Desde Cancillería repudiaron las operaciones del gobierno británico e instaron a reanudar las negociaciones frente a la disputa de soberanía
Tras las maniobras militares que se reportaron en las Islas Malvinas hace unos días, entre el 26 y el 28 de abril, desde el gobierno de Alberto Fernández salieron a repudiar las acciones del Reino Unido y las calificaron como “una injustificada demostración de fuerza”.
En un comunicado oficial de la Cancillería se asegura que los operativos incluyen el lanzamiento de misiles Rapier y “nuevamente hacen caso omiso de los llamamientos de las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales, que instan tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía”, un tema que esta semana tuvo un nuevo capítulo local con las polémicas declaraciones de Patricia Bullrich al respecto.
Asimismo el texto insiste en que el Gobierno ya sabía de antemano que esto iba a ocurrir y por ello había mostrado su “contundente” protesta al país europeo, que ignoró el rechazo pese a que la situación incluso había sido denunciada ante Naciones Unidas y la Organización Marítima Internacional. La Argentina había mostrado su preocupación por el tráfico marítimo en la zona, que podía ser puesto en peligro por los ejercicios británicos.
“Estas maniobras militares demuestran una vez más que la ocupación ilegítima de Malvinas es la excusa para el establecimiento de una desproporcionada base militar. Actualmente cuenta con 1200 efectivos en Monte Agradable y otros 300 civiles que prestan servicios realizando tareas de apoyo. Las Islas Malvinas representan uno de los territorios más militarizados del mundo, teniendo en consideración la cantidad de militares por habitante”, agrega. “Las Fuerzas Británicas en las Islas del Atlántico Sur resultan desproporcionadas si se tiene en cuenta la persistente voluntad de diálogo expresada por el Gobierno argentino y su deseo de resolver la disputa territorial por medios pacíficos”, continúa.
Desde la cartera que conduce Felipe Solá advirtieron además que la presencia militar y el lanzamiento de misiles contradice la resolución 41/11 de la Asamblea General que exhorta a los Estados de todas las demás regiones a que respeten la región como zona de paz y cooperación.
Por su parte el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería, Daniel Filmus, destacó hoy que “la base y la desproporcionada presencia militar británica en el Atlántico Sur de ninguna manera tiene un sentido defensivo” sino asegurar “el acceso y el control británico” para que el país pueda seguir explotando los recursos naturales.
“Como señaló el presidente Alberto Fernández en el último discurso del 1° de marzo en el Congreso de la Nación, es tiempo del diálogo bilateral para la recuperación del ejercicio de la soberanía en las Islas Malvinas en los términos de la Resolución 2065 de Naciones Unidas, y no hay más lugar para colonialismos en el siglo XXI”, cerró el funcionario.
La última denuncia en este todo había tenido lugar meses atrás, durante el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, cuando se reportó otro entredicho por el ingreso de un submarino nuclear de Estados Unidos en el Atlántico Sur, que realizó ejercicios militares conjuntos con aviones británicos.