Coronavirus: por qué pese a la falta de vacunas Argentina le pidió al Fondo Covax la menor cantidad de dosis posible

Lo admitió el propio Gobierno. Este domingo, un lote de Covax evitó que Argentina se quedara sin vacunas. El país podría haber optado por una cuota hasta cinco veces mayor. Los detalles.

El Gobierno argentino firmó cinco contratos para adquirir vacunas contra el coronavirus. Uno de ellos, con el Fondo Covax. Por un tema de costos, por considerar que no harían falta más dosis y por acuerdos ya cerrados con otros laboratorios -según el argumento oficial- el país optó por la compra mínima indispensable para ingresar en este mecanismo global.

Ese piso exigido era la cobertura del 10 por ciento de la población, lo que traducido en dos dosis por persona dio un total de 9 millones. Sin embargo, según explicó la Organización Panamericana de la Salud cuando lanzó el sistema -que busca el acceso solidario y equitativo a las vacunas en el mundo- la compra podría haber sido por hasta el 50 por ciento de los habitantes.

De esos 9 millones, se conoce hasta ahora un contrato por 1,9 millón de vacunas. El resto se firmaría a medida que el Fondo comunique la disponibilidad. De ese total de casi dos millones de dosis, por ahora han arribado al país dos envíos: el primero, de 218 mil, a fines de marzo; el segundo, de 864 mil, este domingo.

La explicación sobre el criterio de compra argentino a Covax la dio Mauricio Monsalvo, subsecretario de Gestión Administrativa del Ministerio de Salud, en una reunión por zoom con la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados celebrada el 3 de febrero pasado. “Optar por el piso mínimo fue una elección inteligente”, afirmó aquel día.

En su momento, la cuestión pasó inadvertida para la opinión pública. Ahora trascendió un video de la reunión. El video es público, está en YouTube. Pero lo posteó en Twitter el diputado Luciano Laspina, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda e integrante del PRO, recordado por haber dejado la cámara encendida mientras se cambiaba la camisa durante una sesión.

 

 

Covax

 

El subsecretario Monsalvo, que con 40 años ya había recibido en ese momento la primera dosis de Sputnik V y el 5 de febrero recibiría la segunda, argumentó allí que con Covax se había decidido firmar por el piso mínimo posible porque la Argentina tenía en curso otros contratos bilaterales. También lo atribuyó al modo en que venía funcionando el mecanismo. “Ningún país tiene fechas de entrega”, afirmó.

El funcionario abundó en que esta opción significaba la ecuación costo beneficio “más oportuna”. Detalló que Argentina estaba comprometida a pagar por esta compra 32,1 millones de dólares en 2021. Y explicó que si el Gobierno pedía más dosis hubiera tenido un costo mayor y sin garantía de resultados. “Hoy estaríamos igual”, afirmó en referencia a las entregas.

En suma, Argentina no le tenía demasiada fe a la respuesta que pudiera ofrecer el Fondo Covax. La esperanza la había depositado en AstraZeneca y en la Sputnik V. Pronto los rezos incluirían a los chinos.

La respuesta de Covax
Hasta el 5 de abril -últimos datos informados-, Covax repartió 32 millones de dosis en una primera ronda, en 70 países. Para entonces, Argentina había recibido sólo 218 mil dosis, cuando el promedio por país ya daba 457.152, más del doble.

Puntualmente en Latinoamérica, la previsión del Fondo es de 280 millones de vacunas para este año. El promedio por país es de unos 20 millones de dosis, más del doble de lo que previó asegurarse Argentina con su cuota de 9 millones.

El programa Covax tiene como objetivo distribuir 2.000 millones de dosis en el mundo para 2021, algo que parece lejos de poder cumplirse debido a la lentitud y las demoras por la escasez de vacunas. Hoy sus autoridades no pueden confirmar de cuánto será esa cifra realmente. Los contratos bilaterales de los países con los laboratorios son una fuerte competencia y le han quitado peso al fondo común.

 

 

Covax

 

Si bien Covax no es la panacea, la tesis de que un mayor compromiso argentino con ese fondo hubiera implicado un “derroche” de recursos también es incierta. Ante la emergencia de la pandemia, la diversidad de fuentes de abastecimiento pareciera ser a priori más una fortaleza que una debilidad.

La decisión argentina de optar por el piso mínimo se suma a otros actos de los últimos meses, que muestran un denominador común: la presunta subestimación del problema de la escasez. “Nosotros no necesitamos 30 millones de vacunas”, había dicho el ahora ex ministro Ginés González García en esa misma reunión virtual con la Comisión de Salud. Hacía referencia al por entonces inminente contrato con el laboratorio chino Sinopharm. En la misma sintonía parece enmarcarse el abandono de un acuerdo con Pfizer, que en cambio lograron seis países de Sudamérica.

Cuando aquel día de comienzos de febrero las palabras de los funcionarios del Ministerio eran pronunciadas, las demoras de AstraZeneca (por los problemas de envasado del principio activo en México) aún no habían trascendido, pero el incumplimiento del Instituto Gamaleya con la Sputnik V ya era un hecho. Las dilaciones chinas sumarían más tarde otro capítulo de frustración.

La paradoja surgió este domingo, cuando Argentina se estaba quedando sin vacunas por los retrasos de esos laboratorios y aterrizó en Ezeiza el cargamento salvador del Fondo Covax, tan necesario como el oxígeno para un enfermo grave de Covid. La apuesta que era punto y terminó siendo banca trajo una bocanada de alivio en un escenario acuciante.

 

 

 

fuente: clarin.com

Lo más visto en los últimos

Chaco Gobierno del Pueblo