“Los he visto pelear varias veces en grupo y siempre eran mayoría”, declaró este miércoles Pablo Ventura, el joven incriminado falsamente por los rugbiers en las horas posteriores al crimen de Fernando Báez Sosa, sobre hechos anteriores protagonizados por los acusados en Zárate, la ciudad en la que vive tanto él como los ocho imputados.
Ventura contó en los Tribunales de Dolores cómo fue el día de su sorpresiva detención, mientras que su padre aseguró que la incriminación "hizo un daño muy grande a la familia". Durante la jornada también declararon integrantes del personal de seguridad del boliche Le Brique que aseguraron que los rugbiers estaban “muy violentos” cuando los retiraron del local esa madrugada. "En veinte años de laburo nunca vi nada igual", dijo el jefe de seguridad sobre el ataque a la salida del boliche.
"Siempre peleaban en mayoría"
Pasadas las 10 de la mañana del miércoles la jueza María Claudia Castro, presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores, dio inicio a la tercera audiencia en el marco del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa. Entonces se abrió la puerta de la sala del primer piso del Palacio e ingresó Pablo Ventura. Minutos antes, frente a la prensa Ventura había asegurado que no iba a mirar "con buena cara" a los ocho acusados, sentados en el mismo orden que mantienen desde el comienzo del juicio. El testimonio del joven de 24 años siguió el tono crudo con el que declaró a la prensa.
Consultado por el abogado de la querella, Fernando Burlando, sobre el concepto que tiene sobre el grupo de rugbiers, Ventura respondió: "Me parece cualquier cosa lo que hicieron", aunque precisó que no le sorprendió lo sucedido ya que conoce el accionar del grupo por otros hechos ocurridos en Zárate, su ciudad. "Los he visto pelear varias veces en grupo", señaló al inicio de su testimonio. El fiscal Juan Manuel Dávila le pidió precisiones y Ventura respondió: "Siempre eran mayoría".
Justamente en Zárate se encontraba el joven aquella mañana del 18 de enero de 2020 en la que la Policía lo fue a buscar de forma sorpresiva. "Estaba en mi casa y viene la Policía a llevarme. Me llevan a Campana y después a Gesell, y recién ahí me entero de que alguien me había nombrado y se me estaba inculpando por el asesinato de un chico", contó.
"Lo más probable es que haya sido Lucas Pertossi"
En el mismo televisor en el que se exponen los videos y fotografías extraídos del expediente, al joven le mostraron partes de chats de su celular que fueron peritados durante los cuatro días en que estuvo detenido. Eran conversaciones con su primo y con sus amigos del poco rato posterior a la detención en el que pudo estar con su celular: "Me quieren meter en el bardo a mí", "no entiendo nada" o "lo más probable es que haya sido Lucas Pertossi", eran algunos de los mensajes enviados por Ventura. Sobre Pertossi, uno de los tres imputados de esa misma familia, el joven dijo haber tenido "un problema" en una ocasión en la que "nos miramos mal". Agregó que "él hablaba mal de mí" y decía que "yo le parecía un tonto". Hasta el momento no se pudo probar quién mencionó a Ventura.
Luego de la declaración del joven llegó el turno de su padre, José María Ventura, quien lamentó no poder saber con precisión quien fue el responsable de inculpar a su hijo. Además, dijo que "la detención de Pablo nos cambió la vida, nos hizo un daño muy grande a la familia". Sobre la incriminación, José María aseguró que fue "un acto de cobardía total" por parte de los rugbiers.
El jefe de Seguridad de Le Brique: "Nunca vi nada igual"
Alejandro Muñoz, jefe de seguridad de Le Brique en el momento del crimen, ingresó a la sala del tribunal cerca de las 14 horas del miércoles. Su cuerpo imponente, de más de dos metros, contrastaba con lo pequeño de la sala para poco más de 40 personas. “A Máximo Thomsen lo tuvimos que sacar entre dos porque yo solo no podía, estaba muy agresivo”, aseguró, y generó la sorpresa de la sala. De inmediato le mostraron los videos de la cámara de seguridad en que se lo ve sacando del boliche a Thomsen con la ayuda de otro compañero. En contraposición, al consultarle por la salida de Báez Sosa, sostuvo que “estaba muy tranquilo”.
