A pesar de mostrarse desalineado y referenciarse en las clases trabajadoras, el dirigente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, que fue objeto de numerosas denuncias, cobra más de 340 mil pesos mensuales en el ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Este jueves, el dirigente social Emilio Pérsico encabezó un plenario en el que participó el presidente Alberto Fernández en la cancha de Nueva Chicago. El evento estuvo atravesado por múltiples polémicas, comenzando por la multitud que invadió el campo de juego y las gradas del estadio, que menos de 24 horas después fue allanado y clausurado por la fiscalía Especializada en Eventos Masivos por incumplimiento de los protocolos sanitarios que el mismo gobierno que organizó el acto había dispuesto a través de un decreto.
Durante un pasaje del acto, Pérsico aseguró que “hay que llenar la política de pobres” y luego cargó tintas contra la diversidad política en la democracia argentina. “Escuchen, yo lo digo más brutal. Esta democracia de alternancia no camina, quiero que el movimiento popular gobierne durante veinte años”, aseguró.
Sin embargo, a pesar de presentarse como un dirigente social desalineado, algo tosco y, al menos discursivamente, cerca de los trabajadores más humildes, la realidad del líder del Movimiento Evita es muy distinta a la de sus dirigidos. Actualmente, cobra un jugoso salario de 341.120 pesos como secretario de Economía Social del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, lo que equivale a unas doce veces el ingreso promedio de los seguidores que aseguran referenciarse en él.
Si bien las frases volcadas en el acto de Nueva Chicago le ganaron el repudio de gran parte del arco político nacional, que lo llamó “fascista”, “autoritario” e “ignorante”, entre otros epítetos, no es esta la primera polémica del dirigente social.
En el mes de julio, la cooperativa Patria al Hombro, vinculada al Frente de Todos, fue denunciada por facturas truchas por hasta 25 millones de pesos, que justamente salieron de la secretaría de Economía Social que conduce Emilio Pérsico.
En el 2017, el fiscal de la ciudad de La Plata Marcelo Romero denunció a Pérsico por apología del crimen e incitación a la violencia colectiva, luego de que anticipara varios cortes de ruta y advirtiera, de forma amenazante, que la por entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich “no tiene manera de controlarlos”. Aquel mismo año, ya había sido denunciado por no presentar la declaración jurada patrimonial cuando era secretario de estado durante la gestión kirchnerista. La causa recayó en el juez federal, Daniel Rafecas.
En julio del 2020, además, Pérsico fue denunciado luego de que se comprobara que se negaba a entregar cajas con mercadería a aquellas personas que no apoyaban a la interventora del Evita, Patricia Cubría, quien además es la pareja del dirigente social.
Cuesta creer que un dirigente de la trayectoria de Pérsico desconozca que la alternancia es uno de los principios básicos de cualquier democracia que se precie de ser saludable. Posiblemente, su pedido de un gobierno popular de veinte años no se base en la ignorancia, sino en la falta de fe en la democracia y en la conveniencia de perpetuar facturaciones truchas, cooperativas multimillonarias y jugosos salarios, al menos unos dieciséis años más.