Nacho Lijarcio, experto en seguridad vial en la Universidad de Valencia se asoma a La Ventana para abordar esta polémica.
Los avances médicos y el aumento de la esperanza de vida ha hecho que muchos ancianos continúen conduciendo sus propios vehículos a edades avanzadas. Hasta los 18 años está prohibido conducir, sin embargo, no existe una limitación para dejar de hacerlo. Nacho Lijarcio, experto en seguridad vial en la Universidad de Valencia se ha asomado a La Ventana para explicar por qué no está delimitada esta edad y cómo afecta a la seguridad vial.
“Conducir no es una cuestión de edad, sino de capacidades psicofísicas”, ha sentenciado Lijarcio, ya que puede haber personas de 40 años con las capacidades mermadas y gente de 75 años con todas las capacidades psicofísicas para poder conducir. “Es cuestión de cómo se encuentra nuestra salud, no de edad”, explica.
La percepción de la vejez ha cambiado
El experto en seguridad vial asegura que en la Universidad de Valencia han hecho varios estudios e investigaciones al respecto. El aumento de la esperanza de vida ha cambiado la forma de envejecer, y por ello, ya no se ve, ni se siente igual, una persona de edad avanzada: “La crisis de los 40 ahora es a los 50. Antes con 65 años eras muy mayor, y ahora es cuestión de longevidad”.
Como explica Lejarcio, no hay una única respuesta, pero “hay que trabajar en estudios”. Por ejemplo, los datos apuntan a que a partir de los 75 años de edad hay una pérdida de capacidades importante, y sería a partir de esa edad cuando habría que prestar especial atención a las capacidades psicofísicas del conductor. Sin embargo, “la ley de seguridad vial dice que deben pasar revisiones cada 5 años, y deberían pasar a ser cada año”, destaca.
Mejorar la formación, las revisiones y el vehículo
Además, hace especial hincapié en “cómo revisamos. No es lo mismo hacerle una evaluación a una persona de 20 años que a una con 70”. En este sentido, ha propuesto la alternativa de que sean los propios médicos de cabecera quienes alerten a las autoridades de la pérdida de capacidades psicomotrices en los pacientes. “Los pobres médicos, psicólogos y oftalmólogos tienen que creer en lo que los conductores les dicen. En 20 minutos no se puede hacer lo que hace un profesional”, denuncia.
Por esa razón, es importante que se empiece a profundizar más en estos exámenes de control. “Hay que mejorar los protocolos, y tal vez, aderezar esto con un programa específico, porque nos examinamos solo una vez en la vida”, apunta.
Y para ello, el experto apuesta por apoyarse en las nuevas tecnologías, ya que la movilidad no tiene nada que ver con lo que era hace 40 años, y los vehículos y las vías han mejorado. De hecho, ha señalado como uno de los principales problemas la seguridad del vehículo en cuestión, ya que los más mayores suelen tener modelos antiguos: “Hablamos de formación, educación y del vehículo”.