La última cifra difundida por el Ministerio de Salud porteño es una luz de alarma. Hubo 1048 nuevos casos detectados este 29 de diciembre. El promedio se multiplicó por tres en sólo cuatro semanas.
Hace exactamente un mes, el 30 de noviembre, la Ciudad tuvo 329 nuevos casos positivos de Covid-19. Si se mira de esa fecha para atrás, hubo días con 200 positivos. Este fue, aproximadamente, el piso promedio que alcanzó la CABA luego de los picos de agosto y septiembre en los que había alrededor de 1500 positivos cada 24 horas. Por eso es que la última cifra difundida por el Ministerio de Salud porteño es una luz de alarma. Hubo 1048 nuevos casos detectados este 29 de diciembre. El promedio se multiplicó por tres en sólo cuatro semanas.
“Siempre hay un retraso en la carga de información, pero no hay ninguna duda de que esto es un rebrote”, le dijo a Diario Z Ricardo Teijeiro, infectólogo del Hospital Pirovano, miembro y expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (Saadi). “Y esto lo estamos provocando nosotros mismos con las reuniones sociales-agregó-. Es algo totalmente esperable. Si los encuentros son con convivientes hay menos riesgo. Ahora, si vos haces reuniones de tres familias o de cinco jóvenes de familias distintas el virus se expande”.
“Lo veo todos los días en el hospital-remarcó Teijeiro-. Hay filas para hacerse hisopados. La mayoría son jóvenes. Y cuando se investiga el antecedente epidemiológico siempre aparece una reunión en la que apareció un Covid positivo”.
El otro dato que miran siempre los infectólogos y las autoridades sanitarias es el de la ocupación de camas de terapia intensiva. Hasta ahora esa cifra no parece mostrar un incremento tan significativo. El uso de las plazas para pacientes graves se encuentra en un 22 por ciento en el sistema público. Ese porcentaje es sobre un total de 450 destinadas exclusivamente para enfermos de Covid-19. Las dispuestas para pacientes moderados están en una utilización del 13% y las de los leves en un 4,6. Este último indicador es porque los pacientes con síntomas leves mayormente realizan el aislamiento en sus casas.
Al ser consultado si estas cifras responden a que el virus es menos agresivo, Teijeiro respondió: “Lo más importante es que el impacto se está produciendo en los jóvenes. Y son los que más posibilidades tienen de transitarlo de modo leve”. “El factor climático-remarcó el infectólogo-demostró que sólo ayuda porque hay más vida al aire libre. Si la conducta social sigue de esta forma, en el invierno vamos a estar peor porque es difícil estar al aire libre. No sabemos a qué velocidad avanzará la campaña de vacunación. Por eso no podemos confiarnos. Hay que seguir cuidándose”.