La mujer de 51 años padece de una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que, entre otras consecuencias, le quitó la posibilidad de caminar. La muerte asistida se le iba a realizar este domingo.
Una mujer colombiana que padece una enfermedad que debilita sus músculos y le impide caminar no recibirá el procedimiento de eutanasia, noticia que le fue confirmada un día antes de la intervención.
Se trata de Martha Sepúlveda, de 53 años, que sufre hace varios años una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que le afecta funciones físicas y musculares.
El Instituto Colombiano del Dolor (Incodol) comunicó la cancelación luego de hacer lugar a una revisión con un comité científico
“Según reunión en la cual se revisó y analizó de nuevo de forma amplia y suficiente la solicitud de la señora Martha Liria Sepúlveda, concluyó de manera unánime cancelar el procedimiento a morir con dignidad a través de eutanasia, programado para el día 10 de octubre de 2021″, contó la entidad en un comunicado impartido a los medios de prensa este sábado.
La decisión se basó, explicaron, en el numeral 26.6 del artículo 26 de la Resolución 971 de 2021 del Ministerio de Salud, que instrumenta al Comité a revisar el trámite de la solicitud y el procedimiento eutanásico completo, a fin de detectar alguna situación que afecte a la intervención asistida.
En ese sentido, remarcó: “Es por eso que, al contar con un concepto actualizado del estado de salud y evolución de la paciente, se define que no se cumple con el criterio de terminalidad como se había considerado en el primer comité”.
El país despenalizó la práctica en 1997 pero recién la convirtió en ley en 2015, en medio de críticas de distintos movimientos religiosos.
En tanto que para julio de 2020, la Corte Constitucional del país extendió el derecho a una muerte digna a aquellos que padezcan “un intenso sufrimiento físico o psíquico” por causa de una lesión o enfermedad incurable.
El caso de Sepúlveda se convirtió en el centro del debate en Colombia puesto que se trata de la primera persona que recibe la autorización para una eutanasia en un paciente que no tiene una enfermedad terminal.
En varias oportunidades la mujer se refirió al tema al expresar: “Soy una persona católica, me considero muy, muy creyente. Pero Dios no me quiere ver sufrir a mí”.
En los últimos día habló con la prensa Federico, su único hijo, que manifestó: “Mi mamá está tranquila y feliz desde que le dijeron que podía morir porque su vida es literalmente un infierno”.