La Asociación Nacional del Rifle (ANR), la principal organización que impulsa el libre uso de armas en Estados Unidos, abrió tres días de discusiones en Houston, en un encuentro marcado por la cercanía del tiroteo en una escuela en Texas que dejó 19 niños y dos maestras muertas.
La primera jornada del encuentro generó especial expectativa por la presencia anunciada del expresidente Donald Trump, quien, se descontaba, volvería a defender los derechos de los dueños de armas reunidos en esta convención anual.
Mientras cientos de manifestantes opuestos a la organización gritaban afuera del recinto, Trump reclamó “una revisión de arriba a abajo en la seguridad de las escuelas”, al tiempo que consideró que “la existencia del mal en nuestro mundo no es una razón para desarmar a los ciudadanos respetuosos de la ley; la existencia del mal es una de las mejores razones para armar a los ciudadanos respetuosos de la ley”.
Trump leyó los nombres de los 19 niños muertos en Uvalde, a quienes describió como víctimas de un “lunático” fuera de control, y advirtió que los esfuerzos para imponer controles más estrictos al acceso a las armas eran “grotescos” y que “las diversas políticas de control de armas impulsadas por la izquierda no habrían hecho nada para evitar el horror ocurrido”.
En lo que pareció una frase dirigida a quienes manifestaban afuera, el director ejecutivo de la ANR, Wayne LaPierre, señaló que “todos los miembros” de la organización y “todos los estadounidenses decentes están de luto en este momento”.
“Veintiuna hermosas vidas extinguidas sin piedad e indiscriminadamente por un monstruo criminal”, lamentó, sobre lo ocurrido en la escuela de Uvalde, que también motivó un minuto de silencio en la convención. Con todo, LaPierre evaluó que “restringir los derechos humanos fundamentales de los estadounidenses respetuosos de la ley para defenderse no es la respuesta”.
La reunión es la primera de la organización desde 2019, porque la pandemia obligó a suspender algunos encuentros. La ANR busca recuperar después de problemas legales y financieros, que incluyeron una demanda colectiva y una investigación de fraude por parte del fiscal general de Nueva York.
Dentro del salón de convenciones, miles de personas se pasearon entre los puestos que mostraban pistolas, rifles, armas de fuego estilo AR, cuchillos, ropa y estantes para armas.
Quienes cancelaron actuaciones en la convención de la ANR son los artistas de música country Don McAlean, Larry Gatlin y Larry Stewart. McLean, autor de la canción “American Pie”, explicó en un comunicado que “a la luz de los eventos recientes en Texas” decidió que sería “irrespetuoso e hiriente” para sí mismo actuar en la convención de la NRA.
Creada en 1871 por dos veteranos de la Guerra Civil, la ANR conformó en 1975 el Instituto para la Acción Legislativa, desde donde buscó ejercer un fuerte lobby para defender la Segunda Enmienda de la Constitución, que permite la posesión de armas de fuego, un derecho que data de 1791 y que deja mucho margen de interpretación.
A pesar de reveses en los últimos años, la ANR todavía conserva una influencia dominante entre funcionarios y legisladores. En las elecciones presidenciales de 2016, la NRA gastó 20 millones de dólares en una campaña de publicidad negativa contra la candidata demócrata Hillary Clinton y 10 millones de dólares a favor de Trump.
Estados Unidos registra por año decenas de miles de muertes por armas de fuego, con un alza “histórica” de los asesinatos en 2020, según cálculos de las autoridades.
La ANR afirma tener más de cinco millones de miembros, pero hay indicios de que la cifra está disminuyendo, incluida una declaración de 2021 de LaPierre en la que dijo que el número estaba “por debajo de los 4,9 millones”.
El debate sobre el acceso a las armas de fuego, que se prolonga desde hace años en Estados Unidos, volvió a resurgir tras la masacre en Texas, con el anuncio del líder demócrata en el Senado acerca de forzar un voto sobre el control de armas la próxima semana, mientras el jefe de la bancada republicana se manifestó confiado en encontrar una “solución bipartidista”.
Las muertes causadas por armas de fuego son parte de la vida cotidiana en los Estados Unidos: solo en 2020, más de 45.000 estadounidenses fueron asesinados o se suicidaron con armas de fuego, una cifra que aumentó 43% desde 2010 y 25% en comparación con hace cinco años.
La matanza de Texas coincidió con la publicación de un informe que revela que los tiroteos se multiplicaron en Estados Unidos durante 2021 y devolvió la delicada cuestión a la agenda política.
Un informe de la red estatal de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades reveló que en 2020, por primera vez, el uso de armas se convirtió en la primera causa de mortalidad de menores de edad, desplazando a los accidentes viales.
El presidente Joe Biden renovó los llamados a una reforma y fortalecer las regulaciones sobre las armas de fuego en el Congreso, donde los proyectos de ley están atascados en el Senado.
Este domingo, el mandatario y la esposa viajarán a Uvalde para consolar a las familias y honrar a las víctimas del tiroteo masivo. La vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, anticipó que el mandatario se reunirá con la comunidad, líderes religiosos y familias de las víctimas, y exhortó a los legisladores a que se unan para abordar la violencia armada.