Producto de la crisis que afecta a la mayoría de los argentinos -en especial a las clases media y baja-, una pareja de la ciudad bonaerense de 9 de Julio tiene que vivir en un viejo automóvil Renault 12 y comer de la basura para poder subsistir.
"Hasta hace unos meses hacíamos changas y cuidábamos un galpón. Pero un día vino el dueño y nos dijo que lo necesitaba porque lo tenía que alquilar, así que nos tuvimos que ir", afirma en diálogo con Crónica Estefanía López Gianeli, que junto a su marido Diego Guiotto reside desde hace dos meses en el viejo automóvil de color rojo, detenido fuera de una estación de servicio, sobre la Ruta Nacional N° 5, kilómetro 264.
"Todas las mañanas nos levantamos para buscar trabajo. Mi pareja sale por un lado y yo por el otro, pero nunca conseguimos nada. El discurso que nos dicen es el mismo de siempre: 'No te podemos tomar porque acá están echando gente'. Y así sucesivamente", indica la mujer, a través del teléfono prestado de su mamá, una jubilada de casi 70 años que cobra la jubilación mínima y no los puede ayudar. "Ella nos presta el lugar para bañarnos pero cuando no puede, lo hacemos con una manguera porque no nos queda otra", explica.
Para el matrimonio, el objetivo de cada mediodía es encontrar algo de comida en los contenedores más cercanos: "Ingerimos carnes en mal estado o fiambres. No hay mucha variedad. Siempre terminamos descompuestos. Pero seguimos adelante y por la tarde volvemos a buscar trabajo hasta la noche", agrega.
A sus 27 años, López Gianeli le reza a los políticos de turno para que se apiaden de su situación: "Buscamos que alguien nos ayude. Por la noche en el auto nos morimos de frío. Nos acurrucamos con una frazada y nos tapamos con cartones porque no se aguanta. Por eso quiero tener un techo antes de que llegue el invierno", reflexiona y aclara: "Fuimos varias veces a hablar con las autoridades municipales pero nunca nos escucharon. Hasta nos han dicho que tenemos que tener un hijo para que nos den una mano, una vergüenza". Ellos, como tantos otros, son la peor cara de una situación que se profundiza. Son los marginales, son los nadies. "No se puede más, no es digna esta vida. Estamos expectantes que los vecinos saquen su basura entre las 11 de la noche y las 2 de la mañana para ir a revolverla. Queremos un trabajo, queremos poder salir de esta, y poder vivir como se debe", señala la joven, con mucha tristeza.
Al finalizar, y con voz entre cortada, explica que su situación no es la única en su localidad: "Muy cerquita de nosotros, a unos pocos metros, hay un abuelito que también vive en un auto. No tiene ni para los remedios", concluye.