En medio de un escándalo por espionaje y filtraciones que sacude las altas esferas del poder, la diputada Marcela Pagano ha emergido como la principal defensora de su pareja, el abogado Franco Bindi.
Mientras el gobierno lo señala como el cerebro de una "operación de desestabilización", Pagano asegura que las acusaciones son infundadas y constituyen un ataque directo para acallar sus críticas y su voz en el Congreso.
La tensión política ha escalado a un nuevo nivel, entrelazando la vida personal y las disputas de poder. En el epicentro de la controversia se encuentra la relación entre la diputada Marcela Pagano y el abogado Franco Bindi, quien es apuntado directamente por el Gobierno como el responsable de filtrar audios comprometedores en una presunta operación de espionaje ilegal.
Una defensa férrea ante las acusaciones
Frente a los señalamientos que califican a Bindi como un operador en las sombras buscando desestabilizar al oficialismo, Marcela Pagano ha salido públicamente a defenderlo con contundencia. La legisladora sostiene que la campaña de desprestigio contra su pareja es, en realidad, una estrategia para neutralizarla políticamente. "Meterse con él es una forma de intentar que me calle y eso no va a pasar", sentenció Pagano, dejando claro que no se dejará intimidar.
Según la diputada, las acusaciones carecen de cualquier sustento probatorio, calificándolas como "puro humo". En sus declaraciones, Pagano ha intentado desmitificar la figura de Bindi, describiéndolo irónicamente como un "espía que sostiene una cartera y cuida un bebé todo el día", en un esfuerzo por mostrar una faceta más familiar y alejada de las complejas tramas de inteligencia que se le atribuyen.
El trasfondo de la disputa
La defensa de Pagano no se limita a lo personal, sino que apunta a una feroz interna dentro del propio espacio gobernante. La legisladora ha sido una voz crítica contra ciertas facciones del oficialismo y considera que este ataque es una represalia por sus posturas. En este sentido, ha llegado a insinuar que el propio gobierno podría estar utilizando "agencias de inteligencia paralelas", llevando la confrontación a un plano institucional.
Mientras tanto, desde el Ejecutivo insisten en la responsabilidad de Bindi en la difusión de grabaciones que involucran a figuras clave del entorno presidencial. El vínculo entre Pagano y Bindi se convierte así en un elemento central de una batalla que se libra tanto en los medios de comunicación como en los pasillos de la justicia, donde se definen lealtades y se disputan cuotas de poder.
