Marcelo Macaluso sacó un préstamo a 30 años en el Banco Nación por el que inicialmente pagaba $9.000 por mes en 2017. Dos años después, la cuota subió a $21.000 y actualmente es de $45.000. “Ni vendiendo la casa podía pagar lo que debía”, se lamentó el hombre, que se resiste al remate de su propiedad y espera un guiño de la justicia
“Era una de las últimas posibilidades que teníamos para acceder a una casa propia porque nos habíamos pasado los últimos 20 años alquilando”, recordó a Infobae Marcelo Macaluso, de 45 años y quien en 2017 decidió sacar un crédito hipotecario UVA a 30 años sin advertir que cuatro años después sería el primero en el país en ser notificado para una ejecución por falta de pago.
Marcelo vive en San Rafael, Mendoza, es empleado bancario y tiene 4 hijos. Aplicó para un crédito por $2.000.000 en el Banco Nación por el que inicialmente tenía que pagar $9.000 mensuales. Abonó en término 20 cuotas consecutivas hasta que en abril de 2019, debido a la alta inflación, el valor se disparó a $21.000 y dejó de hacerlo. “La cuota era impagable, se había convertido en la mitad de mi sueldo”, señaló el damnificado. Pero lo que más le preocupaba era el saldo del capital adeudado en UVA, “que en ese momento ya eran $4.000.000, exactamente el doble de lo que habíamos pedido”, indicó Marcelo.
Lo primero que hizo fue presentar un recurso de amparo ante la justicia federal de San Rafael, que fue rechazado. “El juez argumentó que no nos quejáramos de que la cuota y el capital fueran subiendo porque el valor de la casa iba subiendo en la misma proporción. Nos decía que nuestro capital también iba creciendo como si hubiéramos comprado la casa para hacer un negocio”, se lamentó.
Si bien por la cuarentena, el gobierno de Alberto Fernández decidió congelar las cuotas de los créditos UVA, la familia Macaluso tampoco pudo ponerse al día y el 30 de marzo de este año le llegó una notificación del banco donde le informaban sobre la inminente ejecución de la propiedad.
“Hoy estamos endeudados en $9.000.000 y el valor de la UVA pasó de los $14 pesos iniciales a $74, por lo que el valor de la cuota nos da unos $45.000 mensuales”, explicó Marcelo, quien volvió a presentarse ante la justicia para que su casa no sea rematada.
“Espero que esta vez el juez nos escuche y entienda nuestra situación, que es desesperante”, insistió el sanrafaelino, que forma parte de los 110.000 damnificados que integran el grupo de “Hipotecados UVA” y que lo tienen como estandarte de lucha. “Pedimos frenar la ejecución hasta tanto este problema de los créditos UVA no se resuelva de fondo”, indicó.
Marcelo advirtió que con el descongelamiento de las cuotas, que empezó a regir el 31 de marzo, “se van a presentar muchísimos casos más como pasó en el 2001, que en ese momento eran créditos tomados en dólares”. De hecho, contó que en el grupo de autoconvocados, hay familias que están pagando entre $70.000 y $80.000 por mes y que ya tomaron conocimiento de la segunda ejecución que se puso en marcha en el país: “Es de una señora que vive en Tierra del Fuego”.
A pesar de que su caso “está muy avanzado”, no pierde las esperanzas y confía en un guiño por parte del gobierno o de la justicia. Recordó que “el ex presidente Néstor Kirchner aprobó una ley que permitió que los créditos tomados en 2001 fueran saneados”. Y agregó: “Cuando vieron que las ejecuciones no paraban, frenaron todo y hubo miles de beneficiados. Pero en el camino también hubo cientos de ejecuciones. Eso mismo estamos pidiendo ahora para que las familias no terminen en la calle”.
Gracias al crédito que obtuvo del Banco Nación, Marcelo pudo comprar una casa en el Barrio Unimev, el cual está compuesto por 1.100 viviendas de similares características y hechas por la misma constructora. “Tiene 45 años de antigüedad, es de un solo piso y posee 4 habitaciones. El lote tiene 240 m2 y la casa ocupa una superficie cubierta de 90 m2 aproximadamente”, describió.
Si hoy quisiera vender su casa y encontrara un comprador que pagara el precio de mercado quizás lograría saldar la deuda pero se quedaría sin la vivienda. Pero lo más probable es que la propiedad vaya a remate y por lo tanto, el dinero que se consiga por la transacción sea menor.
“En el banco me explicaron que yo debo afrontar el resto de la deuda que no se pague con el remate de la casa, por lo que me embargarían el sueldo vaya a saber por cuántos años”, se indignó.
Mientras aguarda una respuesta de la justicia, Marcelo y su mujer no paran de pensar en alternativas frente a un desalojo. “Somos una familia muy humilde pero muy unida. Seguramente en la casa de mi madre o de mi suegra me hagan un lugarcito. Es muy triste todo lo que estamos atravesando. Se van por la borda todos los sueños y nunca nos imaginamos que íbamos a terminar así”, concluyó este hombre que pasó a ser parte de la historia de los “estafados” -como él dice- de los créditos hipotecarios UVA.