El asesor de Donald Trump, Scott Bessent, reveló que el apoyo estadounidense al gobierno argentino se basa en el objetivo de desplazar a China del país. El trasfondo mezcla intereses geopolíticos, minerales estratégicos y nuevas tensiones globales.
Confesiones sin rodeos: la verdadera motivación detrás del apoyo estadounidense
Una reciente entrevista con Scott Bessent, asesor económico de Donald Trump y figura clave en la visión política de Estados Unidos respecto a Sudamérica, lanzó luz sobre las razones reales del respaldo norteamericano a la Argentina de Javier Milei. Bessent fue explícito: “Hay que sacar a China de la Argentina”. La inédita franqueza de sus declaraciones deja en claro que, más allá de los vínculos comerciales y de rescate financiero, el factor central es de índole geopolítica.
China bajo la lupa: los puntos críticos que observan desde Washington
Estados Unidos considera a la Argentina una pieza clave para contener el avance geoestratégico chino en la región. Entre los intereses prioritarios para la Casa Blanca destacan:
- Estación espacial china en Neuquén: Operada desde 2012, es vista con recelo por su potencial aplicación dual, civil y militar.
- Proyecto Atucha III: Central nuclear originalmente licitada por empresas chinas, cuya licitación se encuentra suspendida.
- Base naval en Tierra del Fuego: Visitas recientes de altos mandos militares estadounidenses consolidan la importancia estratégica de la zona.
- Control y explotación de minerales y tierras raras: Materiales esenciales para la industria tecnológica y bélica.
Según Bessent, la administración estadounidense busca asegurar prioridad para sus empresas en la explotación de estos materiales y recursos, en el marco de una pelea global que se intensificó desde que China restringió la exportación de uranio y tierras raras, y Trump respondió con amenazas de nuevos aranceles del 100%.
Un contexto internacional de máxima tensión
La ofensiva norteamericana coincide con un momento de escalamiento global: recientemente, China restringió las exportaciones de minerales críticos y uranio, mientras que Estados Unidos respondió endureciendo su política comercial y planteando una nueva etapa de la guerra comercial entre ambas potencias.
En este tablero, Argentina aparece como el socio llamado a romper la dependencia tecnológica y financiera respecto de China en Sudamérica. Bessent sentenció: “Argentina es la cabeza de ese cambio ideológico y estratégico en la región”, consolidando el lugar clave que Washington asigna a Buenos Aires.
Consecuencias económicas y mensaje al mercado
Más allá del trasfondo geopolítico, Bessent advirtió que, desde la óptica estadounidense, “el peso argentino está subvaluado”, deslizando que el gobierno de Estados Unidos ve margen para inversiones futuras y una presión para estabilizar la moneda local. La Argentina, sostienen, resulta atractiva para los capitales internacionales si se asegura el predominio de intereses occidentales.
La prolongación del conflicto entre Estados Unidos y China ya tuvo impacto en la economía argentina, tanto por variaciones de reservas como por la opción de acceso a líneas de crédito privilegiadas para aliados estratégicos.
Desequilibrio diplomático y postura del gobierno
Si bien el oficialismo argentino negó oficialmente la existencia de una “cláusula anti-China” en los acuerdos bilaterales, las declaraciones públicas de Bessent abren interrogantes sobre el verdadero alcance de la alianza y los potenciales riesgos diplomáticos con Beijing.
Hacia un nuevo mapa del poder en Sudamérica
El testimonio de Bessent y el análisis de especialistas revelan la profundidad de la disputa global y la compleja situación de la Argentina, llamada a reconfigurar alianzas y prioridades en un contexto internacional signado por la competencia entre gigantes. No sólo está en juego el rescate económico, sino también la definición de su horizonte geopolítico y la administración de recursos estratégicos para el siglo XXI.
Fuente/Canal: infobae