Supermercadistas advierten que la rentabilidad los obliga a cerrar y apostar por negocios 24 horas

La crisis económica golpea al comercio argentino, y supermercadistas aseguran que ya no es rentable mantener grandes superficies. Crece la informalidad y muchos evalúan reconvertir el negocio en tiendas de 24 horas.

La crisis golpea al sector comercial argentino

La economía argentina enfrenta una crisis prolongada que pone contra las cuerdas a supermercados, comercios de cercanía y mayoristas. Dirigentes empresariales advierten que mantener la rentabilidad de los negocios tradicionales se ha vuelto insostenible debido a la caída del consumo, la falta de bonificaciones y el encarecimiento de la canasta básica.

La voz de los protagonistas

Miguel Simons, veterano supermercadista en la capital chaqueña, describe la gravedad del momento con una declaración que se repite en comercios: "La situación es tal que a un supermercadista le conviene cerrar y poner un 24 horas". La frase evidencia el impacto de la crisis: la salida de la formalidad se convierte en una opción viable ante la falta de control y el avance de negocios informales.

Simons explica que la caída de ventas es visible recorriendo los pasillos de supermercados mayoristas, donde abundan productos vencidos ofertados a bajo precio. "Antes se separaba el producto, se hacía una nota de crédito y la empresa proveedora respondía. Ahora hacen bonificaciones mínimas para vender más barato y sacarlo de encima", señala.

De las ofertas a la desaparición de bonificaciones

  • Las tradicionales ofertas en aceite y quesos cremosos han desaparecido por completo; en quesos duros ni siquiera hay demanda debido a precios inaccesibles.
  • Los fideos de calidad media han dejado de existir por debajo de los $1000, y la oferta se reduce a productos bajos en calidad.
  • El aumento de productos elaborados con harina, aceite y arroz es inmediato, impulsado por la apertura exportadora.
  • Las promociones por pago anticipado o descuentos por volumen han sido eliminadas, dificultando la recuperación de ventas.

El impacto de la política y la inseguridad

El clima político nacional también es señalado por los empresarios como causa de la crisis comercial. "No hay solo una responsabilidad económica, sino política. El clima de inseguridad y ambigüedad desalienta inversiones y complica la planificación del sector", advierte Simons.

La ausencia de controles fomenta la informalidad, donde pequeñas tiendas y negocios 24 horas logran subsistir sin registrar ventas ni cumplir con requisitos laborales. "En el medio, los que trabajamos en regla no tenemos margen", recalca el dirigente supermercadista.

La perspectiva de los mayoristas

Sergio Saidman, referente de mayoristas, agrega que el poder adquisitivo sigue en caída y que los incrementos de costos –como combustible y fletes– complican aún más la situación: "Somos el colchón entre el proveedor y el consumidor. Si aumentamos, no vendemos", remarca.

  • Harinas y aceites encabezan los aumentos con un promedio del 5% mensual, superando los ajustes salariales recientemente pactados.
  • Mayoristas recurren a promociones especiales y facilidades de pago de hasta seis cuotas para enfrentar la retracción del consumo.
  • La estabilidad del dólar ofrece cierto margen de optimismo para la planificación a futuro, aunque persiste la incertidumbre general.

Reconversión y futuros modelos de negocio

El comercio tradicional enfrenta una reconversión acelerada. Los empresarios anticipan que, de mantenerse la crisis, muchos mayoristas mutarán en supermercados y solo sobrevivirán grandes cadenas o pequeños informales. "De seguir así, todos vamos camino a eso, a un modelo donde solo subsisten los grandes o los informales", advierte Simons.

La crisis comercial desnuda la fragilidad del sistema y fuerza a los empresarios a repensar su rol en la economía argentina.

 

 Basado en el análisis y redacción original de diarionorte.com  

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