Aunque hace décadas pudo haber sido impensado, en Posadas, donde siempre circuló el dólar, el peso y el guaraní, la moneda que históricamente fue la menos deseada ahora es el boom.
Las zonas limítrofes suelen ser las que dejan en evidencia la importancia del comercio, pero también las limitaciones de los gobiernos. El contrabando, la eficiencia del sistema de precios y la riqueza que se genera en ambos lados de una línea política arbitraria es la moneda corriente que se repite alrededor del mundo, sobre todo en los países donde, como dice Alberto Benegas Lynch (h), “se toman muy en serio esto de las fronteras”. En Posadas, limítrofe con el vecino Paraguay, la irrupción del “guaraní blue” es una nueva corroboración de que el sistema de libre mercado, que puede no ser perfecto, es por escándalo el más eficiente de todos los probados y conocidos por el hombre.
Mientras que desde Buenos Aires se insiste con el suicidio económico, con un presidente que dice que la inflación se explica en la picardía de los comerciantes y con intendentes que entran con sus patotas a supervisar los “precios controlados” en los supermercados, en el Norte del país los intercambios libres y voluntarios encuentran soluciones al oscurantismo kirchnerista.
En Posadas la escasez de los dólares deseados, y su valor que continúa al alza, ya no es un impedimento a la hora de ahorrar y comerciar ante la debacle estrepitosa del peso argentino. De la misma manera que hace años existe el “dólar blue”, denominación utilizada para la divisa controlada en el mercado negro, ahora irrumpió un nuevo boom: el “guaraní blue”.
En comparación con el desastroso desempeño del Banco Central de la República Argentina, el monopolio monetario paraguayo ha hecho un poco mejor las cosas. Ahí no hay control de cambios, la moneda es bastante estable y no existe la fiebre que en Argentina hay por el dólar. Y como toda fiebre, la problemática es un síntoma, no la enfermedad en sí. Aunque se insista con el dólar, algunos reiteramos hace años que no es esa la variable que debe inquietarnos. El problema es el peso que lo mide y que se degrada permanentemente por una emisión descontrolada para financiar el déficit fiscal.
Al día de hoy, el “guaraní blue” cotiza 35 argentinos.
Paraguay, nueva potencia agroexportadora gracias a las restricciones a las exportaciones de carne en Argentina, ahora tendrá que analizar qué piensa hacer con una inesperada demanda de su billete. Sobre todo, si el “guaraní blue” comienza a expandirse en Corrientes y Formosa. Y… ¿por qué no?, en el resto del país.