En septiembre el intendente José María Issa vetó la ordenanza que instaba a retirar las máquinas en las que familias pierden lo poco que tienen.
En mayo de este año, EnReJA (Ente Regulador de Juegos de Azár) publicó un estudio que ubicaba a la ciudad de Metán como el municipio del interior con mayor índice de personas que con tendencia a la ludopatía. Aunque el propio organismo puso en evidencia la problemática, se permitió la instalación de tragamonedas en locales que no son precisamente un casino. Esa es apenas la punta de una situación muy grave.
Más o menos como se denunció en Salta Capital, los dispositivos se instalaron en agencias de Tómbola y hasta en despensas. Lo más grave de todo esto es que, al no haber un control exahustivo como amerita la situación, se han registrado menores de edad en plena apuesta electrónica.
La situación no es nueva. De hecho el debate ya pasó por el Concejo Deliberante metanense, donde los concejales consideraron que las máquinas debían ser retiradas. En el proyecto de Ordenanza que se aprobó, se instaba a la Municipalidad a tomar cartas en el asunto, entendiendo que se ponía en riesgo a niños y personas con ludopatía.
En septiembre pasado, el intendente José María Issa firmó el veto de la Ordenanza. Justificó que retirar los tragamonedas no era la solución, ya que su instalación contaba con todos los controles que EnReJA había impuesto y revisado. Que además su funcionamiento generaba puestos de trabajo para el personal que efectuaba el mantenimiento.
El punto más polémico de su justificación es que los encargados de los locales debían hacerse responsables de que menores de edad o posibles ludópatas no tuvieran acceso a las máquinas. Y que la Policía debía ocuparse de sancionar a los que no cumplieran, no el municipio.
Tela para cortar en otro informe es la existencia de dos salas de apuestas a pocos metros de un establecimiento educativo.
Fuente: quepasasalta.com.ar
