Según un informe oficial, el consumo en mayoristas cayó por tercer mes consecutivo, mientras que las ventas en shoppings registraron su primera caída interanual en ocho meses. La contracción del consumo se atribuye a la caída del poder adquisitivo de los salarios.
La recesión económica en Argentina sigue mostrando su impacto directo en los hábitos de consumo de los ciudadanos. Un informe reciente, basado en datos de ventas, revela un panorama sombrío para el mercado. Por un lado, el consumo en el sector mayorista ha sufrido un desplome por tercer mes consecutivo, alcanzando un mínimo histórico desde que el INDEC comenzó a registrar esta serie. Por otro lado, las ventas en los shoppings sufrieron su primera caída interanual en ocho meses.
Detalles de la caída: sectores y causas
La caída en las ventas mayoristas fue del 8,4% interanual, lo que refleja un drástico descenso en la actividad económica general y en el poder de compra de la población. Los sectores más afectados en esta área fueron los productos de limpieza, los lácteos y las frutas y verduras, rubros esenciales para la canasta básica familiar. Esto indica que las familias argentinas están haciendo recortes en sus compras más fundamentales para poder subsistir.
En el caso de los shoppings, la caída ha sorprendido a los analistas, ya que se trataba de un sector que se había mantenido relativamente estable. La baja ha afectado principalmente a las divisiones de Diversión y esparcimiento, Ropa y accesorios deportivos, y productos electrónicos, reflejando que los argentinos han dejado de lado las compras no esenciales para priorizar los gastos básicos. La principal causa de esta situación es el estancamiento de los salarios, que en la actualidad se encuentran en un nivel históricamente bajo en relación a la inflación y el costo de vida.
Un cambio en los hábitos de consumo
El informe subraya que la situación económica ha forzado a 8 de cada 10 argentinos a modificar sus costumbres de consumo. Esto incluye la búsqueda de precios más bajos, la sustitución de marcas y la reducción de la cantidad de productos comprados. Además, se ha registrado un fuerte retroceso en el uso de efectivo y tarjetas de crédito, lo que indica un menor acceso al crédito y un mayor uso de medios de pago que no generan deuda.