El diputado nacional de La Libertad Avanza dijo que si "la venta de órganos" se dejara al libre mercado, los trasplantes "funcionarían muchísimo mejor”.
"Estas propuestas exóticas, que ya se dieron hace un siglo, hoy son absurdas. Este tema atrasa un siglo, desde el debate bioético que desarrolló la historia del trasplante de órganos a comienzos del siglo XX", dijo este jueves Carlos Soratti, presidente del INCUCAI, respecto de las declaraciones del diputado Javier Milei, quien aseguró que si el sistema de trasplante quedara librado al libre mercado, funcionaría mejor.
En declaraciones televisivas, Soratti, además de desacreditar a Milei, remarcó: "No hay ningún país del mundo donde los trasplantes sea un mercado como cualquier otro". Y aseguró que "el sistema de trasplantes de órganos en la Argentina funciona con una alta confianza por parte de la sociedad y una actitud solidaria muy positiva". De hecho, aclaró que "cada día se realizan entre cinco y seis trasplantes" en el país.
Por otro lado, el funcionario sostuvo que existe un andamiaje normativo que permite que los programas de ablación y trasplantes "tengan continuidad y crezcan".
Acerca de si dejarlos a merced de las reglas del mercado mejoraría el mecanismo actual, como propuso el diputado ultraliberal, Soratti definió: "Este tema atrasa un siglo, desde el debate bioético que desarrolló la historia del trasplante de órganos".
Y agregó: "En ese tiempo, la causa mayor del requerimiento de un trasplante era el fallo renal, que tiene aún hoy la lista de espera más importante. La extracción de un órgano de un individuo sano era considerado un delito en cualquier país del mundo, por eso todos los países desarrollaron regulaciones específicas para regular el trasplante y garantizar la continuidad de su desarrollo".
Entre ellas, a principios de los años 90, la Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano de decisión de la OMS, dictó los principios rectores de los trasplantes y los marcos normativos. Y a causa de aquellos lugares donde las legislaciones son débiles o no existen, o aparecen transgresiones de esos principios, "se produjeron documentos para luchar contra el 'turismo de trasplantes' y el comercio de órganos", sostuvo Soratti.
"En la actualidad, ese tipo de casos son de una incidencia muy pobre, que además son combatidas desde todos los organismos reguladores integrados por todos los países", concluyó.
Qué había dicho Javier Milei
El economista y diputado nacional de La Libertad Avanza había dicho este jueves en declaraciones radiales que la venta de órganos “es un mercado más”, al tiempo que cuestionó “por qué todo tiene que estar regulado por el Estado”.
“Mi primera propiedad es mi cuerpo. ¿Por qué no voy a poder disponer de mi cuerpo? ¿Acaso el Estado no dispone de mi cuerpo, cuando en realidad me roba más del 50% de lo que yo genero?, dijo en una entrevista en el programa "Lanata sin filtro", en Radio Mitre. “O sea, hay un doble estándar: para que el Estado me esclavice, entonces sí, pero si yo quiero disponer de una parte de mi cuerpo por el motivo que fuera, ¿cuál es el problema?”, sostuvo el diputado.
E insistió: “Es una decisión del individuo. Es decir, ¿quién soy yo para meterme con el cuerpo de otra persona? El que decidió venderte el órgano, ¿en qué afectó la vida, la propiedad o la libertad de los demás? ¿Quién sos vos para determinar qué tiene que hacer él con su vida? Si es su vida, su cuerpo, su propiedad”.
Y concluyó: “Hay estudios hechos en Estados Unidos que demuestran que, si vos dejás esos mercados libres, funcionan muchísimo mejor y tienen menos problemas. Es una decisión de cada uno”.
La Asamblea Mundial de la Salud sobre el trasplantes
Ante la necesidad de la actualización de los Principios Rectores sobre Trasplante de Órganos Humanos, la 63ª Asamblea Mundial de la Salud reiteró en 2010 la condena a “la adquisición de partes del cuerpo humano para el trasplante y la explotación de las poblaciones más pobres y vulnerables y el tráfico humano que se deriva de esas prácticas”.
A su vez, ratificó que “la donación voluntaria y no remunerada de órganos, células y tejidos de donantes fallecidos o vivos contribuye a prevenir el daño que causa la búsqueda de beneficios económicos o de la obtención de ventajas comparables en transacciones con partes del cuerpo humano, incluido el tráfico de órganos humanos y el turismo de trasplantes”.