En realidad la movilización tuvo un doble propósito ya que la columna de manifestantes con dirigentes del sindicato y obreros del pescado, alrededor de trescientos, se congregaron en inmediaciones del Monumento a San Martín, frente al Palacio Municipal, una hora antes del comienzo de la marcha, desde donde formaron una columna al ritmo de bombos, redoblantes y pirotecnia surtida.
Entre la muchedumbre hubo un par de cosas que llamaron la atención. Nadie, ni uno solo, llegó vestido con la indumentaria característica del oficio. Las banderas negras y blancas identificaban al sindicato pero pasan más desapercibidas para quien circulaba a esa hora por la plaza, que el uniforme blanco de trabajo.
El otro hecho que llamó la atención fue la ausencia de Cristina Ledesma acompañando la movilización. Allegados a la dirigente aseguraron que la Secretaria General no se encontraba en la ciudad. Estaba acompañando a una de sus estrechas colaboradoras, quien enfrenta un problema de salud.
El hecho de llegar tan temprano a la Plaza impidió que los medios locales y nacionales que cubren la Marcha pudieran siquiera registrar imágenes de la manifestación, mucho menos recabar testimonios. De todas maneras, hubo algunas declaraciones a distintos movileros radiales.
“El puerto está devastado. La situación de nuestros compañeros no se sostiene mucho tiempo más y necesitamos que haya respuestas para reactivar el trabajo”, contó Marcela Ibarola, una de las integrantes de la Comisión Directiva, ante la consulta de LU6.
El gremio había enviado un comunicado de prensa en los días previos en los que anticipaba los motivos de la movilización a partir de la “situación insostenible” que generaba la falta de materia prima a partir de que los barcos migran al sur a pescar langostino y la exportación de pescado congelado en bloque como el langostino, la corvina y el calamar. Durante la movilización no hubo ninguna mención a esta situación.
Los dueños de los redoblantes lucían camisetas de fútbol del torneo interno que promueve el sindicato. Una bandera larga y angosta asomaba como dique de contención de un grupo disperso que se fue caminando desde Luro e Hipólito Yrigoyen hacia Mitre, donde frenó y se ubicó en una mano de la avenida para esperar el inicio de la Marcha general. En el otro lado de la calle ya habían desembarcado Camioneros con sus colores verde y blanco. Más allá se aprestaba a sumarse una agrupación de jubilados.
“Esto es como una introducción al plan de lucha que vamos a emprender este año si las cosas no cambian, si a nuestros compañeros les sigue faltando el trabajo”, confió Adolfo Echeverría, el secretario Adjunto. “Si las cosas no cambian seguramente movilizaremos nosotros solos”; anticipó el dirigente.