Hace un par de noches, la agencia de noticias japonesa Kyodo sorprendía con una noticia que aseguraba que las autoridades de China habían emitido una "orden de mordaza" sobre el coronavirus a los médicos de la ciudad de Wuhan. "Les advirtieron que podrían ser castigados por espionaje si revelaban lo que sucedió durante la etapa inicial del brote", reza la publicación. Según la agencia, el Gobierno chino estaría intentando evitar una investigación externa sobre los orígenes del virus y la actuación de las autoridades chinas cuando comenzó el brote.

"Un médico en Wuhan contó que las autoridades sanitarias le dijeron que sería castigado por la ley si revelaba su experiencia, y si se le acusaba de espionaje, se le podría imponer la pena de muerte. Las instituciones académicas de la ciudad intentaron mantener registros del virus y el tratamiento de la infección, pero las autoridades obligaron a cancelar el plan", asegura Kyodo según sus fuentes cercanas a organizaciones médicas y autoridades en Wuhan.

Desde Japón hablan de una mordaza que recuerda a lo acontecido con el famoso oftalmólogo Li Wenliang, quien, antes de que el Covid-19 se lo llevara por delante el 7 de febrero, contó que las autoridades de Wuhan lo silenciaron en diciembre al intentar compartir sus preocupaciones sobre el nuevo virus.

"Con la censura a Li Wenliang y a otros médicos, muchos descubrimos que los políticos de Wuhan habían ordenado que se nos ocultara la verdad para no crear pánico entre la gente. Seguramente todo sería distinto si desde el principio se hubiera informado a la población", aseguraba a este periódico un vecino de Wuhan. "No se quiso ocultar ninguna información. Lo que pasó es que avisamos tarde de lo que estaba ocurriendo en Wuhan", respondía un funcionario de Salud de esta ciudad en el centro de China.

CENSURA A PERIODISTAS

Pero la mordaza de la que habla la agencia japonesa también se extendió durante el brote de Wuhan a los activistas que se vistieron de periodistas y estuvieron cubriendo las informaciones del coronavirus sobre el terreno. Algunos de ellos fueron detenidos bajo la censura de un régimen que ha querido controlar la narrativa del coronavirus desde que empezaran a salir las primeras noticias en Wuhan a finales de diciembre.

Para Zhang Zhan, una ex abogada de 37 años que lleva cinco meses detenida, la fiscalía pide cinco años de prisión por "enviar información falsa a través de textos y vídeos por WeChat, Twitter y YouTube". Un bloguero llamado Li Zehua, fue detenido en su apartamento de Wuhan el 26 de febrero y no se supo nada más de él hasta principios de mayo. Del que aún no se ha vuelto a saber nada es de Chen Qiushi, un activista que documentó las primeras semanas del coronavirus en Wuhan y cuya pista se perdió el 5 de febrero. Cuatro días más tarde de la desaparición de Chen, se perdió el rastro de Fang Bin, un comerciante textil que llevaba desde el 25 de enero publicando vídeos en Youtube en los que narraba el día a día en la ciudad. Fang fue acusado de difundir "noticias falsas".

Han pasado casi 11 meses desde que la Comisión Municipal de Salud de Wuhan notificara que había "un conglomerado de casos de neumonía en la ciudad". El primer día de 2020, la OMS solicitó oficialmente más información a China, aunque hay que esperar hasta el 4 de enero para leer en Twitter la primera comunicación del organismo internacional al respecto.

¿QUIÉN FUE EL PACIENTE CERO?

Muchas preguntas quedan aún por resolver sobre el origen de esta pandemia. Prácticamente todos los expertos sostienen que la fuente del nuevo coronavirus es un murciélago, pero la ruta que tomó para infectar a los humanos sigue siendo desconocida. El mercado húmedo de Wuhan se situó como el epicentro del primer brote. Y se empezaron a barajar nombres de candidatos a ser el huésped intermedio antes de pasar a los humanos. Pero aún ni siquiera se sabe cuándo pudo comenzar a propagarse, ni quién fue el paciente cero.

En julio, dos expertos de la OMS viajaron a Wuhan intentar arrojar algo de luz a todos los interrogantes. Pero fue una simple avanzadilla. Está previsto que un equipo completo del organismo viaje a Wuhan para rastrear, de la mano de sus homólogos chinos, el origen y la fuente zoonótica (animal) del Sars-CoV-2. Según ha dicho esta semana Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Pekín está "en conversaciones con la OMS para que un grupo de expertos viaje próximamente a China".

Una vez se inicie el rastreo del origen de la pandemia, queda por aclarar si realmente el mercado de Wuhan es la zona cero de la pandemia. Este lugar se puso en el foco porque las autoridades de la ciudad dijeron en enero que los primeros pacientes por la Covid-19 que habían ingresado en los hospitales tenían alguna relación con el mercado. En cambio, en mayo, el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, Gao Fu, aseguró que era "poco probable que el virus haya surgido allí" porque las muestras de animales tomadas del mercado "fueron negativas".

VIRUS EN ALIMENTOS CONGELADOS

Entonces, muchos en China se agarraron a estas afirmaciones, repetidas por epidemiólogos chinos, para empezar a poner en duda que el primer brote de coronavirus fuera en Wuhan. Ahora, a medida que se acerca el aniversario del primer anuncio de las autoridades sanitarias chinas (31 de diciembre), la maquinaria de propaganda mediática del Partido Comunista Chino ha dado un paso más: "El coronavirus no empezó en Wuhan, sino que pudo llegar del extranjero a través de alimentos congelados", resumen los titulares de la prensa controlada por Pekín. En vísperas de conocerse la fecha de la próxima misión de la OMS sobre el terreno, los medios estatales están elaborando sus teorías para defender que el primer brote comenzó fuera de China.

Las autoridades sanitarias de China llevan semanas avisando de que han encontrado muestras vivas del coronavirus en embalajes de un productos congelado importados de otros países. Y culpan a estos embalajes de ser la causa de los últimos brotes en el país. "Al menos 10 ciudades chinas han encontrado que los paquetes internos o externos de alimentos congelados importados están contaminados por el coronavirus, como carne de res de Brasil, nudillos de cerdo de Alemania y camarones de Brasil y Arabia Saudita, que muestran el virus podría permanecer vivo a bajas temperaturas durante mucho tiempo", reza una nota del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de China.

El People's Daily, el periódico oficial del Partido Comunista Chino, ha publicado esta semana una nota en la que asegura que "toda la evidencia disponible sugiere que el virus no comenzó en Wuhan". Este diario, con testimonios de científicos, defiende que coronavirus fue llevado a Wuhan por alimentos congelados y que su propagación se amplificó en el mercado de mariscos.