El hombre, de 66 años, se desplomó en el bar de La Bisbal donde acudía cada noche al salir de trabajar. El Supremo no aceptó su demanda de paternidad.
Albert Solà Jiménez, de 66 años, murió el sábado en un bar de La Bisbal (Girona) de manera súbita. Conocido porque aseguraba ser hijo del rey emérito, Solà se desplomó en el local y falleció por causas que apuntan a una muerte natural, según fuentes policiales consultadas por EL PAÍS. Solà acudió a los tribunales para intentar demostrar que Juan Carlos I era su padre. En 2015, el Supremo no aceptó a trámite su demanda porque consideró que ocultaba datos, era inconsistente y no presentaba una prueba de ADN. En 2019, Solà publicó una autobiografía titulada El monarca de La Bisbal (Ediciones B).
Los hechos tuvieron lugar alrededor de las diez de la noche, en el bar Pa i Trago de La Bisbal del Empordà (Girona). Solà llegó al local acompañado de un amigo, según explica una trabajadora del establecimiento. “Pidió una copa de vino, la cogió y cuando iba para la mesa donde estaba su compañero, se desplomó”, explica la mujer. Solà no tuvo tiempo ni de probar la copa. Su amigo intentó reanimarlo mientras en el bar llamaban una ambulancia. El médico finalmente confirmó su defunción.
Solà trabajaba como camarero, y cada noche después de su jornada laboral se acercaba al Pa i Trago. “Venía cansado”, asegura la empleada, porque seguía habiendo mucho trabajo. En el municipio, todos conocían su historia y su batalla para que Juan Carlos I lo reconociese como hijo. E insistía en que él era el primogénito y, por tanto, el heredero al trono. Solà recurrió la decisión del Supremo al Constitucional, que tampoco aceptó su recurso de amparo.
De su historia se hizo eco incluso The New York Times. En un reportaje publicado en junio de 2021, Solà explicaba que, considerado huérfano, fue criado por unos campesinos. Y que posteriormente, acabó sabiendo a través de comentarios y personas que se le acercaban que era hijo del rey emérito.