"Fernando estaba muy tranquilo. Le dije que lo sacábamos y me dijo que salía solo y lo acompañé", coincidió por su parte Fabián Ávila, el seguridad encargado de retirar a Fernando. Según el testimonio de los tres empleados que declararon este miércoles, cerca de las 4 30 de la madrugada del 18 de enero de 2020 hubo una pelea en el centro de la pista de baile. "Se armó una pelea y cuando bajo lo veo a Fernando y a uno de los chicos peleando. Agarro a uno de los rugbiers y Fernando le pega", aseguró. Según reconstruyeron los testigos, el rugbier en cuestión sería Thomsen, mientras que Cristian Gómez, el otro empleado que declaró, aseguró que también Matías Benicelli era parte de la pelea "agrediendo a todo aquel que estuviera cerca e identificara como rival".
En sus declaraciones, los empleados de seguridad se excusaron de posibles responsabilidades ante los hechos al señalar que cumplieron el protocolo de separar a los grupos que se pelean y sacarlos del lugar por puertas diferentes, aunque varios de los amigos de Fernando habían asegurado que en el momento del ataque pidieron ayuda de ellos y no obtuvieron respuesta. Muñoz contó que, en efecto, estaba en la puerta del boliche cuando ocurrió la agresión y que vio todo desde ahí. Con la voz quebrada señaló sobre el ataque que "en veinte años de laburo nunca vi nada igual". "Vinieron los rugbiers y la gran mayoría fue a pegarle a Fernando mientras otros sacaban a los demás", afirmó y agregó que el ataque a puras patadas fue con "saña".
Los que pegaban, los que arengaban
Antes de los guardias de Le Brique también testificaron los tres amigos de Fernando que restaban declarar. Juan Manuel Pereyra Rozas contó que, antes de la pelea mencionada por los empleados, Luciano Pertossi le había pegado a otro de sus amigos, Tomás D'Alessandro, acusándolo de haberlo empujado: "Yo los separé, seguimos caminando y esa misma persona me pega piñas en la espalda", agregó y sostuvo que "me incitaba a pelear, pero yo sentí miedo y decidí salir al patio". Las peleas en el interior del boliche podrían ser un indicio importante para entender uno de los gritos que los amigos de Fernando escucharon durante el ataque mortal al joven: "A ver si seguís pegando ahora".
En su declaración, Luciano Bonamaison, otro de los amigos de Fernando, aseguró que el grupo de rugbiers "arengaba diciendo 'negro de mierda, mátenlo'" mientas atacaba a su amigo. El joven también señaló a Thomsen y a Luciano Pertossi como dos de los atacantes directos. Sobre Thomsen aseguró que pegó una patada "con odio y brutalidad, con intención de matar". Bonamaison calificó al ataque como una "emboscada" dirigida "en particular a Fernando". "Nos rodearon todos de izquierda y derecha, no lo esperábamos", afirmó.
"Vamos que viene la Policía"
El último testigo en prestar declaración este miércoles fue Maximiliano Rosso Suárez, policía bonaerense que se encontraba a cargo de un grupo de agentes en la puerta de Le Brique y que realizó las primeras maniobras de reanimación sobre el cuerpo de Fernando. El policía dijo que segundos antes del ataque se produjo otro hecho a la vuelta del lugar, por lo que su grupo salió hacia allí, algo que se ve en las cámaras de seguridad. Rosso Suárez contó que "5 o 10 minutos después" volvieron al lugar "y ya me encontré con la persona tirada en el suelo".
La declaración abona la teoría de la querella de que los rugbiers esperaron a que se fueran los agentes para atacar a Fernando. Sobre esto, Muñoz también indicó que, al momento de huir, uno de los integrantes del grupo gritó "vamos que viene la Policía". En tanto, Rosso Suárez dijo que, al volver, Fernando ya estaba inconsciente, por lo que mandó a integrantes de su grupo a buscar a los atacantes. "Procedo a tomarle el pulso y no tenía, por lo que me arrodillo y empiezo a hacerle RCP", contó y aseguró que para las maniobras recibió la colaboración de otra chica que se encontraba en el lugar. El testimonio de esa joven está previsto para este jueves, además del de otros efectivos policiales y el de un comerciante que también ayudó tras los hechos.