El condenado a 12 años de prisión por abuso sexual, cumplirá la pena en su casa monitoreado por una tobillera electrónica luego de tener una uña encarnada.
Lautaro Teruel cumplirá arresto domiciliario por segunda vez desde que empezó el proceso en su contra, por tener una uña encarnada. El condenado a 12 años de prisión por abuso sexual, cumplirá la pena en su casa monitoreado por una tobillera electrónica.
Fue su abogado Juan Casabella Dávalos, el encargado de explicar a los medios locales que su cliente había sido tratado en la cárcel como si tuviera una uña encarnada, pero la infección avanzó hasta tal punto que Teruel no podía pisar el pie.
Dávalos pidió una Junta Médica para que evalúe su situación, mientras permanecía internado en una clínica tras ser intervenido quirúrgicamente, y los médicos concluyeron que “era preferible que se quede en la clínica hasta que se cierre la herida y evitar que vuelva a contagiarse del germen”.
Para esa altura, Teruel llevaba ocho meses detenido en la Unidad Carcelaria N° 1 del Servicio Penitenciario de la provincia de Salta. “La infección no cedía y Lautaro no podía apoyar el pie. Se le realizó una placa y se observó que tenía tomado el hueso del primer dedo del pie izquierdo. El Tribunal de Juicio decidió internarlo durante una semana para realizarle estudios complementarios y hacer un cultivo. El resultado arrojó que había una infección avanzada y que corría el riesgo de que le amputaran el dedo”, detalló Casabella Dávalos.
Así, y bajo control de una junta médica conformada por cuatro especialistas —uno del Poder Judicial, uno del Ministerio Público Fiscal, uno de la querella y el médico tratante del Servicio Penitenciario— se decidió “dar salvataje” al paciente y se ordenó una internación permanente.