En plena ola de obras de nuevas viviendas, lamentan las dificultades para incorporar perfiles que necesitan - Muchas cuadrillas han preferido centrarse en el ámbito de las reformas y falta relevo generacional: sólo el 20% de trabajadores es menor de 35 años.
El sector de la construcción vive un momento álgido de actividad en Málaga con las obras de numerosas promociones nuevas de viviendas, lo que está propiciando que las empresas estén encontrando bastantes dificultades para encontrar a los trabajadores especializados que ahora mismo necesitan. Según explica la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), desde 2018 la actividad ha acelerado de forma intensa y la coyuntura empieza a recordar en parte a la época del boom inmobiliario: como ocurriera en los años 2007 y 2008, se está ya recurriendo desde hace meses a cuadrillas de trabajadores de provincias como Córdoba, Jaén y en menor medida de Granada. También se está incorporando a personas de otros países.
Los empresarios afirman que ahora mismo hacen falta todo tipo de perfiles: desde albañiles a encofradores pasando por peones, instaladores de pladur, trabajadores de ferralla, operarios de maquinaria, montadores, pintores, fontaneros o electricistas. La demanda se centra sobre todo en Málaga capital y la franja de la Costa del Sol Occidental, que son las que acumulan más tajos de obra. Actualmente, la provincia cuenta con más de 53.400 trabajadores en este sector, pero la ACP calcula que el intenso trabajo daría para sumar fácilmente más empleo.
La secretaria general de este colectivo empresarial, Violeta Aragón, explica a este periódico que los problemas para encontrar y contratar a toda la mano de obra que se requiere está ya retrasando los plazos de ejecución de algunas promociones porque se trabaja a un ritmo más lento del que se podría a la espera de nuevas incorporaciones.
«Hay obras a las que les cuesta trabajo arrancar y avanzar a la velocidad necesaria. De momento, estamos solventando esta situación como podemos, pero se puede decir que ahora mismo quien quiera incorporarse en el sector puede hacerlo. No hay prácticamente paro», señala.
Según Aragón, las carencias de mano de obra afectan tanto a la pequeña y mediana empresa local como a los grandes grupos constructores, ya que si bien éstas últimas cuentan con más plantilla y pueden mover a sus trabajadores entre diferentes provincias, también tienen una cartera de obra más amplia y, por tanto, mayor necesidad de personal.
En general, todas las constructoras suelen contar con una base de personal fijo para luego, cuando acometen una obra, incorporan a trabajadores temporalmente. También se suele recurrir a subcontratas para servicios determinados, por ejemplo, la ferralla o la electricidad. Pero, además de la complicación de encontrar a alguien disponible, las tarifas de estas subcontratas se han incrementado sobremanera por la alta demanda.
¿Cómo se ha llegado a esta situación? La ACP cita en primer lugar que el momento de pico de actividad constructora se ha unido con una derivada de la situación de pandemia: muchas familias se han decidido a acometer reformas en sus domicilios para mejorar su habitabilidad, por lo que muchas cuadrillas que antes estaban libres para trabajar en las obras ahora tienen su agenda completamente ocupadas con estos trabajadores domésticos.
«Hemos comentado durante la pandemia que la venta de vivienda nueva se ha disparado porque las familias quieren ahora casas con zonas comunes, amplias terrazas o piscinas. Pero al mismo tiempo, muchas personas han optado por acondicionar mejor su propia vivienda y eso ha provocado un auge del segmento de las reformas. De hecho, es complicado también ahora mismo para un particular encontrar en un plazo corto de tiempo a trabajadores y empresas disponibles», señala.
Enganchar a los jóvenes
En todo caso, la ACP reconoce que la actual carestía de mano de obra en el sector obedece a causas más profundas y que invitan a la reflexión. En el año 2008, cuando llegó a haber 100.000 personas trabajando en el sector de la construcción en Málaga, el 60% eran trabajadores de menos de 35 años. Hoy, la tasa de ocupados menores de esa edad ha bajado al 20%. El envejecimiento de las plantillas y la falta de un relevo generacional demuestra, según la ACP, que los jóvenes, por las razones que sean, han dejado de ver en estos años al sector como un destino atrayente.
«Es algo difícil de analizar, pero no les estamos resultando atractivos pese a que el convenio colectivo es razonable, con buenos sueldos y jornadas acotadas. Hay una generación de jóvenes que ha optado por otros sectores, incluida la hostelería», comenta. Bien es cierto que desde 2009 a 2013 la construcción vivió momentos muy bajos de actividad, un «desierto» que ahuyentó a muchos trabajadores entonces en el paro, tanto jóvenes como veteranos, a otros nichos de empleo. «Es cierto que necesitamos ser un sector que garantice una mayor estabilidad laboral, aunque también que no somos los únicos que tenemos ese problema», reconoce Aragón.
La ACP dice que serían interesante desarrollar a corto plazo políticas de empleo que faciliten la contratación y convenios con países «que estén interesados en traer mano de obra a nuestro país, desde origen y de una forma ordenada y rápida».
Los cursos que organiza la Fundación Laboral de la Construcción están logrando un 100% de inserción, y lo mismo ocurre con los de los distintos institutos especializados, aunque todos ellos no bastan para satisfacer la demanda de empleo que se precisa. Por eso, la ACP reclama también una apuesta formativa de FP más numerosa y encaminada a generar una nueva hornada de jóvenes para ocupar estos oficios.
«Quizá la percepción de muchas personas es que la construcción es muy exigente físicamente, pero hay que decir que los perfiles son cada vez más tecnológicos, dirigidos a la sostenibilidad y con mayor uso de maquinaria. La actividad constructora es una oportunidad para los jóvenes, que siguen sufriendo una alta tasa de desempleo», dice.
Málaga, la que más vivienda nueva vende tras Madrid
La compraventa de viviendas en Málaga repuntó un 64% en el primer semestre del año en comparación con el mismo periodo de 2 020, que estuvo fuertemente lastrado por la primera ola de la pandemia, y registró el mejor ritmo de actividad de los últimos cuatro años, con un total de 16.766 operaciones entre vivienda nueva y de segunda mano, según la estadística de transacciones inmobiliarias publicada estos días por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Casi 3.000 de estas casas han sido de nueva promoción, lo que supone el segundo dato de ventas más alto de España tras el Madrid (casi 7.000) y por delante del de Barcelona (2.738). En Málaga no se registraba un dato tan alto de operaciones de viviendas nueva desde hace once años.
En cuanto a los municipios, Málaga capital y Marbella son los que más operaciones concentran con 4.109 en el primer caso y 1.917 en el segundo (incluyendo tanto vivienda nueva como usada). Entre amas localidades suman más de un tercio de todas las casas vendidas en la provincia. Le siguen en cifras Mijas (1.306), Estepona (1.283), Fuengirola (1.205) y Benalmádena (1.107). Del total de casas vendidas este año en la provincia, el 30% fueron adquiridas por ciudadanos extranjeros.