Nadie sabe qué pasó con "Koi". Se cree que, despojada del título de "concubina real", siguió el destino de las tres ex esposas del monarca, que fueron públicamente humilladas, deshonradas y expulsadas del palacio. Conocedora del maltrato de su marido hacia todas las muejres, la reina Suthida presiente que será la próxima en caer en desgracia.
El 28 de julio de 2019, hace tres años, millones de tailandeses contemplaron con asombro la celebración de un ritual impensable que jamás había trascendido los muros del palacio de Bangkok.
El rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, sentado en su trono, bendijo a su compañera sexual favorita, una ex enfermera llamada Sineenat y apodada "Koi", como su concubina oficial.
A su lado, la reina oficial, Suthida, contemplaba la escena sin inmutarse, pese a que su humillación llegó a todos los rincones del mundo.
Los últimos tres años presenciaron el esplendor y la caída estrepitosa de Koi, y ahora muchos temen el destino de la ex concubina real, que desapareció de la vista pública a finales del año pasado.
“No se ha visto a Koi desde diciembre y aumentan las preocupaciones sobre su bienestar”, escribió el periodista censurado en Tailandia Andrew McGregor Marshall, conocedor de los secretos de la corte de Bangkok.
“El vertiginoso viaje en montaña rusa de su posición en el palacio parece estar en una pronunciada trayectoria descendente una vez más”, lamentó.
Nacida como Niramon Ounprom en 1985, la concubina real fue oficializada con el antiguo título de “Noble consorte real” (Chao Khun Phra) y, aunque fue degradada durante unos meses por mala conducta, pronto le fue restituido su rango en la corte.
Koi fue la primera mujer que llevó el título de concubina real, creado por el rey Rama IV (1804-1868), quien tuvo 32 esposas, para elevar a ciertas mujeres que prestaban servicios personales al monarca y dejó de utilizarse en 1925.
La tradición de las concubinas se abandonó en 1910 en favor de que el monarca tuviera una sola esposa: Vajiravudh (Rama VI) fue el último rey que tuvo una concubina; los reyes Prahadhipok y Bhumibol Adulyadej practicaron la monogamia, mientras que Ananda Mahidol nunca se casó.
Pero el rey Vajiralongkorn, a quien Marshall describe como “un psicópata violento al que le encanta atormentar a las mujeres”, rompió todas las normas que habían regido la conducta de la dinastía durante más de un siglo: casado con una prima, se divorció de ella tras repudiarla, acusándola falsamente de infidelidad.
Su segunda esposa, una reconocida actriz, tuvo que abandonar el país y refugiarse en Estados Unidos con algunos de sus hijos, temiendo cierta venganza del marido.
La tercera fue desterrada del palacio y encerrada en una “prisión” rural de la que no ha salido en 8 años después de que se la acusara a ella y a su familia de aprovechar su posición en palacio para cometer actos de corrupción.
La cuarta esposa, la actual reina Suthida “Nui” Tidjai, fue coronada en mayo de 2019. Era una asistente de vuelo de la aerolínea Thai Airways treinta años más joven que su esposo.
Pero la estrella de la reina Suthida duró poco, apenas unos meses, hasta que Vajiralongkorn, encandilado por la sensualidad de Koi, la nombró su concubina oficial, para perplejidad de todos.
Koi, definida por un politólogo tailandés como “joven, enérgica, hermosa, en forma, amigable y deportista”, comenzó a aparecer en público acompañando al rey y se convirtió en la favorita de los tailandeses, especialmente los jóvenes, lo que despertó los celos de la reina.
La situación solo empeoró, pues de la convivencia en palacio de dos mujeres, cuya única misión oficial es dar placer al rey, surgió una rivalidad atronadora por la influencia y protagonismo. Conocedoras del historial "romántico" del marido, ambas buscaron salvarse solas.
Según los informes, censurados en Tailandia, en el palacio se vivió una “fea lucha por el poder” entre la reina y la concubina, en torno a quienes se formaron dos facciones.
En octubre de 2019, Koi fue sorprendentemente despojada de todos sus honores, títulos, condecoraciones y cargos militares honoríficos y encerrada la prisión de mujeres Lat Yao, en Bangkok, bajo graves acusaciones y sin un proceso judicial justo.
En una muestra asombrosa de la gravedad de las cosas, un vocero de la corte dijo que la amante real había sido enviada a la cárcel acusada de ser irrespetuosa y de portarse mal con la reina Suthida al tratar de promover sus propias “ambiciones y aspiraciones” y ser “desleal” al rey.
El anuncio del palacio decía que la concubina había actuado con “arrogancia” y que había hecho “todos los esfuerzos posibles para equipararse con la reina”. Sus acciones demostraron que “no honra al rey y no entiende la tradición real… sus acciones son para beneficiarse a sí misma”.
“Koi se había convertido en participante de un tipo de cuento de hadas diferente y más oscuro: una mujer abusada y encarcelada por un rey cruel y malévolo, pero a diferencia de las historias de fantasía arquetípicas, no había un héroe valiente o un caballero valiente que la rescatara. Parecía condenada a una vida de encarcelamiento y desesperación”, escribió Marshall.
La situación y la incógnita por el paradero de Koi despertaron inesperadas quejas en un país donde la “ley de lesa majestad” castiga con prisión a quienes se atrevan a cuestionar, criticar o insultar al rey, a la familia real o a la monarquía.
“El caso de Koi es un ejemplo de lo que se ha vuelto tan normalizado: este clima de miedo en torno al rey”, dijo Pavin Chachavalpongpun, un político tailandés exiliado por sus críticas a la monarquía. “Por supuesto que puedes ser recompensado, pero si un día molestas al rey, podrías ser degradado. O no solo degradado sino despedido. O no simplemente despedido, tal vez podrías ser encerrado o incluso asesinado”.
“Cuando Koi fue despojada de sus títulos, la afirmación fue que rompió las reglas del palacio para los sirvientes. Así que mientras antes la proclamaron esposa, la castigaron como a una sirvienta”, dijo una joven feminista. “Esta no es la práctica de un modelo a seguir que se supone que representa el rey y la monarquía como institución”.
Solo unos meses después, en un gesto de misericordia, el rey Vajiralongkorn volvió a aceptar a Koi en palacio y le restituyó sus honores de reina. “El rey que había abusado de ella y la había encarcelado decidió que, después de todo, todavía la amaba”, recordó el periodista.
Pero el regreso de Koi al palacio fue amargamente recibido por los leales a la reina Suthida, además de la hermana y la hija mayor del rey, por lo que es probable que casi 1.500 fotografías íntimas se hayan filtrado a la prensa para intentar sabotear su restitución como consorte.
La lucha por el poder continuó en palacio pese a que el rey hizo las paces con sus mujeres y empeoró con el transcurso del años 2021, ya que Sineenat y Suthida continuaron compitiendo por el estatus y la atención pública.
Con Koi fuera de la vista pública desde hace nueve meses, ahora es la reina Suthida quien teme por su futuro. Conociendo el destino de las tres esposas anteriores de Vajiralongkorn, solo le queda esperar por un arrebato de ira que la envíe lejos del palacio y la convierta en otra prisionera real.