En El Soberbio, Misiones. El precio del grano se multiplica por tres con sólo cruzar el río; el dinero alcanza para changarines, patrones, camioneros, acopiadores, sojeros, políticos, fuerzas de seguridad y controles de ruta
Los libros del oficio periodístico sostienen que una crónica debe empezar con una imagen, o con un diálogo, pero jamás con una cifra. Pues esta no, irá por lo desaconsejado: por un número. Sucede que no hay manera de contar lo que sucede en El Soberbio, una localidad misionera ubicada sobre el río Uruguay, sin ponerle datos. La soja en esa frontera argentina vale 28.000 pesos por tonelada, como en todo el país, a lo que se le resta el precio del flete al puerto. Enfrente de esa ribera está Brasil, a unos 200 metros por un caudal manso. El que ponga una tonelada de cereal en tierra vecina se llevará 87.000 pesos.
La recompensa por el cruce es de tal magnitud que el dinero alcanza para todos: changarines, patrones, camioneros, acopiadores, sojeros, políticos, fuerzas de seguridad y controles de ruta. Todos cobran; todos callan. Un ejemplo para entender. Un camión, equipo, como le llaman en este lugar de tierra colorada, puede transportar 30 toneladas de cereal. Pero los que llegan a El Soberbio, coima mediante en las camineras, llevan al menos 50. “Hubo casos de camiones que se rompían y que traían cerca de 60 toneladas”, cuenta un investigador.
Si fuesen 50 toneladas, la carga de soja vale en suelo argentino 1,4 millones de pesos, mientras que balsa de por medio, en la ribera opuesta, la cotización es de 4,36 millones. Por camión hay 2,9 millones de pesos de diferencia. En ese territorio, vale todo por disfrutar de semejante plusvalía.
El Soberbio, una ciudad costera que no tiene puente con Brasil, sino un sistema de balsas y que está cerrado por la pandemia, está inundado de soja, más allá de que el cultivo de la oleaginosa no es la principal actividad rural. Pero no importa, el grano se ha convertido en el único tema de esta ciudad que tiene 1783 kilómetros cuadrados de superficie y una población urbana de 3732 habitantes y otros 15.839 rurales.
Las relaciones sociales están marcadas por la cantidad de dinero que deja cada uno de los centenares de camiones que llegan a diario. Se habla de que llegan a ser alrededor de 100, y que cruzan a Brasil en busca del precio sin retenciones (33% en el caso de la soja) y el dólar a precio libre, 170 pesos al cierre de la nota.