La reconocida empresa de golosinas, se ha vuelto crítica. Cinco trabajadores fueron despedidos en medio de un conflicto gremial, y el caso de Elizabeth González, con 19 años de trayectoria en la compañía, pone de manifiesto la dureza de un escenario laboral cada vez más complejo en Argentina.
Mientras la empresa aduce "sabotaje", los trabajadores denuncian una embestida contra sus derechos y el intento de imponer una mayor flexibilización laboral.
Elizabeth González, con casi dos décadas de servicio en Georgalos, enfrenta un injusto despido motivado por la ley bases del gobierno de Milei. Según relata, fue notificada a través de un telegrama con acusaciones de "provocar el paro" y "tirar mercadería", acusaciones que ella y sus compañeros desmienten categóricamente. "Son totalmente mentiras", afirma Elizabeth, destacando que la medida de fuerza fue convocada por el sindicato y que el paro fue generalizado. "Nadie va a ir a parar una máquina sabiendo lo que uno va a arriesgar y que no está dentro de nuestro derecho", sentencia, remarcando la experiencia y el conocimiento que tienen los trabajadores en la fábrica.
Las mentiras de la empresa y su avaricia
El conflicto, explica Elizabeth, se gestó en torno a la productividad, que implica un plus salarial, pero Georgalos, en una aparente búsqueda de eficiencia, habría reducido personal en las líneas de producción, quitando una persona por máquina. Esto hizo imposible que los trabajadores, que antes hacían el trabajo de seis personas con cinco, pudieran cumplir con los objetivos. El impacto directo se vio en sus bolsillos: de un bono de productividad de $150.000, pasaron a cobrar apenas $56.000.
Mientras, la empresa con un historial que incluye vínculos con la Fundación Mediterránea, donde surgieron funcionarios de la dictadura militar y el menemismo ya tiene una ganancia en el año de 230 millones de dólares y proyección de expansión en varios países de latinoamérica. Es decir que no hay crisis y que se trata de una gran provocación. La ironía de la situación es palpable: mientras la empresa recortaba personal en la línea de producción, derivaba a otros cinco empleados a una mesa central para "recuperar" el chocolate que no podía ser empaquetado por la falta de personal. El producto salía a la venta igual, pero la productividad de los trabajadores en línea se veía drásticamente afectada, sin que se les pagara lo correspondiente.
Ante esta situación insostenible, los trabajadores, a través de la comisión interna y el STIA, denunciaron la problemática ante el sindicato y el Ministerio de Trabajo. La falta de diálogo por parte de la empresa escaló el conflicto, llevando a los trabajadores a tomar medidas de fuerza, incluyendo el paro de la maquinaria central. A pesar de estas acciones, la comunicación con la empresa fue nula, culminando en los despidos que hoy mantienen a cinco familias en vilo.
Elizabeth también denuncia una clara persecución laboral, con "sanciones arbitrarias" por supuestas faltas de higiene que, asegura, son imposibles de cometer dado los protocolos de la fábrica. Esta situación, sumada a la información de que Georgalos busca recortar 50 puestos de trabajo, sugiere una estrategia de la empresa para reducir personal y evitar indemnizaciones, disfrazando los despidos como "con causa".
El impacto en la vida de una mujer trabajadora
El despido de Elizabeth González no es solo la pérdida de un empleo, sino un golpe devastador en su vida, con 53 años, madre de dos hijas, siendo sostén de hogar. Le faltan solo ocho años para jubilarse, y conseguir un trabajo en blanco a su edad para seguir aportando se presenta como un desafío casi insuperable en este panorama actual. "Me cambia la vida, me arruinó el sistema tanto promocional como económico", expresa reflejando la incertidumbre que enfrenta.
No es un hecho aislado y resuena con la realidad de muchas mujeres trabajadoras en Argentina. A pesar de los avances, persisten importantes desafíos y desigualdades de género en el ámbito laboral, sobre todo porque ahora se le dificulta enormemente encontrar un trabajo en blanco que les permita seguir aportando para su jubilación. En Argentina la brecha salarial es del 20% sobre los hombres. En Georgalos hay aproximadamente 50 mujeres trabajando.
El conflicto en Georgalos ha escalado
El Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria, que exige la reincorporación de los trabajadores mientras se negocia una solución. Sin embargo, Georgalos, según Elizabeth, no ha acatado la medida, impidiendo el ingreso de los despedidos a la planta. Los trabajadores se presentan diariamente en la fábrica, esperando que se cumpla la ley y denuncian que la empresa no ha acatado esta medida, impidiendo el ingreso de los despedidos a la planta.
Los trabajadores están recibiendo mucha solidaridad, “esto es lo que te da fuerza para luchar” comenta. También enviaron una carta al gobernador de la Provincia de Buenos Aires explicando por qué consideran que deben intervenir decididamente para parar esta avanzada de las empresas ganadoras de este modelo y envalentonadas con las políticas de Milei.
La situación de Elizabeth y sus compañeros es un reflejo de una lucha más amplia por los derechos laborales en el país y contra los despidos patronales de quienes se levantan y alzan la voz. El conflicto, que ha dejado a cinco trabajadores en la calle, pone al descubierto la fragilidad del entramado laboral argentino y la lucha de los sindicatos, como el Sindicato de la Alimentación (STIA), para proteger los derechos frente al ataque patronal.
En este escenario, Elizabeth, con su trayectoria y su voz firme, se ha convertido en el rostro de una batalla que va más allá de un puesto de trabajo y que luego de terminada la conciliación que finaliza este lunes, se verá como continua.