La nueva realidad social argentina: la mayoría de los hogares descienden a la clase baja

Por primera vez, más de la mitad de los hogares argentinos han descendido a la clase baja, en medio de un deterioro de la economía, el poder adquisitivo y el consumo. La nueva radiografía social revela profundos cambios estructurales y expectativas inciertas.

Un cambio histórico en la estructura social argentina

La sociedad argentina transita un momento de profunda transformación: según el último relevamiento de especialistas y entidades sociales, más de la mitad de los hogares del país ya pertenece a la clase baja. Esta cifra marca un quiebre rotundo en la estructura social tradicional, donde durante décadas predominó la clase media como eje de identidad colectiva, movilidad social y estabilidad económica.

El descenso de la clase media y el auge de la clase baja

  • 52% de los hogares argentinos clasificados como clase baja, según el último estudio nacional.
  • Solo 43% de los hogares permanece en la clase media, mientras que la clase alta representa un escaso 5%, lo que equivale a menos de un millón de hogares.
  • Esto significa que 8 millones de familias

El proceso de empobrecimiento no solo impactó en el nivel de ingresos, sino también en la percepción subjetiva de los argentinos respecto a su condición. Aunque un 65% aún se autoidentifica como clase media, los indicadores de ingresos, consumo y oportunidades reflejan lo contrario.

Ingresos familiares y medición de la clase social

  • Para ser considerado clase media en Argentina, un hogar debe percibir entre 2 y 6.5 millones de pesos mensuales (valor aproximado actualizado a noviembre de 2025).
  • La medición toma como base el costo de la canasta básica: clase baja equivale a menos de dos canastas, mientras clase media oscila entre dos y cinco.
  • Muchos segmentos que lograron ascenso educativo respecto de sus padres no han experimentado una mejora en su nivel social real.

Causas del fenómeno: inflación y pérdida del poder adquisitivo

Los principales factores que explican este fenómeno son:

  • Inflación persistente que diluye los salarios, las jubilaciones y los ingresos familiares.
  • Dificultad en el acceso a bienes y servicios esenciales: salud, educación privada, ocio e indumentaria muestran ajustes de consumo.
  • Empleos con capacidad sólo para subsistir: seis de cada diez hogares de clase media reconocen que sus empleos ya no les permiten guardar ahorros ni proyectar mejoras económicas.
  • Desvalorización de la educación como herramienta de movilidad social: muchos argentinos que superaron a sus padres en educación no lograron mejores ingresos.

El cambio de paradigma es fuerte: la clase baja dejó de asociarse sólo a la indigencia y pasó a incluir una amplia franja de la sociedad que antes era considerada clase media baja o trabajadora.

Impacto en el consumo y expectativas de futuro

La contracción del consumo es visible en todos los niveles:

  • Recortes en compras de alimentos, indumentaria y ocio
  • Renuncia al acceso a vacaciones y servicios considerados "propios" de la clase media
  • Pérdida de expectativas de progreso: el 55% cree que la clase media se achica, y la mayoría prevé que el futuro será aún más complejo.

Testimonios y datos duros

“El sueldo no alcanza ni para la canasta básica”, confiesa una trabajadora de Buenos Aires. A nivel estadístico, la caída del poder adquisitivo se traduce en que más de 15 millones de personas tienen ingresos inferiores al costo de los bienes esenciales.

Conclusiones y desafíos

Argentina enfrenta el desafío de reconstruir su tejido social en medio de una crisis de movilidad y expectativas. El fenómeno de la clase baja mayoritaria obliga a repensar políticas públicas, dinámicas familiares y proyecciones personales. El país deberá afrontar el reto de revertir una tendencia que afecta no solo el bolsillo sino también la identidad social tradicional de los argentinos.

 

 Basado en el análisis de diferentes fuentes: ambito.com, baenegocios.com, perfil.com 

 


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