Con firmeza y emoción, la acusada negó implicancias, detalló su rutina el día de los hechos y remarcó amenazas recibidas tras su detención.
Una de las acusadas toma la palabra: perfil y contexto
En una jornada clave del juicio por el crimen de Cecilia Strzyzowski, Griselda Reinoso se dirigió al jurado para defenderse de las acusaciones de encubrimiento agravado. Con voz clara, relató que fue esposa de Gustavo Melgarejo, otro de los imputados, y describió su convivencia cotidiana y sus actividades en el campo Rossi, propiedad de la familia Sena.
Desglose de la rutina del día investigado
- 2 de junio, fecha central del expediente: Reinoso explicó que, junto a Melgarejo, su hija y nieta, asistieron a una cena en la casa del vecino Ríos. “Cenamos, tomamos fotos y videos, y sólo salí una vez al kiosco, que está en el mismo predio”, enfatizó.
- La acusada remarcó que no vio movimientos sospechosos ni fuego encendido la noche señalada por la fiscalía. “Volvimos a casa a medianoche para dormir y seguir nuestra rutina al día siguiente”, añadió.
- No conocía a los Sena: Al ser consultada por la fiscalía, aseguró no tener trato personal con Marcela Acuña, Emerenciano Sena ni Obregón, limitándose a saludos ocasionales.
Circunstancias de la detención y relato de amenazas
Reinoso narró que el 11 de junio fue detenida a partir de una denuncia previa de violencia de género. Describió cómo, tras su arresto, la acompañaron al campo para retirar pertenencias junto a su hija y nieta. La medida terminó con su imposibilidad de contacto familiar: “Quedé presa desde entonces; mi hija y nieta volvieron con mi padre”.
Expresó que, durante la detención, fue interrogada por policías y gendarmes. “Me preguntaron si vi algo. Dije la verdad: no recuerdo, no vi nada fuera de lo común”. Remarcó la dureza del encierro, su incomunicación (“No había televisión, dormía en el piso y no sabía de qué se me acusaba”) y denunció amenazas recibidas en la cárcel, tanto por teléfono como de parte de otras internas.

Mención de hechos y descripción de movimientos en el campo
- Reinoso mencionó que, una mañana tras el día clave, vio ingresar un auto blanco al campo, transportando herramientas hasta el fondo. “Entraron, dejaron herramientas y se retiraron. No podía precisar la fecha ni identificar a los ocupantes”, aclaró.
- Relató que la fiscalía insistió reiteradamente sobre movimientos o personas durante su estadía, a lo que siempre contestó desconocimiento, rechazando haber ocultado pruebas o participado de ninguna maniobra ilegal.
Cierre del testimonio y apelación ante el jurado
En el final de su declaración, Griselda Reinoso subrayó: “Soy inocente y no tengo nada que ver con lo que me acusan”. Volvió a insistir en su condición de ajenidad total y pidió ser evaluada con imparcialidad. La escena cerró con agradecimientos al jurado y a su propia defensa, tras una exposición marcada por la calma, la sencillez y el impacto emocional del proceso.

