Luego de que se realizara el primer intercambio de prisioneros -solo para mujeres- una soldado que servía en Mariúpol reveló los métodos de tortura que habrían utilizado las fuerzas rusas contra las detenidas.
"Nos trataron como animales". Así se refirió una joven ucraniana a las condiciones a las que fueron sometidas las mujeres que cayeron presas de las tropas rusas. Sus declaraciones se dieron tras el primer intercambio de prisioneras que se hizo en Ucrania, donde docenas de ellas fueron liberadas y regresaron con sus familias luego de varios meses.
Se trata de una soldado que fue identificada como Hanna O., perteneciente a la Brigada número 36 de Infantería de Marina. La militar se comunicó con la agencia estatal Ukrinform, y reveló que fueron las golpeadas con martillos, electrocutadas y hasta les arrojaron agua hirviendo como forma de tortura.
"Golpearon a las niñas, nos torturaron con corriente eléctrica. También las golpearon con martillos, y eso fue lo más suave", denunció la joven de 26 años que era defensora en la acería Azovstal en Mariupol, cuyo control quedó en manos de las fuerzas del Kremlin a mediados del pasado abril.
Además, Hanna sostuvo que las tropas ucranianas y las personas que se manifestaron voluntariamente en esa ciudad, habrían muerto si no se hubieran rendido.
Sobre su situación personal, relató que su esposo aún se encuentra en detención y se desconoce su paradero actual. Incluso indicó que ambos son padres de un hijo pequeño que permanece en territorio ucraniano ocupado por los rusos y que no ha tenido contacto con él desde hace mucho tiempo.
Las torturas realizadas a mujeres ucranianas
En otro tramo del reportaje, la soldado manifestó: "Mejor no hablo de la comida, porque estaba imposible. Ni siquiera a los perros se les da esa comida", lanzó.
También reveló que a "aquellos que tenían tatuajes" querían borrárselos o arrancarles la piel. "Querían quemarme, escaldarme con agua hirviendo por la sencilla razón de que era una infante de marina, de que hablaba ucraniano", continuó.
La agencia estatal precisó que de las 96 mujeres en cautiverio que fueron intercambiadas, 37 fueron evacuadas de Azovstal, mientras que 12 son civiles. Algunas de ellas fueron obligadas a dar entrevistas y dialogar con medios de comunicación de Rusia mientras estaban prisioneras, y si no lo hacían eran amenazadas con ser golpeadas.
Para concretar el acuerdo, las mujeres fueron llevadas a Taganrog, ciudad rusa que está cerca de la frontera con Ucrania, antes de hacer el cruce. Por otro lado, explicaron que la mayoría no sabía que iban a ser liberadas.
En su lugar, los soldados rusos les habrían dicho que iban a continuar encarceladas "hasta el final de la Operación Final", como presuntamente llaman desde las altas esferas del gobierno de la Federación Rusa a la invasión en Ucrania.
Al final, "nos iban a disparar como perros", recordó Hanna que les dijeron los soldados.
La tortura de prisioneros de guerra se considera un crimen de guerra, según la Convención de Ginebra. Acorde a una investigación de Associated Press, se identificaron diez lugares de la mencionada ciudad en los que se habían sido torturados ciudadanos ucranianos, incluidos civiles.
Ante los informes de ataques masivos rusos contra Kiev y otras ciudades ucranianas, Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, declaró: “Rusia lanzó múltiples ataques contra zonas residenciales, núcleos urbanos e infraestructuras civiles. El cráter dejado por un misil ruso en medio de un parque infantil en el centro de Kiev es un crudo símbolo del desprecio absoluto por la vida humana que caracteriza la invasión rusa.”
Asimismo, investigadores encargados por las Naciones Unidas (ONU) han concluido en septiembre que las fuerzas rusas han cometido una serie de crímenes de guerra, como torturas y violaciones, contra soldados, civiles e incluso niños.