Fiestas de diciembre. Pero Farina opinó que “fue un crecimiento 15 días después de las Fiestas, que en ese momento se autolimitó”. Esto se ve en los gráficos: la suba de diciembre cae abruptamente, pero esta curva que empieza a subir promete ser una verdadera segunda ola, una "montaña" más ancha en el tiempo.

 

Un testeo de coronavirus. Los casos están otra vez en ascenso.

 

El comportamiento social
Lo que importa (y este es el otro elemento central) es que la experiencia enseñó que la nueva suba de casos no se autolimitará así nomás porque no hay un evento puntual ligado al ascenso de la curva.

Los efectos, en tanto, pueden ser malos o directamente muy malos, según cómo se encaré todo. Y no depende de la suerte sino del comportamiento social.

Aunque los números más grandes de contagios ocurren (igual que el año pasado) en los distritos más poblados del país (según Farina, “no tiene sentido, otra vez, hablar de una ola nacional sino que se da en forma regionalizada”), provincias como Salta, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan, Mendoza, Santa Fe y Tierra del Fuego también experimentan subas lentas que se notan menos porque son poblaciones más chicas, detalló Quiroga.

El escenario nacional es que como a) hay una “meseta” de casos de Covid en casi todo el país, b) las actividades de riesgo están abiertas, y c) la movilidad social se despliega descontracturadamente, los contagios tarde o temprano subirán en todas partes. Salvo que se haga algo al respecto.

La imagen es la de quien se encuentra frente a un sendero que se bifurca, sugirieron los tres expertos.

“El impacto de esta segunda ola dependerá de los comportamientos individuales, de las restricciones y medidas tomadas por los dirigentes y del incremento en el porcentaje de vacunados”, analizó Farina.

Esto último no es menor, ya que “aunque la vacunación no vaya a influir en las cifras de contagios, podría tener un impacto positivo en una disminución de la letalidad”.

Son horas clave. Según Quiroga, “en el AMBA, el aumento de casos es suficientemente preocupante como para cancelar las actividades de alto riesgo, puertas adentro. No podemos tener abiertos ni cines ni bares ni restaurantes, gimnasios o iglesias. Tienen que operar puertas afuera”.

Desde ya, admitió, “son los sectores más golpeados por la pandemia”, pero --analizó-- “lamentablemente, cualquier costo económico va a ser menor al costo de un cierre total en el futuro”.

Medidas posibles
El gesto en este momento debería ser hacia una toma de “medidas restrictivas puntuales, de modo de evitar otras más severas después”. Los minutos corren. Según Quiroga, “las medidas acotadas solo tienen sentido si se toman a tiempo. De otro modo, no van a tener un impacto significativo”.

Si pudiera decidirlo, Pereyra implementaría lo antes posible “cuarentenas por sector, por zonas. Detectaría de dónde vienen los casos, evaluaría la población vacunada en ese sector y determinaría cierres parciales por barrios".

Además, "implementaría cierres por horarios, en especial a la noche para evitar las fiestas clandestinas y las reuniones sin cuidados. Dejaría que los bares pasen las mesas a las calles y cambiaría la estrategia de vacunación: no iría a adultos mayores exclusivamente sino que priorizaría los adultos, en general, con comorbilidades”.

¿Y las escuelas? Este es un debate incómodo. Para Quiroga, a nivel nacional hay cerca de “5 o 6 contagiados por cada Covid que se confirma”.

Pero en CABA (una de las jurisdicciones donde más testeos se hacen) el cálculo es distinto: “Son más o menos 3 infectados por cada adulto positivo. Pero en los chicos, que en su mayoría son asintomáticos, serían entre 8 y 10 los contagios que no vemos por cada positivo”.

Sin embargo, el experto matizó la cuestión: el problema no está en la semipresencialidad escolar sino en que no se hayan adoptado cierres en otras actividades de riesgo, como “para compensar”.

¿Qué medidas tomaría él? “Restricciones nocturnas y limitar las reuniones a un máximo de 10 personas. Los modelos computacionales dicen que ésta es una de las medidas más efectivas. Siempre que se cumpla, desde ya. Acá se pone en juego un factor cultural muy importante”.

En definitiva, se ponen en juego de nuevo el factor individual y la astucia oficial. Para Pereyra, “la segunda ola seguramente vaya a tener el mismo impacto que el año pasado, pero estamos más preparados y más tranquilos". Es que, "el personal médico está vacunado. En 2020 tuvimos que volar un avión a ciegas".

 

fuente: clarin.com

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