Los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola expusieron documentos sobre los vínculos de los Kirchner con Lázaro Báez y cuestionaron el argumento de la defensa de la vicepresidenta sobre la supuesta persecución en su contra
El fiscal Diego Luciani reanudó esta mañana el alegato acusatorio en el juicio contra Cristina Kirchner: rechazó la teoría de una supuesta persecución contra la vicepresienta y dijo que ella intervino para beneficiar ilegalmente al empresario Lázaro Báez.
El fiscal orientó su exposición a demostrar la profundidad del vínculo entre Báez y los Kirchner; exhibió un testamento que, según él, acredita que Báez no disponía de la riqueza a su nombre y recordó operaciones comerciales compartidas por el empresario y el matrimonio presidencial. Es la octava audiencia en la que exponen Luciani y el fiscal que colabora con él, Sergio Mola, para fundamentar los pedidos de pena que formularán el lunes próximo. Una vez finalizada la exposición de la fiscalía, el Tribunal Oral Federal 2 dará inicio a los alegatos de las defensas. Los acusados son 13.
Luciani citó al Papa Francisco: “El corrupto persigue a quien lo contradiga”. Mola afirmó: “El lawfare no existe”.
Apenas comenzó la audiencia, Luciani se refirió a la jornada anterior, en la que expuso mensajes del exsecretario de Obras Públicas José López y al peritaje realizado sobre su celular: “Hemos dejado al descubierto la intervención de Cristina Fernández, Julio De Vido y Abel Fatala, entre otros, para beneficiar a Lázaro Báez y sus empresas”. Y expuso en la pantalla compartida intercambios de mensajes entre José López y Julio Mendoza, el entonces presidente de Austral Construcciones. Algunos de esos intercambios, que fueron publicados por LA NACION, ya habían sido exhibidos en las primeras audiencias del alegato.
Luciani mostró nuevamente los mensajes entre López y Mendoza del 30 de noviembre de 2015, que aludían a una reunión entre Báez y “la Sra” . “Ese día, según los portales de noticias, Cristina estaba en el Sur”, dijo Luciani. “Después de haber visto la elocuencia de estos mensajes, sobran las palabras”, agregó.
El fiscal dijo hoy que los exfuncionarios de la Secretaría de Obras Públicas, el presidente del Banco Nación, los entonces funcionarios de la Dirección Nacional de Vialidad y los colaboradores de Lázaro Báez mantenían una relación “codo a codo”. “Eran lisa y llanamente como una misma parte (...) a costa de los fondos del erario”, sostuvo Luciani, y una vez más aludió al “canal privilegiado” que tenía Lázaro Báez. “Lázaro Báez era Néstor Kirchner”, aseveró. Hizo mención al vínculo entre Lázaro Báez y los expresidentes del Banco Nación Juan Carlos Fabrega y Juan Ignacio Forlón. A este último se refirió como “cercano a Máximo Kirchner”.
“Austral fue una estructura creada para extraer fondos del estado mediante el direccionamiento de licitaciones -dijo el fiscal-. Tal es así que cuando concluyó el mandato de Cristina Kirchner la empresa desapareció, se esfumó. Porque Austral Construcciones solo podía subsistir con el amparo y la anuencia de la entonces presidenta. Y se ve en los procesos de quiebra que atravesó la empresa”. Y repasó el proceso de quiebra de la empresa. “Austral Construcciones fue una cáscara, que más allá de las personas que nominalmente aparecen o aparecieron como accionistas fue creada por personas con capacidad organizativa para direccionar licitaciones financiadas por el tesoro nacional”, dijo.
Cuestionó que las empresas de Báez recibieron anticipos financieros por mil millones de pesos entre 2005 y 2012, pero que ese dinero fue usado para la adquisición de estancias y no para avanzar con la ejecución de las obras.
