No es la primera vez que una obra así, anunciada, licitada, pagada e impulsada por el kirchnerismo, finaliza en una investigación en la Justicia Federal. En el nordeste argentino quedaron tiradas válvulas y caños valuados en millones de pesos.
El gasoducto Néstor Kirchner tropezó antes de empezar a caminar. El proyecto, impulsado por el gobierno de Alberto Fernández, quedó atrapado en una oscura trama de corrupción.
Solo un breve repaso de lo que sucedió en los últimos cinco días. Un ministro voló por los aires previo detonar una ojiva nuclear dentro del Frente de Todos. Tres causas penales se iniciaron en dos juzgados federales de Comodoro Py. Se investigan allí presuntas irregularidades en el pliego de licitación.
Un juez federal citó a dos exfuncionarios - como testigos- en las próximas horas para que cuenten detalles de las presuntas maniobras fraudulentas. Se secuestró el expediente de uno de los tramos del gasoducto en cuestión. Y, ahora, un cuerpo de especialistas fue convocado por la Justicia para que explique los requisitos técnicos para el transporte del gasto.
No es la primera vez que un gasoducto, anunciado, licitado, pagado e impulsado por el kirchnerismo, finaliza en una investigación en la Justicia Federal.
El antecedente: la promesa del gasoducto del NEA
En 2004, el gobierno de Néstor Kirchner prometió el gasoducto del nordeste argentino, una mega obra de conexión que prevé traer gas desde Bolivia, a través de otro gasoducto llamado Juana Azurduy, para luego conectarse con el gasoducto del nordeste (NEA).
Esa unión entre ambos gasoductos iba a transportar grandes proporciones de a las provincias de Salta, Formosa, Corrientes, Chaco, Misiones y norte de Santa Fe. Suena poco creíble, pero aún hoy en 2022, varias localidades de esas provincias deben comprar garrafas y leña para cocinar y calefaccionarse.
El gasoducto nordeste también quedó salpicado por la corrupción pero con una salvedad nunca se terminó. Jamás se puso en funcionamiento. TN viajó hasta las localidades de Campo Durán y Aguaray, en la provincia de Salta, donde arranca la traza del gasoducto prometido por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
En el lugar, dónde hay kilómetros y kilómetros de monte, quedaron hoy tiradas alrededor de 20 válvulas importadas cuyo costo es 60.000 dólares cada uno. Los pobladores que viven en condiciones extremadamente humildes en ese lugar se asombran cuando calculan que la vegetación está deglutiendo casi 1.200.000 dólares en acero de una obra pública jamás concretada.
En 2020, y unos meses antes que finalizara el gobierno de Mauricio Macri, comenzaron a saquear el gasoducto. Fue desguazado. Los caños, que habían sido adquiridos por la empresa pública ENARSA SA, fueron desenterrados con maquinaria vial especial y robados de la traza original. Los saqueadores se llevaron 32 kilómetros de caños. Los camiones con tramos del gasoducto colocados en acoplados transitaron las rutas argentinas rumbo a Bolivia, a Mendoza y hasta a Berazategui, en el sur del conurbano.
Caños como bebederos de animales
Otros caños terminaron como bebederos, de vacas y toros en campos del interior de Salta. El intendente de Aguaray, Jorge Prado, facilitó la maniobra. Había dictado una ordenanza que le daba vía libre a una empresa privada en Mendoza para retirar los caños para “el saneamiento ambiental”. Prado fue condenado a seis años de prisión e inhabilitación absoluta para ejercer cargos públicos. Su condena está siendo revisada ahora en la Cámara Federal de Casación Penal. El condenado Prado está en su casa beneficiado por la prisión domiciliaria.
Pese a que se anunció en reiteradas oportunidades, el gasoducto del noreste sufrió una parálisis total en 2018 como un coletazo por la causa de los cuadernos de Oscar Centeno. Un tramo de su construcción del gasoducto del NEA estaba a cargo de la firma de Vertua SA, propiedad en aquel entonces del empresario, Raúl Vertúa. En los cuadernos, Centeno relataba que el secretario Roberto Baratta se había subido a una camioneta Audi Q7 patente GKF 405, cuya propiedad, -se supo luego- era de Vertúa.
Según el relato de Centeno, de ese vehículo Baratta se había bajado con 850 mil dólares. Vertúa, que tenía que terminar de construir el gasoducto, estuvo unos meses detenido en la cárcel de Marcos Paz. El gobierno de Mauricio Macri decidió frenar la construcción de ese trompo por el escándalo de corrupción que involucraba a un sector del kirchnerismo.
El gasoducto del NEA es obra teñida por la corrupción, la falta de previsión estatal, el desguace y la desidia de la política. Y que jamás pudo resolver una problemática ancestral en la Argentina, cómo llevar energía a otros sectores más olvidados del país. ¿Se podrá evitar que la historia se repita?
De Venezuela a la Patagonia, los números de los gasoductos de la polémica
Hubo otros gasoductos que también generaron polémica. Y que también quedaron en la nada. El “Gran Gasoducto del Sur” fue anunciado por Néstor Kirchner y Hugo Chavez en 2005. Iba a traer el gas desde Venezuela hasta la Argentina.
Eran casi 14 mil kilómetros de caños y tenía un costo de 23 mil millones de dólares. Jamás se puso en marcha. El gasoducto Nestor Kirchner, investigado por la Justicia Federal, tiene un costo total de 2.200 milones de dólares. Y, por último, el gasoducto noreste argentino que se pagó 2.300 millones de dólares.