El paciente, un camionero de Pesaro inmovilizado hace diez años tras un accidente, accederá a los fármacos que le permiten morir tras el aval que obtuvo del centro médico Asur de Las Marcas, en el corazón de Italia.
Un centro médico de la región italiana de Las Marcas, autorizó el suicidio asistido de un paciente de 43 años, tetrapléjico hace una década, quien se convierte así en la primera persona en el país europeo en acceder a los fármacos para terminar con su vida por propia voluntad.
El paciente -quien fue bautizado con el nombre ficticio “Mario”- es "el primer enfermo en obtener la vía libre para el suicidio medicamente asistido en Italia", anunció este martes la Asociación Coscioni, que asiste a personas en situación terminal que desean morir.
El paciente, un camionero de Pesaro inmovilizado hace diez años tras un accidente, accederá a los fármacos que le permiten morir tras el aval que obtuvo del centro médico Asur de Las Marcas, en el corazón de Italia.
La decisión de la Asur, que llega tras 13 meses de discusiones, se dio luego de que un equipo médico confirmara los requisitos pedidos por la Corte Constitucional para este tipo de casos, como la irreversibilidad de la enfermedad, la insostenibilidad del dolor y la clara voluntad del paciente, informó la cadena Rai.
"Me siento más ligero, me liberé de toda la tensión acumulada estos años", destacó el paciente tras la decisión del centro médico, según informó la Asociación Coscioni en un comunicado divulgado por el diario Repubblica.
La decisión del centro médico, avalada por su comité ético, se da mientras sigue en Italia la junta de firmas para convocar a un referéndum sobre la eutanasia legal, una práctica resistida por el Vaticano.
La autorización otorgada a Mario fue posible gracias a una sentencia del Tribunal Constitucional que en septiembre de 2019 sobre el caso de Marco Cappato, el político y activista de la asociación Luca Coscioni que había sido acusado - según el artículo 580 del código penal - de haber ayudado a suicidarse Fabiano Antoniani, más conocido como DJ Fabo, quien había quedado paralizado y ciego tras un accidente.
La Corte había dictaminado que, bajo ciertas condiciones, ayudar al suicidio no es punible; y que la práctica de ayudar al suicidio no es comparable a la instigación al suicidio (que en cambio es lo mismo que el artículo 580 del código penal). La sentencia no interviene directamente sobre el derecho al suicidio asistido, por tanto, sino sobre quienes optan por ayudar a quienes han decidido morir. Sin embargo, indirectamente, la sentencia admitió el suicidio asistido en condiciones muy limitadas y llamaba al Servicio Nacional de Salud a actuar sobre este tema.
Por tanto, corresponde a las estructuras de salud pública verificar las condiciones en las que se permite el suicidio asistido.
Cabe señalar que el suicidio asistido no es lo mismo que la eutanasia: en el suicidio asistido, de hecho, la persona enferma toma de forma independiente el fármaco necesario para suicidarse. En la eutanasia, en cambio, el médico tiene un papel fundamental: en la eutanasia activa administra el fármaco, en la pasiva suspende el tratamiento o apaga la maquinaria que mantiene viva a la persona. En Italia no existen leyes que regulen la eutanasia activa y el suicidio asistido, sino solo el fallo del Tribunal Constitucional sobre el caso Cappato. La eutanasia pasiva, por otro lado, se rige por la ley de testamentos en vida desde enero de 2018.
La eutanasia activa, por su parte, es la base de la propuesta de referéndum para la que se depositaron 1,2 millones de firmas en el Tribunal de Casación en octubre y que, de ser autorizada, debería tener lugar el próximo año. El referéndum propone derogar una parte del artículo 579 del código penal, el que sanciona la asistencia en el suicidio: de esta manera se permitiría la eutanasia activa, que ocurre cuando el médico administra la droga necesaria para morir, y que actualmente es ilegal en Italia.