Se trata de material de investigación enviado al laboratorio Richmond en un vuelo de Air France. El proyecto se anunció en febrero pero demoraría un año
La producción de la vacuna Sputnik V en la Argentina acaba de dar su primer paso. El lunes por la mañana aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza un cargamento de 170 kilos enviado desde Moscú para comenzar a evaluar procesos analíticos y productivos. Se trata de material de investigación importado por el laboratorio Richmond, que firmó un acuerdo con el Fondo Ruso de Inversión para la producción de la vacuna contra el COVID-19.
El cargamento, según pudo saber Infobae de fuentes del sector aeronáutico, arribó el lunes al país en el vuelo 5306 de Air France. Se trata de un palet de 170 kilos exportado por “Limited Liability Company Human Vaccine”, la empresa rusa que produce la Sputnik V y recibe los pagos del Gobierno argentino.
“El material que se recibió es material de investigación. Esto forma parte del proceso de transferencia de tecnología ya informado previamente, con el que se comienzan a evaluar procesos analíticos y productivos a realizar localmente”, confirmó a Infobae el presidente de Richmond, Marcelo Figueiras.
El 26 de febrero, pocos días después de recibir la visita del presidente Alberto Fernández en su planta de Pilar, Richmond dio a conocer un acuerdo con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF, por sus siglas en inglés), y la participación de Hetero Labs Limited, una compañía establecida en India y con la cual el laboratorio argentino tiene una alianza estratégica hace más de 25 años.
El acuerdo había sido firmado en Moscú, apenas 24 horas antes, por Tagir Sitdekov, en representación RDIF, y el presidente del laboratorio argentino. “En estos tiempos difíciles, estamos trabajando muy duro y dando todos los pasos para asegurarnos de seguir apoyando el despliegue de campañas de vacunación en todo el mundo”, informó en ese momento el Fondo ruso.
El proyecto general contempla la construcción de una planta especializada y de alta tecnología en la zona de Pilar para la producción de vacunas en general y contra el COVID-19 en particular, entre las que se encuentra primera en la lista, la Sputnik V.
Se trata de una inversión millonaria que ronda entre 70 y 100 millones de dólares. Se estima que la construcción de la planta tardará alrededor de un año, aunque el laboratorio está trabajando para acelerar los plazos al máximo posible y tener resultados antes.
“Sin crear expectativas, dada la sensibilidad del momento, haremos los esfuerzos necesarios para estar a la altura de los acontecimientos e intentar adelantar los procesos al menor tiempo posible”, apuntó Figueiras ante este medio.
La llegada del cargamento de Rusia enciende una cuota de esperanza justo en una semana en la cual volvió a asomar el fantasma de la escasez de vacunas. El último cargamento llegó al país el 4 de abril: fueron 497.745 dosis de la vacuna rusa. En el Gobierno aseguran que en los próximos días se reanudarán los vuelos. Pero no hay fechas concretas.
Se esperan unas 900 mil dosis de AstraZeneca, algún otro cargamento de Sputnik V, o un nuevo vuelo desde China. El viernes pasado, el presidente Alberto Fernández vaticinó que las dosis de Sinopharm adeudadas, 2 millones, podrían arribar “en la segunda mitad de abril”.
El último contrato firmado con China fue por un total de 3 millones. El 16 de marzo, tal como reveló Infobae, el Gobierno transfirió USD 60 millones (unos $5.451.000.000) a una cuenta bancaria de “Sinopharm International Hong Kong Limited”, a razón de USD 20 por cada dosis.
En la segunda quincena de este mes, siempre según los pronósticos del Presidente, también llegarían más dosis de la vacuna rusa. “El problema para Rusia sigue siendo la alta demanda que tienen en Europa”, dijo una fuente que tiene contacto estrecho con las autoridades de ese país.
Ayer, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación difundió un estudio local sobre la efectividad de la Sputnik V con una sola dosis ante la necesidad de seguir postergando la segunda. Ese informe, liderado por investigadores del CONICET sobre un total de 288 personas, mostró que el 94% de los que recibieron una sola dosis producen anticuerpos específicos. Otra conclusión fue que las personas previamente infectadas que recibieron solo una dosis producen cinco veces más anticuerpos que quienes completaron el esquema de dos dosis sin antecedente de COVID-19.