El conflicto suma casi 20 días y mantiene paralizado el movimiento de granos y la descarga de mercaderías. Al menos 12 terminales sin operaciones
La batalla que vienen protagonizando los gremios portuarios -aceiteros y recibidores de granos- y la Cámara de la Industria Aceitera, no deja de sumar temperatura. Y a la parálisis de actividades que vienen llevando a cabo los operarios del rubro en las últimas horas se sumó la decisión de los trabajadores de los remolcadores de sumarse al reclamo por la recomposición salarial.
El resultado es un parate en lo que hace a la circulación de mercaderías y la exportación como no se ha visto en al menos una década, con pérdidas multimillonarias a partir de la inactividad que muestran los barcos varados frente a los principales puertos.
El paro en las terminales Quequén, Bahía Blanca, San Lorenzo, Puerto General San Martín, Arroyo Seco, Rosario, General Lagos, Villa Constitución, Zarate, San Nicolás, Ramallo y Timbúes suma casi 20 días y se estima que cada jornada sin actividad genera un rojo al sector agroexportador del orden de los 100 millones de dólares.
Cargill, Bunge, ADM, Dreyfus, Glencore, COFCO, Terminal 6, Molinos Río de La Plata y Aceitera General Deheza (AGD), están entre las compañías e instalaciones sin actividad desde principios de mes.
Según reconocieron ante iProfesional desde los mismos sindicatos, los buques que aguardan por la carga y descarga frente a los puertos suman más de 170 y ese número podría superar los 200 si el conflicto no se destraba a fines de esta semana.
En tanto, CIARA-CEC, la organización que nuclea a los empresarios de la producción aceitera, reconoce que la huelga redundó en el freno de exportaciones del orden de los 1.700 millones de dólares.
La medida de fuerza promovida por aceiteros y recibidores gira en torno a una recomposición salarial largamente reclamada por los sindicatos movilizados.
"Los trabajadores nunca hemos cambiado nuestros reclamos, seguimos insistiendo con nuestra propuesta: deben cumplir con el acuerdo para el 2020 y ajustar el 25 por ciento que ya hemos percibido para llevarlo al 35 por ciento de inflación proyectada para este año, pagando el bono anual de todos los años ajustado con la pauta firmada", expuso Pablo Palacio, referente máximo de los recibidores de granos, en declaraciones expuestas por este medio la semana pasada.
Se recalienta la pelea
La situación en las terminales se terminó de complicar este fin de semana con la decisión del SOMU, el sindicato que integra a los operarios de remolcadores, de plegarse a la petición laboral elevada por los gremios antes mencionados.
Desde la Federación de Empresas Navieras Argentinas (FENA) advierten que la parálisis extendida pegará de lleno en otros resortes de la actividad económica además del conocido freno a la salida de granos.
En concreto, la entidad vaticinó un probable desabastecimiento de combustibles además de un agravamiento del "aislamiento del comercio exterior del país". En la vereda de frente, Daniel Yofra, secretario general de Aceiteros, sostuvo que "con lo que las empresas dicen que están perdiendo por día de paro ya habrían pagado un año de sueldo de todos los trabajadores".
Mientras tanto, el Gobierno no termina de definir su posición ante el enfrentamiento. Teme que se pierdan millones por las ventas de granos que no se están llevando a cabo, pero al mismo tiempo evita meter presión sobre los agroexportadores para no generar otro choque con el campo. A la par, tampoco dialoga con los gremios para que cedan en algunas de sus condiciones porque quiere cerrar diciembre sin enfrentamientos directos con las organizaciones.
La única medida que activó el oficialismo en las últimas horas es el llamado a una nueva audiencia de conciliación que se celebraría mañana martes 29 en la sede del Ministerio de Trabajo.