Casi como un ultimátum la calificadora Fitch le puso fecha a la recesión en la Unión Europea y en EE.UU. La crisis del gas, la inflación y la política monetaria se están cobrando un alto precio en las perspectivas económicas. Un panorama sin duda sombrío en lo que será un año electoral clave en Argentina.
La crisis del gas en Europa, la alta inflación y una fuerte aceleración en el ritmo de endurecimiento de la política monetaria global están cobrando un alto precio en las perspectivas económicas. De ahí que la calificadora Fitch Ratings haya recortado las previsiones de crecimiento de forma drástica y amplia desde la publicación de su Global Economic Outlook (GEO) de junio. “Ahora esperamos que el PIB mundial crezca un 2,4% en 2022, revisado a la baja en 0,5 puntos porcentuales, y solo un 1,7% en 2023, lo que es un recorte de 1 punto porcentual”, señala el último GEO de la calificadora. Es sin duda un panorama complicado para lo que viene en la economía argentina en un año electoral clave.
Los economistas de Fitch esperan ahora que la Eurozona y el Reino Unido entren en recesión a finales de este año y que Estados Unidos sufra una recesión leve a mediados de 2023. “Pronosticamos que el crecimiento de EE.UU. y la Eurozona en términos anuales será bastante cercano al 0% el próximo año, más o menos en línea con el escenario de estanflación a la baja que establecimos en el GEO de marzo y en otros lugares”, explican. Con relación a la recuperación de China consideran que se ve limitada por las restricciones de la pandemia de covid 19 y una caída prolongada del sector inmobiliario.
Según el último GEO de septiembre, Fitch Ratings espera que la economía de la Eurozona (UE) se contraiga un 0,1% en 2023, una caída de 2,2 puntos porcentuales desde junio que refleja el impacto de la crisis del gas natural. "Hemos reducido nuestra previsión de crecimiento de la Eurozona y esperamos que el PIB disminuya inter-trimestral durante tres trimestres consecutivos". Calculan que la inflación general promediará el 8,1% en 2022 y el 6% en 2023.
Con relación a EE.UU. ahora esperan un crecimiento del 1,7% en 2022 y del 0,5% en 2023, revisados a la baja en 1,2 y 1 puntos porcentuales, respectivamente. En el caso de China el combo de nuevas restricciones por Covid-19 y la crisis inmobiliaria implica que proyecten ahora un crecimiento del 2,8% este año y se recupere al 4,5% el año que viene, lo que representa recortes de 0,9 y 0,8 puntos porcentuales, respectivamente.
“Hemos tenido algo así como una tormenta perfecta para la economía mundial en los últimos meses, con la crisis del gas en Europa, una fuerte aceleración en los aumentos de las tasas de interés y una caída cada vez más profunda de la propiedad en China”, señaló Brian Coulton, economista jefe.
El pronóstico ahora asume un cierre completo o casi completo del gasoducto ruso a Europa. A pesar de los esfuerzos de la UE para encontrar alternativas, el suministro total de gas de la UE caerá significativamente a corto plazo, y los impactos se sentirán en las cadenas de suministro industrial. Estos impactos del lado de la oferta se verían exacerbados si el racionamiento fuera necesario para evitar una escasez total de gas, un riesgo clave en Alemania.
Los precios mayoristas europeos del gas y la electricidad se han multiplicado casi por diez debido a la crisis. Un traspaso sin restricciones a los precios minoristas del gas y la electricidad podría tener un gran impacto en la inflación del IPC. A modo de ilustración, un aumento de tres a cuatro veces en los precios minoristas del gas y la electricidad agregaría más de 15 puntos porcentuales al IPC. Los gobiernos están forjando respuestas para proteger a los consumidores y “anticipamos aumentos de precios minoristas más moderados. Pero estas medidas de apoyo podrían tener costos fiscales significativos”, advierte Fitch.
La inflación alta y persistente, las elevadas expectativas de inflación a corto plazo y los mercados laborales ajustados han llevado a la Fed, el Banco de Inglaterra (BoE) y al Banco Central Europeo (BCE) a adoptar una actitud más agresiva en los últimos meses. “Las tasas de política están aumentando mucho más rápido de lo esperado”, reconoce la calificadora.
Respecto a la política monetaria del BCE, Fitch considera que "se está endureciendo mucho más rápido de lo que esperábamos". Tras la suba de 50 puntos básicos en julio y 75 en septiembre, "esperamos nuevas subas hasta el 2% a finales de 2022. Dados los riesgos de inflación y el cambio radical del BCE en la trayectoria deseada, el organismo podría subir las tasas aún más. Es posible un mayor ajuste más allá de un nivel neutral, incluso en medio de una recesión", expresa la calificadora.
En Estados Unidos "hemos realizado fuertes recortes en nuestras previsiones de crecimiento del PIB para 2022 y 2023 debido a la debilidad de los datos recibidos, un endurecimiento de la Fed mucho más agresivo de lo previsto y la recesión en Europa". Por eso estiman un crecimiento del 1,7% este año y del 0,5% en 2023, y esperan una recesión leve a partir del segundo trimestre de 2023. Por su parte, ve probable que la inflación aumente aún más durante los próximos seis meses "más o menos". "Esperamos que la inflación subyacente aumente hasta el 6,6% a finales de este año y luego baje lentamente hasta 2023", señala Fitch.
Con este pronóstico, creen poco probable que la Fed esté dispuesta a pasar a recortes de tasas el próximo año. En este momento, calcula un aumento de las tasas de interés hasta el 4% para finales de 2022, para mantenerlos hasta principios de 2024. Un dato relevante para los mercados emergentes y particularmente para Argentina y para quién diseñe la estrategia de financiamiento público en un año electoral y para el Gobierno que suceda a Alberto Fernández.
Por lo tanto, ahora esperan que la Fed lleve las tasas al 4% para fin de año y las mantenga allí hasta 2023; se espera que la tasa de refinanciación del BCE aumente al 2% en diciembre; y se pronostica que la tasa bancaria del BOE alcanzará el 3,25% para febrero de 2023. La Fed y el BoE están en modo de ajuste cuantitativo, con el BoE planeando ventas de bonos directas.
“En contraste con el papel de la flexibilización cuantitativa en la pandemia, las políticas del banco central ya no respaldan la flexibilización fiscal para proteger a los hogares y las empresas de las crisis económicas. Con el endurecimiento de las condiciones de liquidez, la flexibilización fiscal a gran escala podría hacer subir las tasas de interés reales a largo plazo”, explica la calificadora en su reciente GEO.
De modo que si estos pronósticos toman identidad, la economía argentina, inmersa en un incierto pero ineludible ajuste, tendrá que tomar nota porque en un mundo donde la economía estadounidense y la europea se desaceleren significativamente y además las tasas de interés internacionales sigan subiendo, lo que viene en un año electoral no será nada sencillo.