"En Europa no quieren hacer negocios con empresas argentinas por todos los problemas que tiene el país". Lo dice un empresario que, por las dificultades para exportar al viejo continente, decidió mudar su empresa a España. Un caso que muestra una dura cara de la emigración.
En las historias de argentinos que emigran se pueden encontrar distintos motivos que explican esa decisión. La falta de trabajo, la inseguridad o las cuestiones políticas, son los principales. Pero también hay otros como sentir que el país pone un techo al crecimiento.
Eso es lo que sucedió a Martín Proetto cuando, al ver las dificultades que se le presentaban para expandir su negocio, decidió que era hora de partir.
“No nos iba mal, vendíamos bien, tanto en el mercado interno como en Latinoamérica, pero no podíamos expandirnos más desde la Argentina. Así que decidimos venirnos a vivir a España y montar la empresa acá”, explicó desde Valencia..
Proetto es propietario de Dr Zoo, una empresa familiar que produce alimentos y golosinas para perros.
“Habíamos llegado a un techo en el país y la región, donde abastecemos a varios países, pero nos dimos cuenta de que el negocio estaba en vender a Europa. Intentamos, buscamos todas las formas durante casi cuatro años y siempre se nos complicaba porque éramos una empresa argentina. Nadie quiere hacer negocios con una empresa argentina por todos los problemas que tiene el país”, señaló el empresario.
Antes de que comenzara la pandemia, Dr Zoo participó de una exposición del sector en Europa. “Ahí nos dimos cuenta del mercado potencial que teníamos, que había mucho interés en nuestros productos, pero la barrera era la misma: hacer negocios con la Argentina no, decían”, revela Proetto
Fue ese detonante lo que terminó de madurar la decisión. El empresario vendió una parte accionaria de la empresa en la Argentina, que sigue atendiendo al mercado regional, y comenzó el proyecto para instalarse en España.
Llegó la pandemia y ese tiempo de encierro sirvió para aceitar el plan. Fue un tiempo de averiguaciones, de realizar trámites, de crear una nueva sociedad y de tener todo listo para cuando se volvieran a abrir las fronteras.
Y así fue. Apenas se empezaron a flexibilizar las restricciones, Proetto viajó a España. En diciembre del 2020 se envió el primer contenedor con maquinarias desde Buenos Aires. Otras, llegaron desde China. En Febrero del 2021 se alquiló la “nave” o, como se dice en la Argentina, el galpón. Rápidamente, todo fue tomando forma y en julio del pasado, durante una exposición, se concretó la primera venta a Italia.
Proetto remarca el problema “argentino”: “Me lo decían directamente. Nos gustan sus productos, con ustedes no tenemos problemas, pero no queremos comprar desde la Argentina. Así de simple. No entienden cómo puede haber distintos dólares, la inflación que tenemos que hace que les aumentemos los precios todo el tiempo, que el Gobierno cierre las exportaciones. Todo eso. Ven los diarios y se asustan.”
En poco tiempo de funcionamiento, la empresa que montó en España comienza a dar resultados. Está abasteciendo a distribuidores y grandes cadenas y sus ventas se empiezan a expandir o están a punto de hacerlo a Portugal, Grecia, Alemania, Países Bajos, Lituania, Estonia y Letonia. Tiene 8 empleados, pero ya piensan llegar a 25.
“Es otra escala de negocio. Europa son millones de personas con alto poder adquisitivo. Es diferente a Latinoamérica”, explica.
Eso hace la diferencia en lo que se puede ganar: “En la Argentina trabajás, trabajás, pero no se gana plata. Son todos problemas. Mis clientes, en algunos países de América Latina, ganaban más que yo que les vendía los productos. Cambiaban de autos por modelos nuevos, se tomaban vacaciones todos los años, tenían un nivel de vida mucho mejor.”
No niega que el cambio de un país a otro tiene sus dificultades: “Dejas la Argentina fue una decisión muy dura, tanto en lo económico como en lo familiar. En España tuvimos que empezar de cero. No conocés las leyes, no sabés abrir una cuenta, hay que buscar contadores, abogados. No es sencillo. No hay que idealizar. No es fácil acceder a créditos. Hay que tener dos o tres años de generar ingresos y de pagar impuestos. Después, sí. El único crédito que conseguimos es el de los proveedores que nos daban la mercadería y podíamos pagar a 30 o 60 días”, aclaró.
Pero las contras del país son muchas y agotan a quienes quieren emprender. “Una vez que pudimos hacer una exportación desde Argentina a Europa, después de mucho trabajo, no vino ningún funcionario a felicitarnos. Vino la policía aduanera porque decían que podíamos estar exportando droga en vez de alimentos. Todo era difícil”, concluyó.