Tras semanas de inestabilidad política, protestas y tres cambios de presidente, Perú anunció esta semana una arriesgada jugada económica.
La nación sudamericana, por primera vez en su historia, decidió lanzar un bono económico por más de 100 años, una de las pocas naciones del mundo que ha logrado tal plazo para su deuda.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) del país había publicado el domingo un decreto supremo que autorizaba la emisión, en el que indicó que los fondos se destinarán a contener el covid-19 y financiar parte del gasto público.
"En este caso, de lo que se trata es de obtener financiamiento para el presupuesto público que a raíz de la pandemia se ha incrementado, dado que han aumentado las necesidades, pero han disminuido los ingresos", le dice a BBC Mundo el doctor Pedro Grado Smith, profesor de Economía de la Universidad de Lima.
Los nuevos bonos fueron emitidos en un contexto singular: poco antes, el Congreso de Perú había sacado un presidente, otro había renunciado y un tercero, Francisco Sagasti, había asumido como mandatario interino mientras, en las calles, las protestas dejaron dos muertos y decenas de heridos.
Sagasti ya había anticipado a la agencia de noticias Reuters la semana pasada que Perú planeaba concretar a corto plazo la colocación de bonos para financiar el "altísimo" déficit fiscal, el pago de intereses y obligaciones de antiguos compromisos con vencimiento en 2021.
De acuerdo con Grado Smith, el hecho de que el país haya logrado acceder a estos fondos pese a los torbellinos políticos de la última semana es prueba de la consolidación que ha vivido la economía peruana en las últimas décadas.
"Perú ha podido acceder a estos plazos porque su macroeconomía todavía presenta elementos muy positivos", indica el académico.
"Hasta el año pasado estábamos entre los 32 países con mejor macroeconomía del mundo, según el World Economic Forum. La inflación peruana fue más baja que la de EE.UU. el año pasado, tenemos una notable cantidad de reservas, la tasa de inflación es baja… eso genera confianza en los inversores porque, al ser una economía estable, puede obtener ese financiamiento", agrega.
El experto, que considera que "la deuda en sí misma no es ni mala", advierte que las consecuencias de la venta de estos bonos para el peruano común dependerá del manejo que se haga de esa ese endeudamiento en los próximos años por las autoridades.
¿Cuáles son sus beneficios?
Grado Smith explica que, en esencia, un bono es un mecanismo de endeudamiento que da fondos a los estados o empresas para realizar determinados emprendimientos.
"Las personas cuando quieren obtener un crédito, van al banco y lo piden. Las empresas y los países también pueden pedir un crédito al banco o, en cambio, pueden también emitir un bono", señala.
"La diferencia entre un bono y una deuda es que esta última la da directamente el banco y en el caso del bono, son el público en general y, sobre todo lo que llaman inversionistas institucionales, como compañías de seguro, quienes los compran", agrega.
El académico señala que este tipo de acción, además de señalar la confianza de los inversores en el país, también puede traer beneficios a corto y mediano plazo.
"Es bueno que un país se pueda endeudar, por ejemplo, para comprar más vacunas, o puedes endeudarte para una inversión de infraestructura", comenta.
De acuerdo con el experto, la venta de los bonos también podría implicar que el país tenga un mayor acceso a recursos o subsidios ante una potencial segunda ola de la pandemia de coronavirus, que ya ha dejado más de 35.000 muertos y más de 945.000 casos en el país.
También, señala, podría implicar algunas mejoras financieras para los ciudadanos.
"Al entrar más recursos a la economía, conceptualmente, debería bajar la tasa de interés en el mercado local de alguna u otra manera, y eso beneficia al público en general", comenta
"Y, por último, al existir financiamiento a largo plazo, el estado pueden invertir en grandes obras de infraestructura, como pueden ser subterráneos o aeropuerto".
El lado negativo
La venta de bonos por más de un siglo no es un evento común: actualmente, solo México, Bélgica, Irlanda, China, Dinamarca y Suecia han logrado endeudarse por tan largo plazo.
Grado Smith señala que este tipo de jugada económica puede también traer graves consecuencias, principalmente un sobreendeudamiento.
"Lo que habían calculado inicialmente los expertos y analistas era que nuestra deuda no debería ser más de 30% del PIB. Hoy día esa deuda ha superado el 30% de ese PIB, por lo que habrá que ser muy cuidadoso en las siguientes emisiones", opina.
En una comparecencia ante el Congreso, el ministro de Economía y Finanzas Waldo Mendoza estimó que su cartera prevé que el nivel de la deuda aumentará en grandes proporciones tras el estímulo económico propuesto por el para reactivar la producción y frenar la pandemia, que suma hasta un 20% del PIB, .
Mendoza indicó que esto llevará a que la deuda pública con respecto a la producción nacional aumentará de un 28% del PIB a un 35% a fines de este año y hasta un 38% en el 2021.
"Dicho de otra manera. Al habernos endeudado, todavía tenemos espacios, pero el camino hacia delante debe ser más austero, porque tenemos el riesgo a la puerta", dice el académico.
En su criterio, otro factor a tener en cuenta es el curso político del país y la sombra de la corrupción, que pueda afectar el uso de los fondos obtenidos con los bonos.
"La corrupción es como un cáncer y si no se le combate, podría inundar el Banco Central y destruir la estabilidad macroeconómica que se ha tardado en construir 30 años", señala.
En criterio del experto, Perú cuenta con lo necesario para un mejor desarrollo económico, pero los resultados de esto dependerán en gran parte de la clase gobernante.
"A pesar de todas las crisis políticas, en los últimos 30 años Perú logró cierta macroestabilidad económica que ahora es importante mantener. Si en paralelo a esa macroestabilidad económica tuviéramos una estabilidad política, estaríamos camino al desarrollo" considera.
"Es como tener un buen campo de fútbol para jugar. Tenemos un buen campo, pero necesitamos buenos jugadores. Es decir, mejores actores políticos".