Las dos filas que alcanzaron las cinco cuadras sobre la calle Bynon se habían acercado al santuario desde diversos puntos del país bajo el lema "querido San Cayetano ayúdanos a ver al Cristo vivo en cada hermano".
"La fe y la esperanza de los humildes es la que nos convoca para pedir una vida digna, pan y trabajo", declaró el cardenal en la ceremonia que inició a las 11 de la mañana y duró una hora. Tras la Eucaristía, entregaron bandejas a los fieles, que se agolpaban debajo del escenario frente al Santuario de San Cayetano.
El cardenal solicitó que eleven sus objetos personales o llaves a los que quisieron ser bendecidos, les lanzó agua bendita y bendijo a las familias.
"Su bendición me abre el corazón y me da esperanza. Está difícil y pido por trabajo", declaró a Télam Ascención, de 78 años, que hace 40 años acude al santuario para conmemorar a San Cayetano.
"Pedí por los que están en la calle y los desempleados", dijo a su vez una mujer Poli brindaba la misa.