La economía no resistirá una cuarta ola

Controlar la covid y salvar la temporada de verano es imprescindible para salir de la recesión

El profundo impacto negativo de la tercera ola de la pandemia en la economía durante el primer trimestre ha obligado al Gobierno a reducir sus previsiones de crecimiento para este año, al igual que ya había hecho el Fondo Monetario Internacional hace unos días. El frenazo es considerable. Ante un escenario que oscilaba entre el 7,2% y el 9,8% de incremento del producto interior bruto (PIB) en el 2021, en función de la evolución de la pandemia, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha rebajado estas perspectivas hasta el 6,5%. La primera conclusión que hay que extraer de este hecho es que hay que evitar, como sea, el riesgo de una cuarta ola de la covid en los próximos meses, que es algo sobre lo que ya han alertado los epidemiólogos. No valen medias tintas. El Gobierno y las comunidades autónomas deben ser contundentes en la aplicación de las medidas de prevención que sean necesarias para cortar de raíz un repunte de los contagios que podría arruinar las esperanzas que se han puesto en la campaña turística de verano. Las vacunaciones deberían acelerarse al máximo, por encima de los objetivos inicialmente fijados, y muy probablemente habría que intentar incrementar las compras de vacunas a nuevos proveedores, al margen de Bruselas, tal como ha hecho Alemania con la rusa Spútnik.

Decimos todo ello porque el objetivo económico más estratégico y prioritario de España es salvar la campaña turística del verano. De ello depende la supervivencia de centenares de miles de empresas y de empleos. El turismo –hay que volver a recordarlo– es la primera industria del país y la que sostiene mayor número de puestos de trabajo. No puede volver a repetirse la catástrofe turística del año pasado. Entre abril, mayo y la primera quincena de junio España debe poder ofrecer la imagen de un país sanitariamente seguro y con la covid bajo control. Si no es así, es muy probable que ni siquiera esa previsión de crecimiento rebajada al 6,5% pudiera conseguirse. Ello sería dramático para la economía española, que es la que acumula la mayor recesión registrada entre los países industrializados. Es el costoso precio que ha pagado por su monocultivo turístico.

La vicepresidenta Calviño ha anunciado que la próxima semana el presidente Sánchez presentará en el Congreso de los Diputados el Plan de Recuperación de la economía española que ya ha empezado a ponerse en marcha y que, además, debe ser enviado a la Comisión Europea. Expresó también la voluntad del Gobierno de impulsar un potente programa de inversiones públicas, amparado en los presupuestos del Estado y en las ayudas del Fondo de Recuperación Europeo, aunque de momento se han retrasado. Todo ello se llevará a cabo en paralelo a importantes reformas para modernizar el modelo productivo del país. El objetivo, según dijo, es lograr el máximo impacto contracíclico en la segunda parte del año. Si todo sale bien, en opinión de la vicepresidenta económica, la rebaja del crecimiento del PIB anunciada ayer no supondrá más que haber retrasado un trimestre el ritmo de recuperación. En este sentido estima que entre el 2021 y el 2022 se mantiene por tanto el crecimiento global previsto inicialmente, de forma que a finales del año próximo se habrán recuperado los niveles de PIB anteriores al inicio de la pandemia. (La previsión es que en 2022 se crezca un 7%).

Existe también el riesgo de que los presupuestos del Estado para este año puedan quedar en papel mojado, como consecuencia del menor crecimiento, y que se pueda disparar todavía más el déficit público, como ha denunciado el líder de la oposición, Pablo Casado. Pero la vicepresidenta Calviño dice que las cuentas públicas evolucionan mejor de lo esperado, aunque los datos concretos los expondrá la ministra de Hacienda en los próximos días.

En cualquier caso, sin embargo, controlar la covid y salvar la temporada turística es clave para poder cumplir las nuevas previsiones –rebajadas– del Gobierno. La economía española y el empleo pagarían muy caro una cuarta ola.

fuente: lavanguardia.com

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