No tengo ninguna duda de su calidad. Yo voy a ser el primero en vacunarme”, dijo el presidente Alberto Fernández la semana pasada. Fue durante un acto en el que confirmó el acuerdo con Rusia para la compra de las vacunas Sputnik V. Sin embargo, tendrá dificultades para cumplir con su palabra. Este jueves, el líder ruso Vladimir Putin declaró que aún no se inmunizó porque la fórmula no es recomendable para los mayores de 60 años. Putin tiene 68 años. Fernández, 61.

Si cumplen con las recomendaciones rusas, tampoco podrán inocularse la vicepresidenta Cristina Kirchner -cumple 68 en febrero- y el ministro de Salud, Ginés González García (75 años).

Lo que hizo el Presidente fue bajar un mensaje para generar conciencia de la importancia de la campaña de vacunación. Lo que sucede con la vacuna rusa es un proceso de investigación y pruebas lógico en distintos rangos etarios. Cuando se complete la fase 3, seguramente empezarán a vacunar a las personas de 60 años”, aseguraron fuentes oficiales luego de que las declaraciones de Putin fueran publicadas por medios de todo el mundo.

Si bien la aclaración es válida y entendible en un contexto donde se están acelerando los procesos científicos para contener el avance de la pandemia de coronavirus, las declaraciones de Putin ponen de manifiesto una vez más las deficiencias en la comunicación oficial con respecto al arribo de las vacunas a la Argentina.

Las grietas en el discurso no giran únicamente en torno a la fecha del arribo del primer avión con las dosis. Tanto Fernández como González García anunciaron que las personas mayores serían las primeras en ser vacunadas porque forman parte de uno de los grupos de riesgo frente al virus. Hoy quedó de manifiesto que ese plan no podrá concretarse, al menos en una primera etapa.