Más allá de mencionar el direccionamiento de las obras, el fiscal se enfocó en la relación entre Báez y la familia Kirchner. “Austral tiene un terreno con vista al lago en El Calafate en condominio con los hijos de Cristina Kirchner. Además, hay propiedades que Lázaro Báez le compró a Máximo Kirchner”, dijo. Tras mencionar las operaciones comerciales que los unen, se refirió también a la declaración de Leonardo Fariña como arrepentido en la causa conocida como “la ruta del dinero” y tomó varios de sus dichos.
“Fariña dijo que los ingresos de Austral por la obra pública contenían sobreprecios y afirmó que fue el propio Lázaro Báez quien le comentó en enero del año 2011 que la expresidenta lo interrogó para saber si estaban sacando dólares al exterior. Eso se lo dijo Báez cuando ya estaban expatriando dinero”, dijo Luciani. Y siguió: “Estas afirmaciones de Fariña encuentran respaldo con ciertos registros, concretamente, ingresos y egresos de personas a la Residencia de Olivos”.
Exhibió un ingreso de Lázaro Báez a la Quinta de Olivos el 2 de diciembre de 2010. “Solo aparece su nombre y nada más. Pero no es la única visita que recibió Cristina Kirchner por parte de Austral Construcciones. Unos meses antes, el 10 de agosto de 2010, José López ingresa a las 10:15 horas, se va 11:25 y en esa misma reunión estaba Julio Mendoza”.
El testamento de Báez
Luciani exhibió el testamento de Lázaro Báez, documento que fue secuestrado en un allanamiento en 2017 a las oficinas de Leandro Albornoz, el escribano de los Kirchner, y consideró que demuestra que Báez no disponía de su riqueza. “El testamento se confeccionó en julio de 2010, mientras regían los contratos entre Báez y los Kirchner por la explotación de hoteles, y le otorgó justamente ante el escribano Leandro albornoz, que unía los negocios entre los Báez y los Kirchner.
El testigo de ese testamento era Roberto Saldivia, un empleado de la empresa Hotesur. El documento establecía que durante 30 años los herederos de Báez, su esposa y sus hijos, no podían disponer de la herencia. “Báez no tenía poder de decisión absoluto sobre el destino de sus propios bienes y de sus empresas por lo tanto, ¿quién concretamente detentaba ese poder?”, preguntó el fiscal.
Sobre el final de su exposición, antes de pasarle la palabra al fiscal Sergio Mola, Luciani citó una exposición del Papa Francisco de 2014. Y aclaró que en ese entonces el exministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni adhirió a estas palabras.
“La escandalosa concentración de la riqueza global es posible por la connivencia de responsables del ámbito público con los poderes fuertes. Cuando la situación personal del corrupto llega a ser complicada, él conoce todas las salidas para escapar de ello”, citó Luciani.
Y continuó: “El corrupto atraviesa la vida con los atajos del oportunismo, con el aire de quien dice no he sido yo y llega a interiorizar su máscara de hombre honesto en un proceso de sincronización. No puede aceptar la crítica, descalifica a quién lo hace, trata de inhibir la autoridad moral que pueda poner en tela de juicio, no valora a los demás y ataca con el insulto a quien piensa de modo diverso. si las relaciones de fuerza lo permiten, el corrupto persigue a quien lo contradiga”.
En la audiencia del martes pasado, los fiscales consideraron que el verdadero móvil detrás de las licitaciones para favorecer a Báez eran los negocios del empresario con los Kirchner, a quienes les transfirió millones de pesos entre 2012 y 2013 desde Austral Construcciones a sus cuentas, luego de pasar por Valle Mitre. Los negocios mediante los cuales Báez transfirió ese dinero son parte de los hechos investigados en el caso Hotesur-Los Sauces. Los fiscales sostuvieron que se habían neutralizado los organismos de control para evitar interferencias en el otorgamiento de las obras a Báez y destacaron cómo se había sometido al Congreso a un “apagón informativo” para que no tuviera detalles de las licitaciones adjudicas al empresario.