De esta manera, el país asiático apunta a ofrecer mejores protecciones a los niños. El presidente de Indonesia, Joko “Jokowi” Widodo, autorizó la castración química para violadores de niños.
Dicho Reglamento de Gobierno estipula que los delincuentes sexuales solo pueden someterse a este castigo durante un máximo de dos años.
Para ello, es necesario realizar evaluaciones médicas y psicológicas que determinarán si el procedimiento es viable. Califican para el castigo aquellos cuyas víctimas murieron, los que agredieron a más de un niño, propagaron enfermedades de transmisión sexual o causaron lesiones graves, trastornos mentales y deterioro de la función reproductiva.
A los abusadores sexuales también se les implantarán chips electrónicos después de su liberación y su identidad se revelará públicamente.
Joko Widodo promulgó las nuevas medidas después de que el parlamento aprobara la castración por primera vez en 2016.
La castración química, que es legal en los Estados Unidos y partes de Europa, utiliza inyecciones para reducir los niveles de testosterona y la excitación sexual. Los efectos pueden desaparecer a menos que la inyección se administre cada tres meses.
Algunos médicos creen que el procedimiento puede causar efectos secundarios como enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y anemia. Según las nuevas pautas aprobadas por Widodo, los delincuentes sexuales condenados solo se someterán al tratamiento durante un máximo de dos años.
La violencia sexual contra los niños es un problema recurrente en Indonesia. El Sistema de Información en Línea para la Protección de Mujeres y Niños (Simfoni PPA) registró 5.640 casos de abuso sexual infantil desde el 1 de enero hasta el 11 de diciembre de 2020.