Lo dijo en su discurso anual al país en momentos de alta tensión en Ucrania y Navalny, al borde la muerte.
"No crucen la línea roja" con Rusia. Esa fue la amenaza del presidente ruso, Vladimir Putin a Occidente este miércoles, en su discurso anual a la Nación ante ambas cámaras del Parlamento.
La advertencia se produjo en medio de una mayor tensión con Occidente por Ucrania y el crítico estado de salud de su rival político número, preso y enfermo, Alexei Navalny.
"El uso de sanciones injustas se está convirtiendo en algo más peligroso: un intento de golpe en Bielorrusia", volvió a amenazar Putin.
De complots y golpes
El presidente ruso apoya al presidente bielorruso Alexander Lukashenko, que se enfrenta a una gran oposición.
El 17 de abril, las autoridades bielorrusas anunciaron que habían frustrado un complot respaldado por Estados Unidos para asesinar al presidente Lukashenko. Dijeron que el servicio de seguridad FSB de Rusia los había ayudado a derrotar el intento de golpe.
La afirmación fue desestimada por la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tikhanovskaya, como una "provocación".
"Globalmente, nos comportamos de forma prudente y modesta, a menudo incluso sin responder a las acciones inamistosas o incluso a groserías flagrantes", declaró el presidente ruso.
Pero en una advertencia a quienes se tomen sus "buenas intenciones como una debilidad", Putin afirmó que esperaba "que nadie tenga la idea de cruzar una línea roja con Rusia".
"Decidiremos nosotros mismos por dónde pasa (esa línea)", declaró, en alusión a sus múltiples cruces verbales con las potencias occidentales, pero sin aportar más precisiones.
El "deporte" de atacar a Rusia
Según dijo Putin, para algunos países, "¡atacar a Rusia por cualquier cosa se ha convertido en una especie de deporte!".
Sin embargo, no se refirió expresamente a los asuntos que enfrentan a su país con Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
Tampoco dijo nada sobre el estado de salud Navalny, encarcelado y -según sus allegados- muy débil tras tres semanas en huelga de hambre.
Tampoco mencionó el despliegue de decenas de miles de tropas rusas en la frontera con Ucrania ni las acusaciones de espionaje y de injerencia electoral en Estados Unidos.
